El gran inconveniente que tienen las precuelas es que su final está fijado de antemano. Por mucho que los responsables de este tipo de productos quieran contar, el final de la precuela tiene que ser coherente con la obra original. Así, antes de entrar al cine a ver La venganza de los Sith, sabíamos que Obi Wan iba a sobrevivir y que Anakin iba a quedar convertido en Darth Vader, o al menos en camino a ello. En Génesis Mortal, sabíamos que los X-Men originales no iban a ser rescatados de Krakoa, y el hecho de que no supiéramos nada de ninguno de los miembros de esa Patrulla X 1.5 no hacía presagiar nada bueno de sus miembros. Y cuando leímos Before Watchmen, no creo que nadie pensara que el Comediante se iba a convertir en un fraile con voto de humildad. En cambio, este tipo de historias tienen la ventaja de que una buena parte del trabajo de worldbuilding ya lo tienen hecho.
Exactamente eso es lo que ocurre con las tres miniseries protagonizadas por el Maestro. El final de la tercera, World War M, termina necesariamente en el punto donde empieza Futuro Imperfecto, la miniserie Prestige de principios de los 90. Se pueden explicar con más detalle ciertos puntos del entorno en el que se desarrolla la serie original, pero la corrupción de Hulk en estos momentos tiene que ser total, Rick Jones tiene que estar senil, su bisnieta Janis tiene que estar viva y la resistencia superhumana al régimen tiránico del Maestro tiene que ser inexistente.
Y decimos que son tres las miniseries que nos cuentan el alzamiento del Maestro porque esta World War M termina con la frase «Continuará en Hulk: Futuro Imperfecto». Peter David volvió a uno de los momentos más recordados de su larguísima etapa del Coloso Esmeralda en la miniserie Sinfonía en clave de Gamma, en la que nos contó el motivo por el que Hulk emprende su camino hacia el lado oscuro, y en las dos miniseries posteriores va limpiando el terreno de rivales y posibles inconvenientes para su dominio absoluto. En la anterior, Guerra y Pax, se enfrenta al Panteón, un elenco de personajes secundarios que poblaron la serie en el que quizás fue su punto álgido, con Gary Frank a los lápices, y al Doctor Muerte, y en esta retoma a Muerte y rescata a la Abominación, a un Namor maduro que ha formado una familia atlante y a la Antorcha Humana original, tres de los grandes personajes de los primeros tiempos de Marvel.
World War M sigue siendo una obra de lectura agradable, al igual que las dos anteriores. Pero quizás empieza a dar la sensación de ser repetitiva, de que Hulk ya está en el punto que tiene que estar al principio de Futuro Imperfecto y que está dando vueltas para hacer tiempo para llegar a tiempo al destino. Aún así, es interesante cómo plantea a la Abominación, si no como un héroe, al menos como el personaje que más correctamente pretende actuar.
Aunque la historia que David ha desarrollado a lo largo de quince números esté quizás un poco más estirada de la cuenta, sus brillantes diálogos marca de la casa siguen presentes. No transmite el sense of wonder que nos tiró a la cara en 1992 con la presentación original de la Tierra 9200 donde se ambienta esta historia, pero es algo normal en una historia que recicla entornos y personajes de hace ya treinta años.
Al dibujo, el argentino Germán Peralta hace un trabajo impecable. Estamos en la parte de la historia del Maestro en la que se ha arrasado con lo poco que quedaba del mundo previo, y las escenas de destrucción masiva tienen una fuerza impresionante. No hace grandes experimentos narrativos principalmente porque no hacen falta: lo que necesita la historia en este punto es una narrativa eficaz y potencia visual en las páginas en las que el Maestro, la Abominación y Namor dejan hablar a sus puños, y en ese aspecto cumple de sobra.
Ya lo hemos comentado en muchas otras ocasiones, Peter David está hoy en día muy lejos de sus mejores tiempos, pero quien tuvo, retuvo, y da aquí un interesante trasfondo a una de sus creaciones que tenía más potencial del que se podía suponer viendo las contadas ocasiones en las que ha sido usado después. Las tres series de Maestro son un complemento más que recomendable a la larga etapa de este autor al frente del Increíble Hulk.