Cuando se estrenó Los Vengadores, hace ya diez años, Marvel -la división de cómics- se ocupó de que hubiera en el mercado series de cada uno de los personajes protagonistas. En el caso del Capitán América, Thor o Iron Man no era un problema, son personajes que salvo en momentos muy puntuales siempre han tenido un título en el mercado. Pero en la película de Joss Whedon había un patito feo: Ojo de Halcón nunca había tenido una serie de larga duración. De hecho, no tuvo su primera serie limitada hasta casi veinte años después de su creación. Y cuando se estrenó la película, casi medio siglo después de su debut en Tales of Suspense nº 57, aparte de varias series limitadas, sólo había tenido dos series regulares: una en solitario en 2003 que duró tan solo ocho números, y otra compartida con Pájaro Burlón que se quedó en seis. El estreno de la película, combinado con un equipo creativo de primera línea formado por Matt Fraction y David Aja vendrían a cambiar eso.
En esta serie, que formó parte de la línea Marvel NOW! desde su sexto número, Fraction y Aja alejan al protagonista del género superheroico en el que se ha movido desde su creación para llevarlo a un entorno más urbano. En la primera página del primer número americano -no publicada por Panini en este tomo, en su línea habitual de no publicar las páginas de créditos originales- se resume así el planteamiento de la serie:
Clint Barton, a.k.a. Ojo de Halcón, se convirtió en el mejor tirador conocido por el hombre.
Después se unió a los Vengadores.
Esto es lo que hace cuando no está siendo un Vengador.
Eso es todo lo que necesitas saber.
Y, efectivamente, este planteamiento nos deja razonablemente claro lo que nos vamos a encontrar a lo largo de las quinientas y pico páginas que tiene este volumen. No es una historia fuera del Universo Marvel, y de hecho hay apariciones esporádicas de conocidos héroes y villanos de la editorial, pero se centra en la parte más cotidiana del personaje, si es que tal cosa existe para un héroe disfrazado. ¿Y a qué se dedica aquí Clint Barton? Todo empieza por culpa de la empatía. De ver cómo unos mafiosos rusos están subiendo el alquiler de los inquilinos de un edificio hasta que no puedan pagarlo para echarlos y sacar más pasta de la que pagan. La gentrificación como villano, vamos. Un villano al que no se puede combatir a golpes, pero Clint intentará hacer lo que esté en su mano para ayudar a esta gente, aunque sea un problema que no se puede solucionar flechazos. No todo, al menos.
Y éste es uno de los ejes principales alrededor de los que gira esta serie. El otro, posiblmenete, sería la aparición, en su segundo número, de otro personaje con el que Barton comparte alias superheroico: Kate Bishop, la heroína adolescente que debutó en Jóvenes Vengadores siete años antes y que adopta el nombre de Ojo de Halcón un año después de su primera aparición, siendo a estas alturas uno de los personajes de legado de la editorial mejor construídos y más apreciados por el fandom.
El origen creativo de esta serie parte de una discusión entre Joe Quesada y Brian Michael Bendis. Según contaba este último en su libro Words for pictures, Quesada defendía que el éxito de los primeros tiempos de Marvel se debía a que Stan Lee dejaba en manos de los dibujantes el desarrollo de la historia, lo que era conocido cono Método Marvel. Según Bendis, esa forma de trabajar es de vagos. Fraction sintió curiosidad ante esta diferencia de enfoques y decidió probar en uno de sus siguientes trabajos a ver si era capaz de escribir guiones de este estilo. El resultado final, a nivel narrativo, es un rotundo éxito… cuyo mérito recae precisamente en el cocreador de la serie, David Aja. Un guion escrito con el Método Marvel funciona si y sólo si el dibujante es un buen narrador, y David Aja es un ilustrador especialmente dotado, y un diseñador a la altura. Si a eso añadimos la especial capacidad de Matt Fraction para escribir diálogos, una de sus principales habilidades, tenemos a dos autores que ya habían trabajado juntos previamente -en El Inmortal Puño de Hierro– dedicándose cada uno a lo que mejor sabe hacer, llegando a presentarnos complejos experimentos de brillante resultado como el número contado desde el punto de vista del perro Fortu -otro de los carismáticos secundarios de la serie- o el que nos pone en la piel de Clint después del suceso que le deja sordo. Aunque el resultado final haya sido impecable, Fraction no ha quedado del todo satisfecho con la experiencia y recomienda no utilizar esta técnica.
Aunque narrativamente la serie sea perfecta de principio a fin en los números que dibuja Aja, notándose un poco menos fluida en los que dibujan otros autores, el interés argumental de la misma decae en su segunda mitad. Hasta el anual protagonizado por Kate Bishop la serie es una delicia. Una lectura que atrapa y pierdes la noción del tiempo. Pero el último arco argumental Río Bravo, que ocupa los diez últimos números, acaba haciéndose un tanto pesado. No ayuda que cuatro de los diez números estén dibujados por Annie Wu, posiblemente la ilustradora menos dotada de todos los que pasan por esta serie.
La primera edición de este volumen se agotó hace tiempo ya, como era de esperar por el boca a oreja de los aficionados y la cantidad de premios que cosechó durante los tres años que duró su publicación original. Con motivo del estreno de la serie de Disney +, innegablemente inspirada en el trabajo de David Aja, Panini la ha reeditado con idénticas características a la edición de 2019. Si se te escaparon tanto los tomos en rústica publicados entre 2013 y 2015 como la anterior edición de este integral, ésta es una buena ocasión para hacerse con una de las series más interesantes de la última década de Marvel.