La etapa de Jason Aaron al frente de la cabecera del Dios del Trueno dejó el nivel de la serie en un punto equivalente al del Capitán América de Brubaker o el más reciente Inmortal Hulk de Al Ewing… Hacerse guionista de esas series después de una etapa que ha dejado el listón tan alto es un caramelo envenenado. Por un lado, los lectores vienen con ganas de saber qué va a hacer el siguiente guionista, aunque, por el otro, tienes todas las papeletas para no llegar al nivel y sentir que esos números han sido peores de lo que realmente pueden llegar a ser. Leyendo este Marvel Deluxe. Thor de Donny Cates 1: El rey devorador, he tenido la sensación de que puede ser el caso, porque había leído que la etapa era bastante floja y, al menos este primer tomo de la edición de Panini, me ha resultado una lectura muy entretenida.
Es cierto que con estos cambios de ciclo, el guionista se encuentra con un escenario preestablecido al que se tiene que adaptar. También es importante que la editorial tenga una idea muy clara de lo que quiere a continuación, y con Donny Cates no hubo demasiadas dudas a la hora de encontrar sucesor. En primer lugar era un guionista que se encontraba en un momento álgido de su carrera, con etapas que habían funcionado bien en series como Veneno o Guardianes de la Galaxia. Pero es que además se había mostrado en redes sociales como uno de los más firmes admiradores del trabajo de Aaron en la colección. ¿Quién mejor para sucederle que un guionista en forma, con buena reputación y que encima conociese la etapa previa al dedillo?
En estos primeros 14 números podemos encontrar dos arcos argumentales bien desarrollados en seis números, con un interludio de dos números entre ambos que sirven para retomar aire, al mismo tiempo que ir colocando algunas piezas en posición para la siguiente historia. El primero de estos arcos nos presenta una situación en la que Thor, en sus primeros días como nuevo rey de Asgard, tendrá que lidiar con la caída de Galactus al mundo natal de los Aesir. Recordemos que habíamos dejado al Devorador de mundos en una situación en un papel bien diferente durante la etapa de Al Ewing al frente de Ultimates. Aquí, pondrá en guardia a Thor frente a la llegada de un peligro que puede resultar una fuerza destructiva incluso para el de Galan. La historia es original, y pone a Thor en una posición inédita hasta el momento, aunque en mi opinión elabora una idea tan novedosa y con potencial que, una vez resuelta, da la sensación de que todavía nos queda más por saber de ella. Tal vez Cates tuviera planificado algo para más adelante, aunque su salida forzosa de la serie tras su accidente nos dejará siempre con la duda.
Tras un interludio breve, pasamos al segundo gran arco del tomo, que recupera a un personaje que ya llevaba tiempo desaparecido: Donald Blake. Bueno, es lógico que estuviera desaparecido porque no era más que la personalidad creada para ocultar a Thor, algo que ya hace tiempo dejó de ser necesario… pero aquí Cates utiliza ese concepto para crear una historia muy interesante, y que además retoma un poco la senda de lo que había hecho Ewing en Inmortal Hulk, homenajeando muchas de las etapas anteriores del personaje e incluyendo en ella a nombres que hace años estaban muy olvidados. Incluso viéndole un poco las intenciones al guionista me ha parecido un arco sumamente entretenido y disfrutable.
El apartado gráfico recae fundamentalmente en Nic Klein, con ese estilo, por momentos, amable, combinado con escenas de una potencia visual que me ha llegado a recordar a Geoff Shaw e incluso a Walter Simonson (salvando las distancias). Gran trabajo del que ya nos regalase buenos números en la anterior etapa de Aaron. El interludio recae en manos de Aaron Kuder, con un estilo diferente, pero que encaja bien con esa historia tan sencilla e intimista.
En definitiva, Marvel Deluxe. Thor de Donny Cates 1: El rey devorador es un tomo con dos historias bastante interesantes y un ritmo que hace que te leas las 336 páginas con suma facilidad. Probablemente sea una etapa que no acabe siendo tan recordada como la de su predecesora, sobre todo tras su abrupta salida que nos dejará con la duda de lo que podía haber llegado a ser con más números a su cargo, pero que no deja de ser una lectura muy divertida con conceptos muy atractivos. Además, el tomo contiene numerosísimas portadas alternativas de estos primeros catorce números. Probablemente nos resta solo otro tomo para completar esta etapa.
Lo mejor: El arco de Donald Blake. Los conceptos que introduce, valientes. El dibujo de Nick Klein.
Lo peor: La sensación de que, con más tiempo al frente, podría haber dado una etapa más memorable de la que ha sido.