¿Fans del Capitán América en la sala? Seguro que hay muchos, o al menos los había. Si sois de los que habéis abandonado la cabecera del Vengador de las barras y las estrellas cansados del refrito y el sopor causado por Ta-Nehisi Coates (que será un gran escritor y periodista, pero como guionista de cómics tiene mucho que aprender), y tampoco acabasteis de conectar con el capi de Rick Remender, permitid que os hable un poco de la sencilla y divertida versión que nos ofreció Mark Gruenwald durante diez años, a caballo entre los ochenta y los noventa.
Panini puso a la venta hace unos meses el volumen 104 de su línea Héroes Marvel, el tercero dedicado a recuperar la etapa de Mark Gruenwald en lo que al Capitán América se refiere. Unos cómics que no tenían otra pretensión que la de servir de entretenimiento, cometido con el que cumplen más que de sobra. Gruenwald se encargó de crear toda una mitología en la serie del Capitán, ya fuera creando personajes como Calavera o el U.S.Agente o devolviendo a la grandeza a otros como Cráneo Rojo, el Barón Zemo o la Sociedad Serpiente.
Este tomo recopila los números 351 a 371 de Captain America con el único añadido de un fragmento del número 44 de West Coast Avengers, protagonizado por John Walker en su nueva identidad (que sigue manteniendo hoy en día) y que a juzgar por su implicación en el MCU a raíz del desenlace de Falcon & Winter Soldier está para quedarse mucho más tiempo. Pero quitando esto, tenemos una ración nada desdeñable de veintiún episodios del Capi.
Sobre estas líneas portadas de la anterior edición española de este material
Además, se trata de un material muy especial, puesto que no se ha reeditado nunca en España y en su momento lo hizo un poco de aquella manera: Unos cuantos números en la serie de grapa bimensual que compartía el Capi con Thor, otros cuantos en un tomo de Grandes Sagas, la historia que da título al tomo como miniserie dentro de la serie antológica de Héroes Marvel, los episodios concernientes a Actos de Venganza en la serie de los Vengadores e incluso un par de números inéditos hasta la fecha.
Seguro que pensáis que si todavía no lo habían editado de nuevo sería por algo. Cierto es que las etapas de Mark Waid y Ed Brubaker son mucho más redondas, pero los guiones de Mark Gruenwald tienen un clasicismo más que evocador y se nota el cariño que el autor sentía por Steve Rogers en cada plancha. Aunque mejor vamos a hablar un poco del contenido como tal de este Capitán América: La búsqueda de la gema de sangre.
Aventuras en estado puro protagonizadas por el Capitán América
Si algo destaca en la forma de escribir de Mark Gruenwald era que trataba a los personajes de una forma totalmente canónica a como fueron concebidos, pero tratando de actualizarlos a los tiempos que corrían en ese momento. Enciclopedista y fan declarado del Universo Marvel, era único a la hora de hacer de Continuity Cop rescatando personajes y lugares de aquí y de allá, pero siempre atando en corto al personaje y evitando lo máximo posible la aparición de personajes invitados.
Gruenwald tuvo la suerte de que el Capi era un personaje que no importaba demasiado al resto de autores, y que más allá de su pertenencia a los Vengadores de la época apenas tenía peso en la editorial. Ni siquiera la fallida película de acción real de 1990 de la Canon hizo que esto cambiara. Lejos de ser un Handicap, el escritor tuvo la libertad de desarrollar la historia como quiso, con todo tipo de subtramas desarrolladas a largo plazo. Se divirtió de lo lindo, algo que supo transmitir a los lectores.
El tomo comienza con varias aventuras cortas que contaron con la aparición de la Guardia de invierno soviética y con Nick Furia tratando de liquidar lo que quedaba de Shield (que estaba siendo desmantelada). Historias donde Mark Gruenwald abraza el lado más conspiratorio del personaje, con intrigas políticas que incluyen la aparente muerte de un secundario de la serie. Estos números cuentan con dibujo de Kieron Dwyer (sí, el ahijado de John Byrne), que muestra un trazo muy dinámico, además de demostrar que es un frikazo del quince colando homenajes nada disimulados a Terminator y Robocop en varias páginas.
Personalmente me ha gustado mucho la saga desarrollada entre los números 355 a 357, donde Steve Rogers debe investigar la desaparición de muchos adolescentes recurriendo a la eterna Sersi para que le rejuvenezca, pese a perder temporalmente sus poderes. En este pequeño arco, Mark Gruenwald deja claro que el joven Steve estaba destinado a la grandeza y que lo que hace de un Superhéroe ser súper no son únicamente los poderes. Lástima que el dibujante sea Al Milgrom, que eleva a un nivel desconocido el término de fealdad, demostrando una total desidia a la hora de dibujar expresiones faciales o fondos en sus viñetas.
Ahora sí, llegamos a la mítica La búsqueda de la gema de sangre. Seis números que son la mejor película de Indiana Jones protagonizada por un superhéroe que jamás podréis leer. Tiene todo lo que hizo mágica a la trilogía dirigida por Spielberg (sí, trilogía), a saber: una chica que solo se mete en problemas con mucho carácter (iguana), ir tras la caza de un artefacto místico (la gema sangrienta), nazis (el Barón Zemo), secuaces llamativos (Batroc, Zaran y Machete) y todo tipo de situaciones recurrentes para el bueno de Harrison Ford: desde huir de civilizaciones antiguas (incas en este caso) o caer en pozos plagados de serpientes, e incluso encontrarse con La Momia Viviente, la versión Marvelita de este monstruo clásico.
Como buen relato clásico de aventuras con aroma Pulp, La búsqueda de la gema de sangre es todo un tour de force que hará a los dos bandos correr de un lado para otro con tal de hacerse con el preciado trofeo que se encuentra dividido en cinco fragmentos. No es una historia que al leerla os cambie la vida, y tampoco es que su desarrollo y consecuencias sean definitorios en la trayectoria del personaje, pero es trepidante, divertida y con grandes cliffhangers. No hace falta nada más.
Del resto de números implicados son destacables los números de Actos de Venganza… Ya sabéis, aquel pifostio orquestado por John Byrne donde cónclave de villanos se cambiaba a sus némesis para que así los héroes se tuvieran que pelear contra enemigos a los que no estaban acostumbrados a tratar. Ni que decir tiene que, creativamente, la saga fue un poco castaña pero los números del Capi fueron los mejores por varios motivos.
En primer lugar, porque Mark Gruenwald sacó petróleo de la interacción de los villanos con epílogo protagonizado por Magneto y Cráneo Rojo que es gloria bendita. Y por otro lado, tuvimos el que fue uno de los mejores encontronazos de todo el crossover con el Capi y el Controlador como contendientes, con el siempre agradecido aderezo de Namor.
Algo también curioso es que casi todos los números contaron con historias de complemento protagonizadas por secundarios como el U.S.Agente, Vagabunda, Azote o incluso Cobra. Por lo general son historias bastante prescindibles, salvo las protagonizadas por el primero y por el asesino de delincuentes. Aunque la de Cobra es bastante curiosa, con un villano cobarde y codicioso consciente de sus limitaciones y que debe hacer frente a sus miedos enfrentándose a Mr. Hyde.
Dicho esto, estamos ante quinientas páginas que se leen con una facilidad pasmosa y que dejan con un gran regusto. Como es habitual, la edición de Panini viene sazonada con múltiples extras como portadas, arte original de algunas páginas y un más que interesante epílogo escrito por el editor Ralph Macchio. Y no, no es pariente del actor de Karate Kid… que sepamos.