Dinastía de M, el crossover que lo cambió todo
En el año 2000 Joe Quesada fue ascendido a Editor Jefe de La Casa de las Ideas, amparado por el éxito de la línea Marvel Knights, que insufló nueva vida a personajes como Pantera Negra, Daredevil, Punisher o los Inhumanos. Quesada centró su primer lustro en el cargo en potenciar las series principales de la editorial con autores que o bien habían trabajado muy poco en Marvel o ni siquiera se habían acercado a ella.
Otro rasgo muy distintivo de aquella primera etapa es que se perdió por completo la ilusión de que el Universo Marvel era un cosmos de ficción compartido. Cada serie iba a su aire y además las portadas eran tan impersonales (normalmente basadas en el prota de la serie en alguna pose molona ilustrada por un autor “hot”) que podían intercambiarse perfectamente de un cómic a otro. Lo cierto es que esto se hizo porque así facilitaban la edición de los recopilatorios, que fue otro bastión conquistado por Joe Quesada.
Sin embargo, había un grupo reticente de aficionados que se mostraban asqueados ante situaciones como que en Los Vengadores de Kurt Busiek se librase una guerra en la que Kang conquistaba la Tierra y arrasaba Washington y esto no se reflejase ni remotamente en otras colecciones.Pues parece que estuvieron de suerte, porque Joe Quesada anunció a bombo y platillo el primer gran crossover de su etapa bajo el nombre Dinastía de M.
Habría que desplazarse hasta el año 2000 y la nefasta Maximum Security para encontrar otro cruce similar. La maquinaría de marketing de la editorial sabía lo que se hacía. Simplemente colaron un teaser ilustrado por Olivier Coipel, en el que aparecían los recientes, y exitosos, Nuevos Vengadores de Brian Michael Bendis, los Asombrosos X-Men de Joss Whedon y algunos héroes más que habían sobrevivido a la debacle de Avengers Disassembled durante la cual palmaron un buen número de personajes por una ida de pinza de la Bruja Escarlata.
Dinastía de M. Echadle la culpa a Wanda
Hay que reconocer que Quesada, Bendis y compañía tiraron por lo fácil. Que la Bruja Escarlata se salga de sus casillas montándola parda es un tropo de la editorial. Tanto, que ha terminado por trascender al medio audiovisual, como hemos podido ver en la serie de Wandavision o en la película de Dr. Strange en el Multiverso de la Locura. Ahora bien, en el cómic que nos ocupa la idea está ejecutada de manera un poco torpe, no estando exenta de un buen número de facepalms.
Dinastía de M arranca con una reunión de Vengadores y miembros de la Patrulla X que debaten sobre la necesidad o no de matar a Wanda Maximoff. Ya para empezar esto es algo que escama, porque si bien hay muchas voces en contra de cometer el crimen, los que están a favor también son numerosos y sorprendentes. Se podrían decir varias cosas del guion de Bendis: que si no estaba preparado para escribir a tantos personajes, que si no tiene ni idea de cómo es el carácter de algunos héroes, que si esto, que si lo otro. Personalmente, creo que al guionista se la trae al pairo cometer errores de este tipo. Él tiene una historia que contar y sabe cómo quiere contarla. El resto son daños colaterales.
Con un ritmo narrativo que no deja un solo momento de descanso al lector, Dinastía de M pisa el acelerador mostrando un mundo imaginario en el que cada héroe (y villano) mutante (aunque hay otros bien parados como Peter Parker y Carol Danvers) parece haber conseguido el sueño de su vida. Estos fragmentos de la trama son bastante interesantes mostrando algo así como un What If? muy bien hecho, pero tampoco aporta mucho más.
El mayor problema que lastra el resultado final de Dinastía de M es su desarrollo. La extensión de ocho números se muestra excesiva para lo que nos acaban contando, existiendo páginas y más páginas donde los héroes de la “resistencia” van de un lado para otro reclutando miembros de pelea en pelea. Ni siquiera la presencia del interesante personaje de Layla Miller (del que luego sacaría petróleo Peter David en X-Factor) salva el día.
En la parte positiva nos encontramos con las devastadoras consecuencias de la Dinastía de M. Las páginas finales del evento quitan el aliento, haciendo olvidar todo lo que comentaba anteriormente. Dejan con ganas de saber más sobre qué pasará con “esos” personajes. Las tres palabras que mencionó Wanda en el número siete lo cambiaron todo, al menos durante unos pocos años.
En definitiva: Dinastía de M es un tebeo irregular cuya lectura es, por lo menos, muy entretenida. Si que creo que es una obra de obligada visita por todo fan de Marvel que se precie, porque sentó la base de lo que serían los crossovers actuales de la editorial con una miniserie central acompañada de un buen número de tie-ins, cuyas consecuencias son bastante notables durante un tiempo, sirviendo de base para el landscape de turno. Además, como he dicho, está dibujado de manera soberbia por Olivier Coipel.
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