Después de un primer tomo apasionante que abría las puertas a una etapa que se postulaba como un clásico al instante, entramos en una fase que podríamos definir como más llana, sin tantos aspavientos y giros pero que sigue explorando y unificando 60 años de historias de un personaje que ha atravesado momentos muy distintos. La edición de Panini en este Marvel Deluxe. El inmortal Hulk 2. Abominación recoge el segundo año de serie, e incluye un tie-in con el evento Matanza Absoluta en un número totalmente ajeno a esos cruces con series en las que no entiendes nada si no sigues el resto de series en la que se desarrolla.
En este segundo tomo las historias van a girar alrededor de un par de aspectos: la persecución del General Fortean utilizando a su departamento encubierto para utilizar recursos de todo tipo, desde experimentos científicos hasta el uso de mercenarios como Guerrilla, un ciborg al más puro estilo T-1000; y la exploración de todo ese universo gamma que ha rodeado a Hulk siempre, a través personajes que se han visto expuestos a la radiación como Rick Jones (A-Bomb), Betty Ross (Arpía, Hulka Roja), Doc Samson, Abominación o Trueno Ross (Hulk Rojo) y las propias personalidades de Hulk a lo largo de los años, que aquí Ewing recoge y reúne como elementos que cohabitan dentro de ese cascarón que es Bruce Banner.
Ewing va resolviendo algunos de los misterios planteados al inicio de la serie, como esa voz en off grandilocuente que ha estado presente en el tomo anterior, o todo lo que rodea a los espejos y la puerta verde, aportando más información con la que poder ir haciéndonos una idea de lo que pretende contarnos en esta etapa. Es maravilloso ver aparecer a esas versiones de Hulk como Mr. Fixit, el Hulk diabólico, el salvaje/niño, el profesor e incluso (aunque de momento sea solo citado) «Cicatriz Verde» de Planeta Hulk, pero más maravilloso aún resulta ver cómo son utilizadas cada una de esas vesiones, recurriendo a ellos cuando hace falta e incluso catalogando quiénes son más o menos controlables. Un ejercicio de recopilación de la esencia de sesenta años de cómics para intentar darles una forma única e integrarlo todo dentro de esta colección. Igualmente interesante me ha resultado la reflexión sobre todo lo gamma, y esta conexión con la inmortalidad, cómo van muriendo una y otra vez pero acaban volviendo a la vida todos los personajes que han sido alguna vez expuestos a la energía gamma.
Comentaba antes ese tie-in con Matanza Absoluta, que se aleja de lo normal en este tipo de números/eventos. De siempre Marvel utiliza los cruces entre series para intentar captar lectores completistas que acaban picando con series que no siguen para poder tener toda la historia de ese evento que roza tu serie favorita. Lo de Ewing en su etapa dentro de Hulk es francamente inaudito, puesto que consigue mantenerse al margen de cualquier evento de la editorial y puede desarrollar su historia sin ningún tipo de distracción. Ya comentaba en sus Ultimates lo lamentable que me parecía cómo ese tipo de cruces acabaron por desvirtuar una etapa que prometía mucho más de lo que acabó dando. Llega el momento en que este evento centrado en Matanza acaba salpicando a Hulk por haber estado en contacto una vez con el simbionte… pero Ewing consigue sacar el número de la serie y realizar un one-shot ajeno a la numeración. Y no obstante, si lo lees dentro de este tomo, resulta un número más vinculado a lo que estaba sucediendo en la propia El inmortal Hulk que en el evento de marras. Ewing da una lección de lo que deberían ser estos números tie-ins, alejados del mero número de relleno intrascendente y haciendo uno de los números más interesantes del tomo.
Y una vez más hay que hablar del trabajo de Joe Bennett. Qué absoluta maravilla resulta ver el trabajo del brasileño, capaz de aportar ese salvajismo, esa violencia, esa falta de límites, consiguiendo escenas aterradoras en las que Hulk parece más eso para lo que fue concebido: un monstruo abominable que provocara el pánico entre los que se cruzasen en su camino. En este tomo vemos algunos números en los que recibe ayuda, por parte de Kyle Hotz, con ese estilo respeutoso con el del propio Bennett, aunque más cerca de un Kelley Jones con buenos acabados; y Ryan Bodenheim, en ese número en el que se centra mucho en la historia del General Fortean, con un estilo algo más alejado del espíritu de Bernie Wrightson que ha estado siempre presente en la serie. Una vez más, hay que destacar el trabajo al color de Paul Mounts, absoluto responsable de esa atmósfera oscura y opresiva gracias a sus paletas.
En defintiiva, Marvel Deluxe. El inmortal Hulk 2. Abominación baja un poco la intensidad de ese despegue atómico en los primeros números de la serie, pero sigue afianzándose como estudio de sesenta años de uno de los personajes más emblemáticos de la casa de las ideas. Resulta a la vez increíble y meritorio el hecho de que Marvel permitiese este tono desatado tan necesario para entender lo que pretende contar Ewing: esa exploración del monstruo y sus numerosas capas. Pese a correr el riesgo de repetirme, sigo manteniendo que esta etapa se ha convertido por derecho propio en imprescindible para cualquier amante del cómic de superhéroes, gracias a su respeto hacia todo lo que se ha hecho con el personaje y a su personalidad arrolladora y única.
Lo mejor: Incluso siendo este tomo algo más repetitivo en cuanto a la fórmula de malo-persigue-bueno, sigue estando muy clara la dirección de Ewing en todo momento. El abrumador trabajo de Bennett, parte esencial del éxito a la hora de mantener ese tono tan personal de la serie. La utilización de Joe Fixit.
Lo peor: Por ponerle una pega, va reuniendo elementos necesarios para lo que se quiere contar, y baja algo la intensidad en cuanto a giros.