Corría el año 1966 cuando DC decidió hacer evolucionar su serie The Brave and the Bold de una cabecera contenedora de aventuras dispares con personajes o grupos aleatorios (desde el Gladiador Dorado, Hawkman, o la JLA hasta el debut del Escuadrón Suicida) a una serie en la que su personaje estrella (Batman) compartiera aventuras con otros personajes o grupos de la editorial. El experimento no fue mal, y ese fue el germen para que Stan Lee pensara que qué mejor formato para una nueva colección del personaje que estaba acaparando toda la popularidad a principios de los años 70: Spiderman. Panini edita ahora Marvel Gold Marvel Team-Up 1. ¡La Guerra del mañana!, que reúne los primeros 22 números de la cabecera que hizo compartir al arácnido aventuras con todo tipo de personajes del Universo Marvel.
La historia trae miga, porque surgió en un momento relativamente convulso para la editorial, en el que Stan Lee pasaba a convertirse en Presidente de Marvel y Roy Thomas en Editor Jefe. Eso pasó casi a la par que decidían echar a andar la nueva serie que, inicialmente comenzó a escribir Thomas (se encarga del primer número), pero que tendría que ceder el testigo a partir del segundo. El autor elegido para sustituirlo no fue otro que Gerry Conway, un joven que llevaba solo tres años en Marvel tras su paso por DC a las órdenes de Dick Giordano y se encontraba trabajando en Thor. Su sueño desde que entró en Marvel fue escribir a Spiderman y por fin le llegaba su oportunidad.
Las serie comenzaría como una cabecera en la que compartirían aventuras Spiderman y la Antorcha Humana. De hecho los tres primeros números contenidos en el tomo están protagonizados por ambos. A partir de aquí las versiones difieren según quién lo cuente, al respecto de cómo estaba pensada la serie en cuanto a quién la protagonizaría. Sea como sea, el caso es que para el número cuatro, Roy Thomas pidió a Conway que escribiese una historia con La Patrulla-X original, grupo que en aquel momento se encontraba sin serie propia y necesitaban apoyarse en la popularidad de Spiderman para ganar visibilidad. A partir ahí, la cabecera se convertiría en la serie en la que Spidey compartiría aventuras con otros personajes del Universo Marvel. Conway cedería el testigo a Len Wein a partir del número 11.
Así, tenemos aventuras compartidas con La Cosa, Visión, Namor, Capitán América, Inhumanos o Ka-Zar, por poner algunos ejemplos. La serie tenía una estructura preconcebida en la que Spiderman tendría que aliarse con otro héroe o grupo para hacer frente a un villano concreto. Inicialmente eran aventuras con poca relación entre sí, con un inicio y fin en el mismo número, aunque la serie fue evolucionando de manera que las aventuras tuvieran un mínimo hilo conductor que fuera dando paso a las nuevas alianzas y al enfrentamiento con nuevos villanos. Así, por ejemplo, en el tercer número, la Antorcha y Spidey tendrían que hacer frente a Morbius cuyas consecuencias acabarán conectando a Spidey con La Patrulla-X o una combinación del protagonista de la cabecera con Iron Man para hacer frente a Kang, hará que tenga que colaborar posteriormente con la Antorcha o los Inhumanos. Pero las aventuras eran básicamente de inicio y fin, y con la intención de suponer un entretenimiento de consumo rápido, nada de una historia río que invite a seguir la serie por su trama.
De hecho, ese es uno de los principales problemas que tiene la serie leída en tomos de veinte números. Y es que eran historias pensadas para leer cada mes, y que supusiera una distracción, que no obligase a seguir la trama mes a mes para enterarte de qué estaban pasando. Eso supone que las historias fueran bastante ligeras, y en muchas ocasiones tuvieran resoluciones auspiciadas en un deus ex machina de libro, como el primer encuentro con Thor en la que la historia la resuelve el Vigilante de un plumazo cuando todo parecía estar perdido. También hay que tener en cuenta la época de las historias, y no pueden ser leídas con la idea de la narrativa actual en mente. Corrían los años 70 y las historias solían tener algunas premisas bastante inocentes. Es algo que incluso el propio Conway reconoce en la introducción del tomo, avergonzándose de algunos diálogos y de algunas tramas que vistas hoy parecen bastante bobaliconas. Como siempre me gusta decir, hay que tener perspectiva histórica con este tipo de historias.
Por otro lado, la misma perspectiva histórica permite ver con admiración cómo Marvel apostaba por ciertos temas delicados en aquella época, algo de lo que ya hemos hablado anteriormente en alguna reseña de material clásico de la editorial: cómo se aprovechaba cualquier historia por muy ligera que pareciese para reivindicar el papel de la mujer, como en una historia de Spiderman y La Gata contra la Asesina de hombres. Hablar de esos temas en 1972 es algo a tener muy en consideración a favor de la editorial y de sus autores, puesto que no eran temas que estuvieran precisamente en boca de la sociedad de aquella época.
En cuanto a los dibujantes, todo un Dream Team: Ross Andru, Gil Kane, o el primer Spiderman de Sal Buscema, además de Jim Mooney o Don Heck. Tal vez los que más he disfrutado hayan sido a Kane y a Buscema. El trabajo de Kane me recuerda en algún momento a Kirby por lo feo de sus rostros, pero luego destaca por el dinamismo de sus escenas de acción y sus ángulos de vista imposibles. En cuanto a Buscema… poco se puede decir. Siempre ha sido uno de mis dibujantes favoritos de Marvel y ver sus inicios en la editorial resulta emocionante.
En definitiva, un tomo que hay que leer con tranquilidad, sabiendo que estamos ante historias muy sencillas y con la pretensión de entretener al lector sin necesidad de idear complejas tramas argumentales que se extendiesen a lo largo de extensos arcos argumentales. Combinaciones de héroes nunca vistas (en aquel momento) y que comenzaban a dar cohesión a un Universo cada vez mayor y que se podía ver desde diferentes puntos de vista.
Lo mejor: Sal Buscema. Algunas combinaciones imposibles (al menos en aquel momento).
Lo peor: Algunos deus ex machina. Pretender leer el tomo de un tirón como si fuera una serie historiada.