Reconozco que me chiflan los crossovers, sobre todo los publicados el siglo pasado (y más si son entre personajes de distintas editoriales). Por este motivo tenía muchísimas ganas de que la reedición en formato Marvel Héroes de Los Vengadores de Bob Harras llegase hasta “Operación: Tormenta Galáctica”, la serie que nos ocupa.
Este crossover, entre todas las series de la franquicia vengadora, es la tercera vez que ve la luz en nuestro mercado. La primera vez lo hizo como miniserie en grapa en 1992. Dieciséis años después, en 2008, le llegó el turno a una edición en tres tomos en formato rústica en la primera etapa de la línea Marvel Gold de Panini Cómics. Y como dicen que a la tercera va la vencida, la más reciente edición es este voluminoso tomo que reúne los diecinueve capítulos de la “Operación: Tormenta Galáctica”, o lo que es lo mismo: la Guerra entre los Imperios Kree y Shiar.
Inicialmente planeada como un arco argumental de la serie “Quasar” de Mark Gruenwald y Greg Capullo, este crossover acabó mutando debido al éxito que tuvieron este tipo de eventos en Marvel Comics. No es ni mucho menos el primer cruce entre los personajes de la editorial, pero sí que fue de los pioneros en hacer que cada una de sus partes (obligando a los lectores a comprar todas las colecciones implicadas) fuera imprescindible para seguir correctamente los acontecimientos de la historia. Hasta el momento, el único precedente era “Proyecto Exterminio”, publicado en 1990 y, tras este, no tardarían en llegar “La canción del verdugo” o “Matanza Máxima”.
Fueron Mark Gruenwald y Bob Harras los principales arquitectos de la “Operación: Tormenta Galáctica”, haciendo que la trama se sustentase sobre una premisa muy sencilla. Los mencionados imperios Kree y Shiar usaban unos portales estelares cercanos al sol para sus maniobras, esto provocó una serie de anomalías en el astro rey que a la larga serían nefastas para la Tierra. Como no podría ser de otra forma, los Vengadores tuvieron que intervenir.
Una de las cosas que más llamó la atención en aquel entonces fue el elevado número de héroes protagonistas. El equipo de guionistas se sirvió de un elemento introducido por John Byrne en su corta etapa, como fue el de que cualquier reservista podría ser llamado a la acción mediante su acreditación como vengador. También ayudó que el grupo estuviera bajo supervisión de la ONU en ese momento. Vamos, que ante una amenaza de nivel mundial tenían que acudir por narices.
Así, se nos presenta un tablero con muchas piezas y bandos. Esto obligará a que Los Vengadores se dividan en tres grupos: uno se quedará en nuestro planeta como salvaguarda, mientras que los otros dos acudirán a cada imperio para tratar de mediar en el conflicto. Lejos de hacer que la trama se disperse, lo que el equipo de escritores consiguió fue que el ritmo fuera endiablado y que la historia se lea con adicción, pues no paran de pasar cosas: Hay muchos giros, alianzas, traiciones y, por supuesto, mucha acción descerebrada.
Otro punto de interés fue que en el transcurso de la “Operación: Tormenta Galáctica” algunos héroes se vieron obligados a tomar decisiones trascendentales de dudosa moralidad, haciendo que el escenario bélico adquiriese cierto tono realista. También es verdad que hay algunos momentos en los que a uno le gustaría abofetear a personajes como Iron Man o Thor (Thunderstrike). Pero si nos ceñimos al conflicto, la animadversión entre el Capitán América y Iron que acabaría desembocando en “Civil War” (2006) bien podríamos decir que comenzó en estas páginas.
En esencia, estamos ante un tebeo de superhéroes puro y duro que en algunos momentos recuerda a algunas etapas de la larga estancia de Chris Claremont en “The Uncanny X-Men” o la clásica Guerra Kree-Skrull con ese comienzo protagonizado por Rick Jones. Por cierto, en aquellos años Rick era un secundario habitual del Hulk de Peter David, personaje que no participó en el evento por petición expresa del propio David, lo que se respetó.
Operación Tormenta-Galáctica. Metáforas a cañonazos
No, no voy a dejar pasar la ocasión de comentar los evidentes paralelismos entre el título de esta saga y la “Operación: Tormenta del Desierto” llevada a cabo por el ejército estadounidense durante la Primera Guerra del Golfo en 1990 y 1991. Se puede apreciar la sutil revisión que se hace de la postura intervencionista de Estados Unidos en el conflicto. Pero lo más evidente, al menos para mí, es la comparación que se hace del gran villano de la saga (no diremos cuál es) con la del dictador Saddam Hussein y su misión de recuperar Kuwait al precio que sea necesario, siendo representado como un líder cruel, sin apego alguno a la vida ya sea de amigos o enemigos. Y, bueno, el destino final de dicho villano seguro que fue el sueño húmedo de militares y altos mandos del ejército yankee.
La parte artística viene firmada por algunos artistas interesantes en los primeros pasos de sus carreras como Greg Capullo, Patrick Oliffe o Steve Epting. Por lo general, el acabado gráfico de la “Operación: Tormenta Galáctica” es muy competente. No obstante, es cierto que hay momentos en los que se echa de menos alguna estrella de renombre, especialmente en el “Captain America 400”, un tebeo que debería haber contado con un dibujante a la altura de las circunstancias. Sobre este punto, conviene recordar que, en los años noventa, la franquicia vengativa era el patito feo de la editorial, muy por detrás de Spiderman o los mutantes.
Sea como fuere, creo que este crossover ha ganado enteros con el tiempo, siendo un buen ejemplo de cómo una correcta planificación y coordinación puede dar como resultado una historia de calidad tan divertida como efectiva.
La edición de Panini contiene un buen puñado de extras: desde un prólogo de Julián Clemente, pasando por artículos de la revista “Marvel Age”, portadas, ilustraciones de publicidad o cubiertas y páginas interiores en blanco y negro.
PD: ¿Soy el único que recuerda el arcade de lucha 1 VS 1 con gráficos renderizados basado en esta historia?