María Llovet cuenta ya con más de una década de carrera en los cómics, pero tal vez su salto a las américas en los últimos años ha servido para dar el paso definitivo que ha acercado su trabajo a un público mucho más amplio. There’s Nothing There para la editorial Black Mask abriría el camino. Le seguiría Heartbeat con Boom! y con la misma editorial está a punto de llegar a España Faithless, la serie que comparte con Brian Azarello, ya lleva dos volúmenes y ha terminado de ponerla bajo los focos. Pero entre volumen y volumen María Llovet vuelve a Black Mask para traernos este curioso volumen único con el título de Loud!
Rápidamente nos ubican este Loud como el nombre del club de striptease donde va a tener lugar nuestra historia… o quizá nuestras historias, ya que Loud! es un mosaico de historias donde campa a sus anchas el sexo, la droga y tal vez no el rock & roll, pero sin duda lo más caótico y estruendoso que pueda pinchar un DJ. Lo que comienza como una historia de rollos rápidos y visitas medicinales al baño se va poniendo cada vez más turbio hasta terminar la cosa como el rosario de la aurora en una espiral de violencia.
Ensordecidos por el ruido de los altavoces, la presencia de diálogos es meramente testimonial, con lo que María Llovet solo cuenta con lo que nos dicen las imágenes. Además, decenas de personajes e historias se dan cita en solo 96 páginas y es que el modo en que logra encajarlas es gran parte del quid de esta obra. El resultado es un recital de narrativa gráfica donde comprime y descomprime acciones a su antojo, donde coreografía a los actores de una escena para llevarnos a la siguiente, donde las onomatopeyas dicen más que los diálogos, donde de cada historia consigue ofrecernos lo esencial y alimentar la sensación de conjunto que hace de la lectura de Loud! una experiencia completa.
A María Llovet no le duelen prendas en invertir 5 viñetas en la acción de encender un cigarrillo y acto seguido brindarnos un plano general donde tres historias están sucediendo a la vez. Escoger en qué acciones debemos detenernos es la gran habilidad de la autora en Loud! Más allá de la compresión y descompresión, hará uso de todas las herramientas a su alcance para guiarnos por este laberinto de historias: masas de negro, color, líneas de composición… tal vez el recurso que más llama la atención es la ilusión de plano secuencia con el que hila varias escenas. Haciendo que sigamos a un personaje o que centramos nuestra atención en un objeto logra eliminar la sensación de corte natural entre viñeta y viñeta, logrando una ilusión de plano secuencia donde la coreografía de los personajes nos lleva de un sitio a otro.
María Llovet no está interesada en que cada historia tenga su canónico planteamiento, nudo y desenlace, sino que de cada una de ellas te lleves algo para alimentar el conjunto. Por eso, saber cuándo y cómo manejar las elipsis, cuándo girar al contrario y desmenuzar una sola acción es fundamental y cómo conseguir que cada uno de los pedazos de historia nos guíen a los demás pedazos. El propio worldbuilding es la historia y María Llovet casi hace que parezca fácil.
Tal vez los amantes de las historias más canónicas echen en falta un desarrollo de trama más convencional. No vamos a tener arcos de personaje o giros argumentales pero vamos a conseguir que decenas de historias, muchas de ellas casi sólo anécdotas, formen parte de algo mayor y completamente inmersivo. Y es que tratad de imaginar cómo sería un narrador intentando contar una historia canónica en un club como Loud. Luces, ruido, gente yendo y viniendo. No hay lugar para “érase una vez” ni piruetas argumentales, solo flashes de historias y una historia mayor, titulada Loud!