Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Lucifer Integral 3 (de 3)

Lucifer Integral 3 (de 3)
Guion
Mike Carey.
Dibujo
Peter Gross, Dean Ormston, y otros.
Tinta
Ryan Kelly, y otros.
Color
Daniel Vozzo.
Formato
Cartoné, 696 págs, color, 16x24 cm.
Precio
54,50€.
Editorial
ECC Ediciones. 2018.
Edición original
Lucifer #50-75, Lucifer: Nirvana (one-shot) (Vertigo, DC Comics).

Con este tercer y último tomo la serie Lucifer Integral, de ECC Ediciones llega a su fin. En él se recogen los últimos 26 números de la serie más el one-shot atemporal Lucifer: Nirvana. Para alguien que no la había leído completa antes, este ha sido un viaje comparable al de un escaso número de series que puedo decir que me han proporcionado un auténtico gozo y disfrute leyéndolas casi de un tirón. Lo que hizo Mike Carey en estos poco más de seis años de andadura al frente de uno de los spin-offs más recordados de la serie Sandman tiene mucho mérito. Especialmente cuando uno lee entrevistas o el propio epílogo de este último tomo, donde Carey comenta su inexperiencia cuando asumió la primera miniserie y cómo no supo cogerle el pulso a la serie regular hasta unos cuantos números más adelante. Es cierto que, vista en conjunto, y con la perspectiva global de haberla leído completa, se notan esos primeros números en los que intentaba emular más a la serie de Gaiman, pero poco a poco supo ir encontrando su propio camino y, no se lo digáis a nadie, pero me atrevería a decir que como mínimo me gusta tanto como Sandman, e incluso por momentos la he disfrutado más. He tenido una sensación de viaje muy bien programado y organizado, de serie con un rumbo fijo desde un primer momento. Vuelvo a referirme al epílogo del autor, donde dice que tenía claro el final y los primeros arcos, pero que el resto es una mezcla de intuición y suerte. Pues vaya suerte que tiene este señor, porque sinceramente me ha parecido extremadamente planificada en todo momento, y es algo que he ido repitiendo en las dos reseñas anteriores, antes si quiera de haber terminado la serie y el aludido epílogo.

Lucifer Integral 3
El tercer y último tramo de la serie contiene una épica que no tiene que envidiar nada a las grandes novelas de aventuras. Tiene acción, tiene unos némesis carismáticos, tiene un reparto muy coral que hace que la acción vaya saltando de una a otra dirección sin dar tregua al lector ni dejar cabida al «relleno». El tomo abre con un número 50 que me parece sencillamente prodigioso. Un punto de inflexión entre lo visto y lo que sigue. Explica el pasado de los principales protagonistas (Lucifer, Lilith, Mazikeen, Briadoch, la construcción de la ciudad de plata…) lo cual nos sirve para tener presente muchas de las motivaciones de algunos personajes en los momentos críticos que se avecinan.

Es uno de esos números de transición en esa fórmula que Carey ha ido usando durante toda la serie, y que mantiene hasta el final. Recordemos que esa fórmula ha consistido en un arco argumental de 2 a 6 números de extensión, dibujados por el equipo titular Peter Gross con tintas de Ryan Kelly, y luego da lugar a un número de transición dibujado por otro autor (Dean Ormston, Marc Hempel, P. Craig Russell, Colleen Doran…) en el que saltamos a un personaje secundario o exploramos el pasado de alguno de los protagonistas. Lejos de estar ante unos números de relleno para dar tiempo al equipo titular a coger aire y recuperar algo de margen de tiempo de entregas, estos números son cruciales. Muchos cuentan historias aparentemente sin ninguna conexión con la trama principal, pero luego acabaremos recuperando esta trama en algún momento del futuro. Un futuro que, como pasa en el caso de la historia de La rueda de Dios (número 62) puede estar un año después en una escena que recupera dos páginas de ese relato de «transición».

Lucifer Integral 3
Decíamos en la reseña del tomo anterior que hacia el final parecíamos llegar a un punto en el que por primera vez nos encontrábamos ante un terreno sin rumbo fijo, que la historia parecía poder dirigirse a cualquier sitio. Una vez pasados esos dos arcos cruciales entrelazados con los que acababa el tomo anterior (y de donde se recuperan muchísimos conceptos en los números finales de la serie), y ese fill-in que es el número 50, la serie toma un rumbo muy claro hacia la historia que ha querido contarnos Carey en todo momento. Nos recupera a esos personajes tomado de la mitología nórdica que son Fenris y el gigante de hielo Bergelmir, de la africana con Abonsam y la india navaja Bet J’Ogie, para plantear una trama en la que alguien intenta sacar provecho a ese vacío de poder consecuencia de los hechos que han provocado una situación singular en el Cielo y el Infierno, y que ponen en jaque a toda la existencia tal y como la conocemos.

