La verdad es que Marvel Gold. Excalibur 2: Dimensiones paralelas es un tomo muy especial por varios motivos. El primero es que es la primera vez que se reeditan los cómics que contiene desde la edición de Fórum hace ya más de treinta años. Los números que recopilaba el tomo anterior habían sido recuperados en 2007 en Best of Marvel Essentials, pero no así los de este, con lo que puede ser la primera vez que muchos lectores tienen la oportunidad de acercarse a ellos.
Pero también es especial porque probablemente aquí encontramos lo mejor y lo peor que dio toda esta mítica etapa. Marvel Gold. Excalibur 2 comprende la saga titulada Dimensiones Paralelas, que en su día se llamó Dimensiones alternativas. Tal y como los dejábamos en el tomo anterior, tenemos al equipo a bordo de un tren lanzado por los imprevisibles poderes dimensionales de Cacharro y con destino incierto. Durante el tomo asistiremos a los distintos saltos entre realidades paralelas a cuál más extravagante. Versiones de Londres medievales, western, mundos superheroicos chalados, con reminiscencias del manga de la época, otros a lo John Carter de Marte y otro sinfín de realidades desfilarán mientras nuestros héroes tratan de volver a casa.
En el transcurso, tenemos un poco de todo y probablemente los seis primeros capítulos son lo mejor que ha dado Excalibur en toda su historia. Chris Claremont entreteje tramas, alimenta personajes como sólo él sabe y sin enfangarse, mientras que Davis hace un trabajo sublime, que mezcla paradójicamente expansión y concreción. Por un lado, construye toda una serie de mundos loquísimos, inmensos y llenos de detalles con cuya imaginación hace de Excalibur una de las mitologías más ricas del panorama mutante. Por otro lado, entiende y ata en corto a Claremont como nadie y maneja la tendencia a dispersarse del patriarca mutante. Establece tal sinergia con el guionista y los personajes, que todo está ubicado y claro, todo encaja, hace a nuestros Excalibur más ellos que nunca y la lectura resulta fluida incluso con las parrafadas de texto habituales en Claremont.
Y es que se nota una barbaridad cuando Davis no está. También es preciso decir que Dimensiones paralelas fue planteada como una saga de 9 números que finalmente se prolongó hasta doce más un epílogo y un capítulo fill in en medio que no formaba parte de la saga, pero aumentaba la sensación de que esto no terminaba nunca. Y es que hacia el final de la saga tenemos al Claremont más disperso, verboso y anquilosado en su tics habituales y cuando no tiene a Davis, por más que tengamos grandes nombres como Rick Leonardi, Barry Windsor-Smith o Bill Sienkiewicz, la historia se resiente y no digamos cuando tenemos a Chris Wozniak, un dibujante de escaso talento reconocido por sí mismo, como se puede leer en la entrevista del final del tomo. A los tics de Claremont más endogámico se suma un absoluto desastre narrativo por parte de Wozniak, que Claremont decide suplir con … ¡¡¡aún más texto!!! Como curiosidad, después de Excalibur, exceptuando unos números de la Liga de las justicia o 2099 Unlimted poco se ha oído de este dibujante hasta el año pasado cuando salto la polémica al saberse que ha denunciado a Warner por plagio de un guion suyo en The Batman de Matt Reeves.
Pero off-topics aparte y volviendo a lo que nos ocupa, el final de esta saga desvirtúa por completo un conjunto que podría haber funcionado prácticamente sólo con los números de Alan Davis y que nos habrían dejado una saga aún más memorable de lo que aún es. No funcionan ni los números de Wozniak ni el experimento que hace con Dennis Jensen con guiños al manga de aquella época — por aquel entonces incipiente en los USA — y que hoy ha quedado obsoleto y fallido. Sin embargo, a cambio tenemos el capítulo lleno de mala baba sobre los eventos superheroicos, la saga con Rondador emulando a John Carter o el homenaje a Juez Dredd, que son palabras mayores.
Al finalizar la saga, nos quedan aún otros cinco capítulos y solo uno de ellos con un Chris Claremont tratando de cerrar algunas tramas antes de partir, aunque no con demasiado éxito como se verá a futuro cuando Davis tenga que atarlas en su segunda venida, que llegará en el siguiente tomo. El resto de los números no dejan de ser poco más que relleno, con algún autor interesante como Colleen Doran, pero puramente anecdóticos.
Como adelantábamos al principio, lo mejor y lo peor. La mitad de los números de Marvel Gold. Excalibur 2: Dimensiones paralelas deberían estar en el Olimpo de las historias Marvel de todos los tiempos y la otra mitad en la fosa de la Marianas de las más olvidables.