Y seguimos para bingo, señores. Este segundo volumen de la línea Must Have (dedicado a recuperar todo el periplo de Brian Michael Bendis en las diferentes series de Vengadores) está dedicado fundamentalmente al miembro más insólito y desconocido de la formación. No, no es el Ronin (que todavía no ha aparecido en ninguna página interior pero eso no le impide salir en las portadas). Me estoy refiriendo al Superman de tercera que se sacó Marvel hace unos lustros: El Vigía.
Definido por la editorial como un héroe con el poder de un millón de soles en explosión (un millón, ni uno más ni uno menos) y que además tiene problemas de esquizofrenia, el Vigía fue un movimiento de marketing salido de la imaginación de Joe Quesada y Bill Jemas, que debutó en el año 2000 en su propia miniserie. La principal característica que impulsó su lanzamiento fue la promoción que lo acompañó desde meses antes, asegurando que se trataba de un personaje creado por Stan Lee décadas atrás del que no se sabía nada.
Finalmente, Paul Jenkins se encargó de escribir la citada miniserie, con dibujos de Jae Lee. Además, se lanzaron una serie de one-shots en los que compartía protagonismo con otros héroes de la casa… Y nunca más se volvió a saber del bueno del Vigía hasta que San Bendis, protector de los personajes que no importan a nadie (ni a sus creadores), se acordó de él y lo rescató para Los Nuevos Vengadores.
El Vigía. Carne de Brian Michael Bendis
Si repasamos la trayectoría del autor, veremos que de cuando en cuando le da por un personaje del que nadie se acuerda y lo pone en el centro de todo. Lo hizo con Eco y con Dakota North en Daredevil y también con El Encapuchado, al que quiso dar un estatus de amenaza de primer orden. Nada que objetar, desde luego. El problema es que estos cuatro números se centran en exclusiva en El Vigía, su miedo a ser un psicópata y a cómo puede quedar integrado en estos Nuevos Vengadores.
Estamos ante un Bendis que es más Bendis que nunca, con diálogos eternos que a menudo no llegan a ningún sitio a la par que abusa de su consabido decompressive storytelling. No son malos tebeos en ningún caso, lo que sucede es que la trama que se presentó en el primer volumen apenas avanza debido a sus ganas de hacer molón a un personaje que lo tiene todo en contra para serlo. Y es que directamente es demasiado poderoso para encajar el marco del falso realismo (que envuelve todo aquello relacionado con el Universo Marvel) que no tiene que ver con su vertiente cósmico-celestial.
El principal problema de la trama del Vigía es que su desenlace es totalmente previsible, por muchas trampas que quiera hacer el escritor a la hora de presentarnos la historia. Por eso, pese al ritmo frenético que suele imperar en los textos de Bendis, consigue que la repetición constante de dilema que atormenta a The Sentry (su nombre en el idioma de Shakespeare) acabe siendo algo pesada.
No obstante, hay muchas cosas positivas que resaltar de este Los Nuevos Vengadores: El Vigía. La primera es que en ese empeño de dar un trasfondo inexistente al bueno de Bob Reynolds (alter ego de nuestro nuevo héroe rubiales), hay algunas escenas narradas en el pasado que están dibujadas ni más ni menos que por el genial Sal Buscema. Todo un artesano de La Casa de las Ideas que también se ocupa de algunas portadas alternativas que se reparte, ni más ni menos, con Herb Trimpe.
Los Nuevos Vengadores. Marcando el camino a seguir
De todas formas, dejando de lado al Vigía, en el primer tebeo aquí recopilado seremos testigos de la primera aparición de los Illuminati de Marvel, el cónclave formado por el Doctor Extraño, Mr. Fantástico, Rayo Negro, Namor, el Profesor X y Iron Man. A partir de este momento es cuando Brian Michael Bendis saca el mejor partido de los personajes que toca, a la vez que va constituyendo la columna vertebral de un Universo Marvel que estuvo rendido a sus pies durante más de una década.
Otro detalle destacable es la magnífica dinámica de equipo que se establece entre unos superhéroes que no estaban acostumbrados a trabajar entre ellos, dando lugar a los típicos entorpecimientos a la hora de afrontar las batallas contra el villano de turno o algunos diálogos con bastante chispa. No obstante, se nota demasiado que Jessica Drew y Luke Cage son su ojito derecho junto a Daredevil y Jessica Jones.
Estos números cuentan con el dibujo de Steve McNiven. Un artista que estaba a las puertas de petarlo antes de encargarse de Civil War o El Viejo Logan. Su trazo espectacular no acaba de encajar en las numerosas secuencias de diálogo puro y duro, donde se evidencia que no estaba cómodo dibujando una historia de este tipo, mientras que en las escenas de acción podemos verle desplegar todo un arsenal de recursos (distintos planos, perspectivas, composiciones) donde sí brilla con soltura pese a su racanería a la hora de plasmar fondos.
En definitiva, más allá del tema principal merece la pena acercarse para ver las semillas de la gigantesca historia río que gobernó la editorial durante buena parte de este siglo.
PD: No sé vosotros, pero yo cuando he leído estos tebeos más que recordarme al Superman de Marvel me ha recordado al antagonista de este en la cuarta entrega fílmica, ¡el Hombre Nuclear!