Panini Cómics publicó el sexto omnigold del Capitán América “La Era de la Bomba Loca” en 2017. Con él se cerraba la segunda etapa de Kirby en el título del Centinela de la Libertad. Y lo cierto es que servidor no esperaba ningún tochal clásico más de mi vengador preferido. Sin embargo, lo que son las cosas. En 2024 nos llegó el séptimo “La Corporación”, y ocho meses más tarde ha hecho lo propio su continuación “¡El Capi, Presidente!”. Esto nos deja a tan solo un par de volúmenes de empalmar con la reedición de la etapa de Mark Gruenwald en la línea Marvel Héroes.
No obstante, no adelantemos acontecimientos. Dejemos de mirar al futuro para centrarnos en los excelentes números que aquí se incluyen. Por delante tenemos una pequeña etapa realizada por Roger Stern y John Byrne, un puñado de aventuras autoconclusivas y el comienzo de la andadura de J.M.DeMatteis y Mike Zeck. Todo ello condensado en 500 maravillosas páginas.
Clasicismo y modernidad de dan la mano
Lo cierto es que la breve estancia de Roger Stern y John Byrne en esta cabecera fue todo un ciclón creativo que dejó un incuestionable buen sabor de boca en los aficionados. Los años 80 no pudieron comenzar de mejor manera para el Capi gracias al gran trabajo de este tándem creativo, que dio lo mejor de cada uno de los implicados. Stern se puso una vez más la chapita de “Continuity Cop” para arreglar desaguisados pasados, poniendo orden en la vida y milagros de personajes como Von Strucker. Además,Byrne se dejó la piel con cada página, brillando especialmente en las viñetas más dinámicas de las peleas contra villanos del tipo del Barón Sangre o Batroc.
De todas formas, el argumento más célebre de este puñado de episodios fue el que llevó al Capi a ser candidato a la presidencia de los Estados Unidos de América (en una época en la que Ronald Reagan estaba a punto de abrazar el cargo en el mundo real). Como ya podréis imaginar, se trató de una premisa que estaba destinada a no cuajar. Los ochenta todavía eran una época muy rígida a la hora de cambiar el status quo de un personaje.
Ahora bien, Stern sacó oro, regalando a los lectores una de las mejores interpretaciones del Capi que se han hecho jamás. Nos recordó que el héroe abanderado no responde a ningún político, sino que es la representación viva de una serie de ideales que están por encima de cualquier persona u organización.
En general, esta etapa se recordará también por la importancia que se dio a la figura de Steve Rogers. El Capitán América es como es gracias a que bajo la máscara se esconde un ser humano cuya bondad, compromiso y sentido del deber eclipsa cualquier uniforme. Vamos, un claro ejemplo de que el héroe nace, no se hace.
Tras la despedida de Stern y Byrne, el título del vengador de las barras y estrellas no tuvo un equipo creativo fijo. Nombres como Bill Mantlo, Gene Colan, Mike W. Barr, Chris Claremont o Jim Shooter se encargaron de un montón de fill ins en los que el Capi peleaba contra fuerzas sobrenaturales, se las veía con Hulk o contra nazis modernos. Por lo general, fueron historias poco destacables. Ninguna fue especialmente buena, pero tampoco especialmente mala.
Y así llegamos al comienzo de la memorable etapa de J.M. DeMatteis (aunque alguno lo escribe David Anthony Kraft) y Mike Zeck. Apenas podremos catar media docena de números, pero ya nos dejan unas sensaciones maravillosas gracias al regreso de un enemigo de primer orden como Cráneo Rojo.
La némesis con excelencia del Capi es un personaje complejo e incluso, me atrevería a decir, complicado a la hora de encarar. Es muy fácil dejarse llevar por su exagerado aspecto de nazi supremo para acabar cayendo en lo caricaturesco. Para hacer una buena historia con él creo que es necesario tener las ideas muy claras y bien pensado lo que se quiere contar. Pues bien, este es uno de esos casos. Más allá de buscar la conquista del mundo o la supremacía del hombre blanco, el bueno de Cráneo quiere desprestigiar y legitimar al Capi. Para ello, usará toda su grandilocuencia para abordar a su archienemigo desde perspectivas novedosas y originales. Y hasta aquí puedo contar, porque es mejor que lo leáis por vosotros mismos, ya que estamos ante una de las cinco mejores etapas del personaje en sus muchas décadas de historia editorial.
En definitiva. Este Marvel Gold es uno de los mejores tomos de toda la línea. Deja con ganas de más y lo mejor es que el camino de DeMatteis y Zeck tan solo ha empezado a andarse. Esperemos que Panini edite otro tochal el año que viene.
A nivel de extras, la edición incluye un par de epílogos escritos por el propio Roger Stern y por Jim Salicrup, portadas de algunas recopilaciones pasadas y un puñado de páginas a lápiz.