Habrá nuevos cambios de poder en Cielo e Infierno, algunos absolutamente inesperados. De hecho, esa alternancia de poder es la protagonista de uno de los mejores chistes de la serie, como no, a cargo de Gaudium, el querubín caído que en cierto momento habla de que «cualquier pringado puede poner en el currículum haber sido señor del Infierno». Seguimos viendo esa multitud de personajes que convierten en esta serie en una historia muy coral, siempre con Lucifer al frente, pero con algunos personajes que se antojan hasta de mayor importancia que el propio Samael. Uno de esos personajes será Elaine Belloc, la niña de esos primeros números de la serie y que acaba siendo una de las figuras más importantes en esta historia. Lo mismo sucede con Jill Presto, cuya relación con los Basanos (esos seres basados en las cartas del tarot de los que hablábamos en el tomo anterior en sus primeros dos arcos, Paraíso y Purgatorio) va a tener unas consecuencias vitales para el devenir de la trama. Cada personaje tiene un papel en la historia y una importancia capital sin la cual nada podría llegar a ser lo que acaba siendo. Eso da un volumen a la serie poco habitual. Tenemos a Lucifer como figura principal, con esa ética tan randiana que llega a su culmen en esa conversación de la última escena del último número de la serie, y que resume a la perfección qué nos quiere contar Carey en estos 75 números.

Lucifer Integral 3
Y es que la serie no es sino una reflexión sobre la religión, la fe, el poder de la palabra como entidad demiúrgica, las creencias y el respeto que merecen… sin olvidar la independencia de cada uno y la libertad de decisión que tenemos incluso dentro de un dogma de fe cerrado. Me gusta especialmente ese número de La danza de Yahvé (número 58) en el que vamos a ver una representación de la fe católica a lo largo de la historia con esa figura del creador «haciendo pruebas». No quiero entrar en detalles en muchas de las cosas que estoy comentando porque puedo spoilearos algo importante.

Una de las cosas que más me ha sorprendido y agradado ha sido que el final de la serie podría haberse cerrado perfectamente en el número 69. La gran batalla ha finalizado y tiene una consecuencia importante. Todos los personajes están, más o menos, en un punto en el que no necesitamos saber más de ellos. Sin embargo, Carey se permite otros seis números para hacer una serie de reflexiones y para dejar la historia en un punto en el que, sinceramente, no se me ocurre un mejor final. Regala a los lectores fieles una serie de escenas en las que vamos a recuperar momentos de toda la serie, en las que incluso recuperamos a algunos personajes que no veíamos desde el primer Lucifer Integral. Es algo que me ha hecho reflexionar mucho sobre el que haya leído la serie en su día mes a mes. Si a mí, que me la he leído entera en menos de un año me ha costado recordar algunas cosas y he tenido que tirar de biblioteca o Internet para recordar quién era este o aquel personaje, no me quiero imaginar si ese personaje hiciera tres años que aparecía… Pero sin duda, cuando te das cuenta, proporciona al lector una sensación de esfuerzo intelectual que hace la lectura más satisfactoria.

Lucifer Integral 3
En definitiva, Lucifer Integral 3 (de 3).

Serie imprescindible para el buen gourmet de la Vertigo clásica. Si has disfrutado de Sandman, te gustan las series complejas, pero comprensibles, que implican una concentración y un mínimo esfuerzo intelectual pero sin necesidad de perderte y de dejarte llevar por algo que no acabas de entender, Lucifer es una serie imprescindible. Nunca me cansaré de decir, y es algo que hemos comentado numerosas veces entre el staff de la web y en algún que otro podcast, que Mike Carey está a la altura de los mejores guionistas de la historia del cómic, pero sin embargo no tiene la reputación de un Alan Moore, Frank Miller o Grant Morrison. Lucifer es una reflexión sobre la religión, una serie que integra y recupera referencias de todas las culturas existentes en todo el mundo, con un personaje carismático, que guía la acción, pero que se rodea de un elenco que no es para nada secundario. Lucifer es una serie coral, con decenas de personajes recurrentes, con importancia en algún que otro momento, con momentos de ternura, de intriga, de acción, de risas (esos Gaudium y Spira…), escrita y dibujada con maestría. Diálogos magnéticos, construcción de líneas argumentales paralelas perfectamente mezcladas, y unos personajes genialmente construidos hacen de esta serie un must-read indiscutible. La edición de ECC es manejable, cómoda de colocar en la biblioteca y con un tamaño suficiente para no enfadar a los enemigos del formato CDC/CES.

Lo mejor: La sensación que deja cuando llegas a la última página de haber leído algo muy grande. Mike Carey hace un trabajo sublime.

Lo peor: No leerla.