Nadie puede negar que los mutantes son uno de los pilares principales sobre los que se asienta el Universo Marvel. La franquicia que debutó dos años después de la creación del Universo Marvel en los 4F, hace casi sesenta años ya, ha tenido miles de cómics publicados, series de televisión de animación y de imagen real y nada menos que trece películas a día de hoy. Y en los cincuenta y siete años que hace desde el primer número de The X-Men, ha habido, como es de esperar, de todo. Etapas entretenidas, olvidables, y alguna que otra que ha pasado a la historia del cómic. Entre ellas, una de las más recordadas es la de los ingleses Chris Claremont y John Byrne. Y de los treinta y seis números que duró esta inspiradísima colaboración, quizás sea el punto álgido La Saga de Fénix Oscura que acaba de reeditar Panini en la línea Marvel Must-Have.
A estas alturas, el argumento de esta saga es de sobra conocido por todo el mundo, entre los lectores de cómic y también entre los ajenos, habiendo inspirado dos películas de alto presupuesto. Jean Grey, que fue poseída por la Fuerza Fénix tiempo atrás, va perdiendo el control poco a poco. Entre que, por muy mutante que sea, es una simple humana albergando una fuerza cósmica en su interior, y la manipulación mental a la que se ve sometida por Mente Maestra, Jean pierde el control poco a poco. Y lo que en tiempos fue una fuerza del bien acaba cediendo ante un hambre cósmica que ríete tú de Galactus y siendo una amenaza interplanetaria a la que hay que poner freno. Lo de que tiempo después, para resucitar a la fallecida Jean, se sacaran de la manga que realmente no había sido poseída por el Fénix sino sustituída por él encaja un poco raro, pero eso ya son parches posteriores. La saga de Fénix Oscura, tal cual la vemos aquí, es una de las mejores historias que han dado las series X y sigue siendo recordada y reeditada una y otra vez más de cuarenta años después de su publicación original.
Y no sólo en la historia que nos cuentan es potente. Aquí, Chris Claremont está en plena efervescencia creativa, soltando potentísimos conceptos constantemente. A lo largo de este tomo, veremos las primeras apariciones de -atentos- Kitty Pryde, el Club Fuego Infernal, Emma Frost, Sebastian Shaw, Donald Pierce, Dazzler, Sabia y, por supuesto, Fénix Oscura.
La saga de Fénix Oscura es uno de los grandes hitos del cómic superheroico de la Edad de Bronce. Publicada entre enero y sepriembre de 1980, es una historia que, aún siendo claramente superheroica, funciona a varios niveles. Además de la lucha contra la fuerza cósmica, de la presencia de varias razas estelares del Universo Marvel, y del debut de uno de los grandes antagonistas de la Patrulla, tenemos aquí una historia sobre la corrupción de un héroe. Sobre las responsabilidades personales y sobre asumir las consecuencias de los actos de uno mismo. Es precisamente durante los aproximadamente quince años que duró la Bronze cuando se empiezan a tratar temas más más maduros en el cómic mainstream americano, y éste es un ejemplo perfecto de este tipo de historias. Quizás no haya pasado a la historia en ese plano como lo hicieron Green Lantern/Green Arrow, La muerte de Gwen Stacy o El demonio en la botella, pero aquí también hay mucho donde rascar, aunque quizás no esté tan visible como en las otras obras mencionadas.
Quizás podríamos decir, por poner un pequeño pero, que las técnicas narrativas son claramente hijas de su época y de sus autores. Aunque John Byrne está en uno de los mejores momentos de su carrera, Chris Claremont está desatado en los 70/80. La sobreabundancia de diálogos y de textos de apoyo es totalmente impensable en el cómic superheroico hoy en día. Han pasado cuarenta y un años desde que esta saga empezó a publicarse y el medio ha evolucionado por caminos que la alejan de ella. No quiero decir en absoluto que huela a rancio, como si ocurre con otras obras de la editorial de pocos años antes, sólo que a un lector recién llegado y acostumbrado al decompressive puede resultarle extraña la densidad de esta historia. De hecho, si La saga de Fénix Oscura viera la luz hoy en día, casi con toda seguridad lo haría convertida en un macroevento que se dejaría sentir por todas las series marvelitas. De hecho, Vengadores contra Patrulla X lo fue y tenía muchísima menos chicha que estos nueve números…
También puede resultar un tanto extraño, mirado con ojos de hoy, la cantidad de cabos sueltos que hereda este arco argumental de momentos anteriores y los que deja abiertos para los meses posteriores. El primer contacto de Jean Grey con Jason Wyngarde -que se revela como Mente Maestra en estas páginas- tiene lugar en el nº 122. Las primeras páginas del 129 con el que se abre este tomo son un epílogo de la Saga de Proteo, serializada entre los números 125 y 128. Se está tratando también aquí las consecuencias del regreso del Profesor Xavier a la Mansión. En esta época, Uncanny X-Men no es una serie pensada en la reedición posterior por sagas en tomo cerrado. Es una serie mensual, construida con la grapa mensual como unidad individual aunque tuviera planes a largo plazo. Lo dicho, hija de su época. Y no para mal, precisamente.
Parece que hoy en día, para dignificar el medio, todo cómic tuviera que mirarse en Watchmen y el resto de series que acabaron con la Bronze Age. Pero hay obras en el pasado como ésta que nos ocupa hoy que demuestran que se puede hacer una historia completamente superheroica y a la vez compleja sin salirse de los convencionalismos del género. Sólo hay que evitar tratar al lector como si fuera imbécil. Lo de tener unos autores con un nivel de inspiración que pocas veces se ha visto en sus mejores años también ayuda, la verdad. En resumen: La saga de Fénix Oscura se merece por completo el apelativo Must-Have que da nombre a la colección. De hecho, es posiblemente el tomo que más se lo merece de los que han visto la luz en esa línea hasta el momento.