Por más convulso que pueda ser 2020, Marvel no se puede quedar sin su evento anual y aquí nos llega Empyre, un juego de palabras intraducible que Panini ha decidido dejar como Imperio.
Imperio hunde sus raíces hasta 1971, en la Guerra Kree-Skrull original, donde Roy Thomas Neal Adams y los Buscema darían inicio a este conflicto que nos ha visitado varias veces de diferentes modos a lo largo de la historia Marvel. Un conflicto que no parecía tener visos de terminar nunca. Pero justo de esto va Imperio. Bajo el mando del nuevo rey híbrido que conoceríamos en la tierra como Hulkling, los Kree y los Skrull establecen un único imperio, pero la guerra no ha acabado y es que hay una tercera parte: los olvidados Cotati, que también tomaran parte en la saga vengadora de 1971. Los Cotati se han hecho con la Zona Azul de la luna y un no muy contento combinado de la flota Kree y Skrull se dirige a su encuentro. En medio de todo esto estarán los Vengadores, los 4 Fantásticos y, por supuesto, el destino de toda la Tierra.
Como buen evento, será la intención de Marvel que caiga el máximo de peces en su anzuelo y más allá de los números de la serie central que comentamos, tenemos prólogos, epílogos y tie-ins a cascoporro. Probablemente esa es la mayor flaqueza de Imperio. En estos tiempos de un evento como mínimo al año y como pasaría antes con La Guerra de los Reinos, por ejemplo, se tiende a sobredimensionar lo que debería haber sido un arco argumental dentro de una serie. Concretamente, Imperio podría haber sido un crossover entre Vengadores y 4 Fantásticos de no más de dos o tres meses. En su lugar, tenemos tres prólogos, como son el Especial ¡Alerta!, la serie Los Skrull y el especial El camino hacia Imperio. Tenemos una miniserie de dos especiales número cero más seis entregas más (cuatro en edición Panini). Termina con dos epílogos en enero, pero no sin antes dejar tie-ins en Los Vengadores, Capitán América, los 4 F, Capitana Marvel, Patrulla- X y hasta Hulk. El resultado de todo esto es que una buena de idea de Ewing y Slott, imbricada con habilidad con la historia Marvel, termina en una sucesión de giros, idas y venidas un tanto gratuitas que inflan más allá de lo sensato la historia que tendría que haber sido.
A cambio sacamos algunos momentazos y dibujantes de primerísimo nivel como Javier Rodríguez, Pepe Larraz o R.B. Silva, con los que no habríamos contado de dejarlo en una sola serie autocontenida. Sobre la serie central en sí, es posible leerla tan solo con las cuatro entregas de Panini, más los dos especiales cero (estos serían esenciales), pero hay montones de pequeños detalles que parecerán salidos de la nada. Tal vez no sean muy importantes, pero es posible que tengamos que arquear la ceja en más de un momento.
Incluso la serie central peca de estar un tanto alargada y se percibe un exceso de trabajo en girar sistemáticamente para el cliffhanger de cada número cuando tal vez con un par de giros menos habría funcionado igualmente.
La acogida en USA no ha sido mala, pero lejos de lo que podíamos ver el año pasado con La Guerra de los Reinos o Matanza Absoluta, que colaban su número debut en el primer puesto de las listas de ventas y rara vez bajaban del top 10 hasta terminar. Imperio ha llegado al top 10 por los pelos en su número inicial y bajando entrega a entrega hasta el puesto 31, Y es que tal vez en estos tiempos que vivimos donde el panorama comiquero está cambiando, lo de replantearse el evento anual obligatorio podría no ser mala idea.
No olvidemos que tenemos al frente a Dan Slott y Al Ewing, los autores de tesoros como Superior Spiderman, Silver Surfer, Ultimates o Inmortal Hulk. Hablamos de dos escritores con genio y oficio, que incluso con toda la intervención editorial que supone un evento nos dejan destellos de genialidad en la interacción de personajes, los guiños al pasado o ciertos nuevos conceptos a explotar en el futuro Marvel. A nivel visual es casi una obligación contar con una estética blockbusteriana de primer nivel y Valerio Schiti está a la altura. Incluso cuando meten otros dibujantes como los que mencionábamos en los prólogos, Marte Gracia se encarga de uniformizar con sus colores el look & feel de la saga. Imperio tiene buenos mimbres y grandes autores y el único motivo por el que solo es una historia correcta y disfrutable en lugar de una gran historia es la dimensión que por dictado editorial tiene que alcanzar.
Por más consecuencias que pueda traer a la estampa cósmica Marvel y momentos blockbuster, Imperio no deja de ser la historia de toda la vida donde los héroes empiezan pegándose por un malentendido para terminar uniéndose contra el enemigo común. Que conste que cuando como en este caso, está bien hecho, una historia de este esquema es disfrutable hoy y hace 50 años, pero tal vez dejar que alcance cierta dimensión le haya hecho un flaco favor a Imperio.
