Se dice muy a menudo que segundas partes nunca fueron buenas, y justo detrás de esa frase aparece alguien diciendo que qué pasa con El Padrino II o El Imperio Contraataca. Con el X-Force/X-Statix de Peter Milligan y Mike Allred pasa algo parecido. La serie de veintitantos años atrás es sin duda una de las cumbres creativas de la franquicia mutante en lo que llevamos del siglo XXI, y su secuela tardía, Los X-Celentes, es un tebeo más que defendible. Hace algo más de un año hablamos de la primera miniserie, y ya tenemos en nuestras manos la Segunda Temporada.
En Los X-Celentes, Peter Milligan y Mike Allred actualizan los conceptos que trataban en la serie original a los nuevos medios. La tecnología y la inmediatez de la información ha dejado obsoleto el mundo de los realities y las estrellas de televisión, y en esta vuelta a Guy Smith y compañía. Las estrellas de usar y tirar hace veinte años eran canis y chonis de televisión, y los de ahora son tiktokers, youtubers y twitchers varios. Y esa es la idea detrás de esta nueva serie: las formas han cambiado, pero seguimos teniendo héroes de cartón.
Quizás la mayor pega que le podemos poner a este segundo volumen de Los X-Celentes es que, tras el planteamiento que vimos en Savia nueva, nuevo mundo, no encontramos prácticamente nada nuevo. Desarrolla más en profundidad las ideas planteadas en el tomo anterior, y juega con varios de los conceptos que son el día a día de las redes sociales, pero no tenemos una revolución argumental pasando del primer número al segundo como la que tuvimos al pasar de X-Statix a X-Celentes.
Todo empieza con el hecho de que Zeitgeist ha robado un conjuro del Libro de los Vishanti que tenía el Doctor Extraño en su Sancta Sanctorum. El rito de la apoteosis le da la divinidad al que lo ejecute, pero para ello tiene que tener una masiva cantidad de seguidores, y aquí entramos en el tema de las redes sociales. De hecho, el título original de la historia es Redes antisociales. Lo más fácil en esta situación, en lugar de crear contenido propio, es intentar degradar la imagen de la competencia directa para robarles seguidores. Así, el antiguo líder de X-Force recurre al chantaje para que sus rivales vayan a eventos con héroes de segunda fila (que Pico o Speedball lo son lo tenemos claro, pero Milligan tiene un punto de mala leche en este listado) y baje su imagen pública, o incluso practica el doxeo (lo de sacar trapos sucios de toda la vida, vamos) usando a una inteligencia artificial oportunamente llamada Dox.
Quizás el único punto extra que tenemos respecto al tomo de la temporada pasada es la parodia de las pullas cruzadas entre influencers y streamers varios y al endiosamiento que algunos habituales de las redes sociales tienen cuando sus números suben de cierto nivel. El clásico tanto tienes, tanto vales, pero simplificado a número de followers. La sensación que deja esta Segunda temporada es que, aún siendo un tebeo correcto, bien dialogado y con su punto de mala leche, empieza a perder fuelle. Que no es tan innovadora y rompedora como lo fue en su día X-Statix, ni tan actualizadora de conceptos como lo fue el primer tomo de Los X-Celentes. Incluso podríamos decir que empieza a sonar un poco a «más de lo mismo».
El que hace un trabajo impecable, en cambio, es el equipo artístico formado por el matrimonio Allred. Por mucho que este tomo quizás sea el punto más bajo de los mutantes influencers en lo argumental, en lo gráfico sigue siendo tan brillante como lo fue desde el primer día. Del mismo modo, los Allred no innovan respecto a lo que ya ha hecho en entregas previas, pero los fans de esta pareja saben lo que se van a encontrar y babearán ante cada página.
En una serie que ha bordeado la perfección desde su principio, un tomo que nos hace pensar «bueno, sí, está bien pero esto ya no me vuela la cabeza» es quizás un indicador de que va siendo hora de poner a descansar una vez más a Los X-Celentes. No definitivamente, pero sí hasta que a Milligan se le ocurra una idea suficientemente buena como para sacarlos del retiro. Ahora que lo pienso, Ni Huérfano ni Zeitgeist se pasaron por la Era de Krakoa. Igual ahí se podría hacer algo.