Durante muchísimos años, Marvel Comics ha jugado con el pasado de Logan como ha querido. Sin llegar a desvelar todo el pastel, se nos ha contado que pasa holgadamente los cien años de edad, que ha sido samurái, que fue víctima de horribles experimentos, que se ha casado alguna que otra vez, fue parte del Departamento H de Canadá o que hizo equipo con Dientes de Sable y Maverick en el Team X. Un batiburrillo de ideas que cuando se contradecía o tocaba hacer cambios recurría al ya clásico “ni puto caso, eso eran recuerdos implantados”. Una táctica que dejó de servirles con la finalización del evento “Dinastía de M”.
A raíz de esto, en el seno de la editorial decidieron que ya era buen momento de contar todo lo que no sabíamos del señor Howlett. Por eso se dio luz verde a “Lobezno: Orígenes”, una serie regular bastante apañada (una vez leídos los dos recopilatorios publicados por Panini) con Daniel Way a la cabeza. Hay que reconocer que la premisa de la serie es todo un caramelito para cualquier guionista. El lienzo en blanco que se les brindó para narrar el pasado oculto del personaje ofrece muchísimas posibilidades.
El escritor afronta la escritura de “Lobezno: Orígenes” como si de un thriller de espionaje se tratase, con algunas reminiscencias a las novelas de Bourne de Robert Ludlum (autor al que le encanta jugar con el concepto de “identidad») o de Tom Clancy. Way ha ido tejiendo una compleja tela de araña en la que, además de incorporar elementos nuevos, se ha mostrado respetuoso y deudor del trabajo de otros autores como Paul Jenkins, Larry Hama, Marc Silvestri, Jim Lee o John Byrne. Dibujantes y escritores que en algún punto de su carrera también trastearon con la trayectoría vital de Logan.
Sin embargo, Daniel Way ha ido un poco más allá, sacando nuevos personajes de su chistera y mostrando un nulo temor a meterse de lleno en el barro para tocar algunos de los pasajes más oscuros conocidos de Lobezno. Ahora bien, sí que le encuentro una pequeña pega y es la necesidad de recurrir al héroe Marvel invitado que conocía el pasado de Lobezno pero nunca había dicho nada por x o y. Al final, la mayoría de gente a la que el canadiense ha considerado amiga o amigo no son más que una panda de cabrones.
Quitando este detalle, estamos ante unos tebeos la mar de divertidos, que se disfrutan tanto si se conocen las historias a las que se hace referencia como si no. Daniel Way no será nunca una súper estrella, pero tiene en su haber el suficiente oficio para que sus obras sean dignas de atención. Además, tiene la enorme suerte de contar con un artista como Steve Dillon, que garantiza la estabilidad y coherencia gráfica con su solvente estilo.
Eso sí, no todo son alegrías en este segundo volumen de “Lobezno: Orígenes”. También se incluye el arco “Evolución”, historia extraída de la serie principal “Wolverine”, realizada por Jeph Loeb y Simone Bianchi a modo etapa interina. Se publicó después de los cruces del garras con “Civil War” y un poco antes de “El viejo Logan”. El puñado de números que escribe Loeb (autor que tiene verdaderas joyas) no hay por donde cogerlo.
Casi parece que lo haya escrito en mitad de una rabieta en plan “Si Daniel puede contar el pasado de Lobezno yo también quiero o si no, me enfado y no respiro”. Claro, nano, claro, tú también puedes meter baza. Pero en qué momento, señores, en qué momento. Loeb se saca de la manga que Logan y otros personajes peludos como Sasquatch, Loba Venenosa o Feroz son en realidad una evolución de otra raza, los Lupus. También se inventa una nueva amenaza en la sombra que no llegamos nunca a ver, y aprovecha su corta estancia en el título para crear un nuevo villano… que será usado por Daniel Way en un futuro próximo. Así que esto explica que hayamos visto este puñado de números en el tomo que ocupa esta reseña. De los personajes que se carga de forma gratuita mejor hablamos otro día.
Tampoco ayuda lo más mínimo el confuso dibujo del italiano Simone Bianchi. Este dibujante hará portadas muy bonitas, pero los interiores muchas veces son una sucesión de estampas con una narrativa estática y rígida. Las splash pages le quedan muy bien, claro, pero es que ese es su rollo. Lo único bueno que puedo decir es que al menos Loeb le da ritmo a “Evolución” y se lee en un suspiro. Por desgracia, no se olvida con la misma facilidad.
Este segundo Marvel Héroes dedicado a recopilar “Lobezno: Orígenes” incluye dos números de lo más interesantes. El primer anual de la serie, dibujado por Kaare Andrews, en clave noir y que empalma con la historia de Jeph Loeb y un “What IF” que traslada a Lobezno a los años 20, a la ciudad de Chicago en plena Ley Seca. Un par de aventuras entretenidas que suponen un cierre notable.
A modo de extras podemos encontrar una larga entrevista a Daniel Way publicada originalmente en los especiales de “Marvel Spotlight”, bocetos a lápiz y portadas alternativas.