Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Luz negra

Luz negra
Guion
Claire Fauvel y Thomas Gilbert.
Dibujo
Claire Fauvel y Thomas Gilbert.
Color
Claire Fauvel y Thomas Gilbert.
Traducción
Alba Pagán.
Formato
Cartoné, 200 págs, color.
Precio
35€.
Editorial
Norma Editorial. 2024.
Edición original
Lumière noire (Rue de Sèvres).

Interesante la propuesta de Norma Editorial, recuperando una obra de 2021 que, increíblemente, había permanecido inédita en nuestro país. Luz negra nos sumerge en el mundo de la danza y combina la plasticidad y la coreografía de los bailarines con una historia de demonios internos y búsqueda de un lugar en la zona de confort de la vida. Con una sensibilidad exquisita y unos recursos narrativos muy inteligentes, encuentra también hueco para hacer denuncia social y utilizarla como telón de fondo constante, haciendo un símil con nuestra realidad diaria.


Ava Klein es una afamada coreógrafa iraní que vive en París. Tras dos obras de rotundo éxito, recibe una subvención para organizar su siguiente espectáculo, pero el agotamiento la ha llevado a un punto en el que se encuentra carente de inspiración e incluso de sentido existencial. Por casualidad acaba viendo el espectáculo de unos jóvenes estudiantes de danza, y conoce a Ian, en el que ve esa luz que ahora mismo necesita. Entre ambos buscarán la dirección del nuevo espectáculo, siendo evidente la química que desprenden.

La obra se presenta como trabajo conjunto de Claire Fauvel y Thomas Gilbert (Mujeres de Salem) en guion, dibujo y color, sin especificar qué peso concreto tiene cada uno en cada faceta de la obra. Sí es evidente que Fauvel proviene del mundo de la animación, porque hay escenas que tienen una fluidez y un ritmo muy propios de ese medio. Tenemos reciente la obra ¡Baila! en la que ya vimos cómo se puede trasladar la plasticidad de la danza y el baile al mundo del cómic, y en esta ocasión se aprovecha con igual habilidad, e incluso me atrevería a decir que con una pirueta final a la hora de aprovechar la narrativa del cómic y adaptarla a la danza.


Luz negra contiene numerosos recursos visuales llamativos: en primer lugar, cómo juega con las transiciones de cada capítulo, con un efecto de inercia visual muy interesante que funciona genial. También se utiliza el color como elemento expresivo, de un modo lógico pero igualmente efectivo, incluso en el propio fondo de la página, como cuando para mostrar la historia que se adapta en la coreografía cambian a una página en negro con las viñetas sobre ese fondo. Aunque lo que más me ha gustado son las escenas de danza, por su plasticidad, su fluidez, y cómo se eliminan los bordes de la viñetas y se dibuja a sangre, para eliminar cualquier tipo de barrera, como muestra de la libertad de la danza.

No es menos interesante cómo se mezclan las distintas subtramas para dirigir la atención del lector y para proporcionar volumen a unos personajes complejos, con mucho equipaje. Concretamente, en los capítulos en los que se presenta a Ava e Ian, los autores optan por un «efecto Rashomon» que funciona muy bien a la vez que aportan nuevas peculiaridades incluso en el protagonista pasivo. Ambos protagonistas encierran mucha energía y tienen inseguridades, inquietudes, y heridas que no están acostumbradas a curar con ayuda, pues el mundo de la danza es tremendamente solitario.


En definitiva, Luz negra es una maravillosa obra sobre danza, que esconde un estudio de personajes soberbio y una crítica social de manera inteligente, planteando dentro de la propia obra ese paralelismo entre una subtrama en segundo plano con cómo recibimos en la sociedad actual esas noticias tremendas en cada Telediario sin que nuestra vida experimente el más mínimo cambio. Visualmente arrolladora, me parece una de las lecturas más satisfactorias en lo que llevamos de año, de esas inesperadas sorpresas que convierten en la lectura una de las mejores aficiones del mundo.

Lo mejor: Visualmente fabulosa. Cómo se mezclan las subtramas, construyendo unos personajes maravillosos. El personaje de Ava, con toda su complejidad, defectos e inseguridades.

Lo peor: El inicio de la obra me parece tan arrollador en ritmo e impacto visual, que hace que el tramo final se vea algo empequeñecido, sin ser en absoluto fallido.