La paternidad es sin duda un hecho crucial en la vida de todo ser humano que lo cambia todo para bien o para mal. Como el punto de inflexión vital que es, da lugar a no pocos momentos susceptibles de los que reírse (aunque sea a posteriori). De este modo se ha llevado a cabo más de una exploración en formato tira y en clave de comedia. Por poner algunos ejemplos, ya indagaron en ello Manel Fontdevila en La parejita, Andrés Palomino Manual para Padres Frikis o Bonache en ¡Socorro! Somos Padres Primerizos… y entonces llegó Michael Perrinow con Maik and the baby para cagarse en todo.

Quien conozca a Michael Perrinow de Perrinowmicon o de sus redes sociales, ya sabe que lo más sensato es alejarse de este individuo por el bien de la salud mental, la integridad física y la regularidad intestinal, pero si decidís aún así leer Maik and the baby lo que vais a encontrar es una sucesión de tiras donde Cachocarne, el bebé de Maik, termina muerto o mutilado. Son más de cien muertes horribles (en alguna tira incluso no muere y todo) las que veremos en este tomo perpetrado por Perrinow con colores de Sara Cepeda.

No es poco habitual que los recopilatorios de tiras se hagan pesados y repetitivos, dado que originalmente las tiras fueron pensadas para leer espaciadas. Pues bien, Maik and the baby es profundamente repetitivo, un festival de la víscera por la víscera que machaca una y otra vez sobre lo mismo y ni siquiera está bien dibujado, pero… la cosa es que tiene mucha gracia el cabrón. Puede que no sea esta la manera de escribir una reseña y más aún si tenemos en cuenta que no tengo ningún tipo de confianza con el autor, pero su lectura te convierte en compinche de este genio del mal llamado Perrinow y una vez entras en el juego (dadle tres o cuatro tiras) disfrutarás como un perro de todo tipo de atrocidades.

No hay sofisticación de ningún tipo ni oficio ni nada, sólo un talento natural para mearse en todos lo límites con gracia y mala leche, sin ningún tipo de disfraz y una habilidad retorcida para conseguir una simpatía cómplice del lector ante las burradas que desfilan por sus ojos.

Obviamente, Maik and the baby está categóricamente contraindicado para esa especie de piel fina y estómago sensible que parece crecer en número cada dia. Para los demás, convertirse en un ser despreciable nunca fue tan divertido.