Veinticinco números duró la etapa de Joss Whedon y John Cassaday en Astonishing X-Men, una cabecera que llegó para ser la serie central del relanzamiento X-Men Reload de 2004. Los múltiples retrasos que tuvo esta serie hicieron que su publicación se extendiera a lo largo de cuatro años en lugar de los dos esperables para una serie mensual, pero la espera mereció la pena comercialmente. Veinte años después de su publicación original esta serie se sigue reeditando, pese a los no pocos momentos polémicos que tuvo, a diferencia de otras series coetáneas, como el tercer volumen de Alpha Flight, Distrito X o la serie en solitario de Emma Frost. Y ahora, con Imparable tenemos el final de esta serie en Marvel Must-Have. Spoilers adelante, por cierto. De cosas que ocurrieron hace más de década y media y de las que corrieron ríos de tinta, pero spoilers a fin de cuentas.
La Increíble Patrulla-X es una serie que intenta conseguir un equilibrio entre molonismo actual -para la época- y homenaje y respeto a las etapas clásicas del grupo. Los dos últimos arcos argumentales de este equipo artístico, Desgarrada e Imparable, realmente forman una única historia en la que Whedon recrea su propia versión de la Saga de Fénix Oscura. En Desgarrada, una nueva versión del Club Fuego Infernal ataca a la Patrulla a través de la manipulación mental de la psíquica del grupo, Jean Grey en la historia clásica y Emma Frost en esta versión moderna. El telépata que encabeza el ataque no es Mente Maestra, que llevaba muerto más de diez años a estas alturas, aunque el personaje que toma su papel tampoco estaba precisamente en activo en el momento en el que esta historia ocurre. Por si el paralelismo entre ambas historias no quedara suficientemente claro, tenemos también una escena en las alcantarillas, en la que Kitty replica la clásica viñeta protagonizada por Lobezno.
En Imparable salimos al espacio. Y si en el clásico de Claremont y Byrne los antagonistas fueron los Shi’ar, aquí le toca el turno a Breakworld, el mundo de origen de Ord, al que vimos en el primer arco de la serie con una cierta simetría. Y si la serie termina con la misma raza antagonista con la que empezó, también hay una simetría mortal: Astonishing empieza con una resurrección y termina con una muerte. En el mencionado planeta, con la presencia también de Abigail Brand y de Peligro, tendrá lugar el juicio de un miembro del equipo y todo termina con la muerte de una mutante deteniendo una bala gigante -ejem- de Breakworld disparada contra la Tierra para destruirla. Bueno, muere the Marvel way, que año y pico después estaría de vuelta.
Hay que reconocer que el dibujo de John Cassaday está a un nivel altísimo, aunque un par de peldaños por debajo de lo que hizo en Planetary. Y que el ritmo de la historia es vibrante y tremendamente dinámico, responsabilidad tanto del dibujante como del guionista, que también escribe unos díalogos impecables. Pero si bien es cierto que en lo técnico pocas pegas se le pueden poner a esta serie, hay varios momentos de bastante mal gusto y de un retrato bastante cuestionable de personajes femeninos. Con el tiempo, y por lo que contaron varias de las personas que trabajaron con Joss Whedon en Buffy, Liga de la Justicia o Vengadores, resultó ser una persona tremendamente tóxica y abusiva, y aunque, haciendo el esfuerzo de separar obra de autor se puede disfrutar La increíble Patrulla-X, es bastante evidente que los mencionados momentos turbios vienen de un autor que es el tipo de persona que ahora todos sabemos que es.
Tras el final de la etapa de Whedon y Cassaday, el responsable de la serie pasó a ser Warren Ellis, que firmaría, entre números de la serie regular y miniseries, un total de dieciocho números, que Panini aún no ha anunciado si publicará o no en Must-Have. Menuda puntería la de la Casa de las Ideas en esta serie, sustituyendo a un tipo chunguísimo por otro que no resultó ser precisamente mejor.
Con este tomo termina uno de los grandes clásicos post-Morrison de la Patrulla-X, quizás el mayor éxito comercial -que no de calidad- de la franquicia mutante entre la partida del escocés que tan buenas obras dio dentro de DC y la llegada de Jonathan Hickman y su Era de Krakoa. Estos dos tomos son un tebeo entretenido y con momentos muy impactantes, pero con varios peros, tanto en lo argumental como en el tratamiento de personajes, que si se consiguen pasar por alto pueden dar un buen rato de lectura palomitera.
