Si me dicen hace diez años que en el futuro tendría la ocasión de poder leer toda la mítica etapa del Capitán América de Mark Gruenwald en tapa dura, ordenada y con todos sus complementos seguramente no lo habría querido. Siempre se ha dicho que la estancia del malogrado guionista era demasiado larga, demasiado irregular. Pero bueno, si algo bueno han tenido las películas de Marvel Studios es que han convertido al Capi en un icono mundial, circunstancia que a buen seguro ha facilitado la recuperación de este material tanto en Estados Unidos (gracias a la línea Epic Collection) como en España dentro de Marvel Héroes.
En este cuarto volumen del vengador de las barras y estrellas escrito por Mark Gruenwald nos encontramos con los números 372 a 397 americanos, más varios anuales. Es decir que nos quedamos a las puertas de la llamada “Operación: Tormenta Galáctica”. Los números comprendidos entre el 372 y el 386 fueron editados en su momento por Cómics Forum dentro de su colección “Grandes Sagas”, pero el resto (y que dan título a este tomo) permanecían inéditos en nuestro país.
Mark Gruenwald y el Capitán América contra las drogas
Empezaremos hablando de “Calles envenenadas”. Para ello hay que tener en cuenta que el cómic que nos ocupa se publicó en la recta final del mandato de Ronald Reagan como presidente de los Estados Unidos. Durante su legislatura, el presidente de los Estados Unidos realizó una fuerte embestida contra el consumo de drogas en su país. Una campaña que tuvo su eco en el mundo del entretenimiento, especialmente en el séptimo arte. En aquellos años dorados del cine de acción predominaron como setas las cintas en las que los héroes de turno (chuache, Stallone, Gibson, Seagal o quien ustedes quieran) debían enfrentarse al despiadado narcotraficante de turno.
Los tebeos también se vieron salpicados de esto. Mark Gruenwald fue poco a poco convirtiendo a su versión de Steve Rogers en un auténtico G.I.Joe capaz de cualquier cosa, de fuerte moral e inquebrantable sentido del deber, llegando al punto de plantear un dilema tan absurdo como el siguiente: ¿qué derecho tiene el Capi de condenar a la gente que se droga si él consiguió sus poderes gracias a una?
Casi parecía el típico mensaje de “chicos, no toméis drogas” que podía aparecer al final de un capítulo de “Masters del Universo” o de “Capitán Planeta”. De hecho, la guerra del Capi contra las drogas continúo hasta 1991 con la aparición de dos especiales benéficos que incluso llevaban en portada el sello del F.B.I. Si sois cuarentones recordaréis que muchos arcades de la época incluían un mensaje antes de la intro que rezaba “los chicos listos no toman drogas”, acompañado del sello de la oficina federal de investigación.
No obstante, dejando de lado este hecho hay que reconocer que Mark Gruenwald supo ofrecer diversión en sus guiones. Este puñado de tebeos del héroe abanderado van como un tiro (un tiro, je, perdón por la broma). El autor imprime un ritmo casi sobrenatural a la obra que, desde luego, era muy superior a la media de la época. Además, también sacó al Capi de su zona de confort para enfrentarlo ni más ni menos que a Kingpin en esta primera historia.
También me parece destacable el gran trabajo que realiza Gruenwald con el equipo de secundarios que hace las veces de equipo civil de apoyo a Los Vengadores, con John Jameson y Peggy Carter a la cabeza. La presencia de estos personajes servía a menudo de catalizador para diversos arcos argumentales como el citado “Calles envenenadas”. Sobra decir que como es habitual en el mundo del cómic, todo cambia para que todo siga igual, por lo que creo que no es necesario que nos extendamos más con este arco.
A continuación tenemos un bizarro número, el 383, que sirve para conmemorar el cincuenta aniversario del Capitán América desde que debutó en Timely Comics. Formado por varias historias cortas, la mejor es de lejos la que firma el propio Mark Gruenwald en la que el Capi hace un viaje a lo largo de la historia de América en la que se cruza con personalidades como John Henry o el Tío Sam. Tan surreal como suena.
El cómic que tengo entre manos también sirve como espejo del momento editorial de Marvel Comics. Uno muy concreto en el que parecía no tener muy claro qué hacer con los anuales de sus series. Tras pasar de los eventos masivos como “Atlantis Ataca” o “La Guerra de la Evolución”, llegó el momento de hacer mini crossovers que implicasen a varios anuales, no necesariamente de la misma familia. Así tuvimos “Factor Terminus”, “Los Bits del Sistema”, “Las Guerras Subterráneas”, “Asesinos de Héroes” o, la que nos ocupa, “El Gambito Von Strucker”. Se trata de un cruce a tres bandas entre el bueno de Stevie, Daredevil y Punisher. Los héroes apenas interactúan entre ellos pero deben enfrentarse a algunas creaciones del antaño líder de Hidra. Tan prescindible, como entretenido. Lo bueno es que es cortito, por lo que no satura en ningún momento.
Ahora ya sí, llegamos a “La estrategia Superia”, una historia 100% Mark Gruenwald que incorpora elementos más propios del género de espías o de aventuras al manido cómic de superhéroes. Tenemos una villana de nuevo cuño al más puro estilo James Bond que pretende dominar el mundo con un ejército formado exclusivamente por supervillanas. El hecho de ser todo un continuity cop le vino de perlas para extraer el petróleo de las alcantarillas de la editorial, rescatando personajes de los que ya nadie se acordaba. ¿El resto? Pues el Capi y Paladín tratando de rescatar a varios personajes a bordo de un crucero atestado de súper piradas. Su genialidad radica en la simpleza de la premisa y en la honestidad con la que es llevada a cabo, convirtiendo esta cabecera en un vehículo de evasión perfecto.
Otro elemento destacable es el enorme protagonismo que tienen los villanos en los guiones de Mark Gruenwald, copando casi la misma importancia del héroe, además del número de páginas. La sociedad Serpiente, Cráneo Rojo, Calavera…entre otros se dejarán caer por aquí, ya sean en las historias principales o en muchas de las historias de complemento que incluyeron en su momento, con la finalidad de hacer de Captain America una serie quincenal en los meses estivales.
La parte artística de Marvel Héroes. Capitán América: La Estrategia Superia viene firmada sobre todo por Ron Lim y Rick Levins (con un novato Mark Bagley firmando muchos de los complementos). No son dibujantes conocidos por su brillantez o espectacularidad gráfica, pero son competentes y cuentan con la suficiente habilidad para plasmar con eficacia los dinámicos guiones de Mark Gruenwald.
En definitiva, lo estoy pasando en grande con esta etapa por lo que estoy deseando leer lo que sigue a continuación (sí, soy consciente que toca lo del «Capi Lobo»).
La edición de Panini incluye los extras habituales de la línea: Introducción a cargo de Julián Clemente, pin pus, publicidades de la época, reproducción de páginas originales o galería de portadas raras, descartadas o extraídas de recopilatorios diversos.
