Setecientos números. Mucho ha llovido desde la fundación del grupo, hace algo más de cincuenta y cinco años. Casi ciento cincuenta personajes han pasado por las diferentes alineaciones del grupo que han ido de aquí para allá por veintitantas bases a lo largo del planeta… Y en este número llegamos a una de esas cifras redondas que tanto gusta celebrar a las editoriales. Con todos ustedes, Los Vengadores nº103 (Panini) nº4 (Panini, etapa actual) nº10 (USA, volumen 8) nº700 (numeración Legacy) Vodafone Sol Adolfo Suárez Lagarto Spock.
Este tipo de números redondos son muy dados a hacer un repaso espiritual a pasado y presente del personaje (como ha hecho DC con los números 1000 de Action y Detective, por ejemplo), a marcar cambios de eras (como en el 800 de Amazing Spider-Man, marcando, a falta de un epílogo, el final de la larguísima etapa de Dan Slott) o a iniciar nuevas líneas argumentales (volviendo a Amazing Spider-Man, el 700 marcó el inicio de la memorable Superior Spider-Man). Algo así es lo que me esperaba en este Avengers #700… pero no es eso lo que nos ha dado Jason Aaron. El septingentésimo número de los Vengadores es más parecido a Marvel Legacy Alfa, del mismo guionista, que a lo que se viene haciendo en los números doble cero desde hace años. Esto es más cercano a un vistazo al futuro que a un número de celebración tradicional.
El título de este especial es “La batalla por el derecho a llamarse… los más poderosos de la Tierra”, pero bien podría haber sido “Avengers, avengers everywhere”. En pocas palabras, podríamos decir que en este número Jason Aaron se dedica a mostrar las fichas que hay encima del tablero, a poner unas cuantas más, y a dar alguna pista de lo que está por venir. Y si los Vengadores son una colección grupal, es justo que sus adversarios sean también grupos de personajes antagonistas. No, no vamos a decir villanos. Todavía no, pero tampoco lo descartemos. Sí, es cierto, en múltiples ocasiones, los poderosos Vengadores han tenido que hacer frente a amenazas tan grandes que un solo héroe -o un solo Dios- no habría podido con ellas. Pero los momentos más palomiteros de la serie han sido en las batallas grupales en plan circo de tres pistas. Y, a menos que Aaron dé un inesperado golpe de timón, lo que nos está ofreciendo en esta serie es un blockbuster de primer nivel, en un registro totalmente diferente de series más intimistas como Scalped o Paletos Cabrones. Y sí, hay momentos para la definición de personajes. La relación que se está planteando entre Robbie Reyes y Tony Stark es, como mínimo, interesante. No tanto, por otro lado, la que se está viendo entre Thor y Hulka.
¿Y quiénes son los grupos que vamos viendo por aquí? (aviso: si no quieres enterarte, salta hasta después de la siguiente imagen). Volvemos a tener a los Defensores de las Profundidades de Namor, que quiere proteger a los habitantes submarinos de los de la superficie. Al otro lado del Atlántico (o del Pacífico, según por dónde mires), en tierras rusas, se forma la Guardia de Invierno, con personajes soviéticos, entre los que podríamos mencionar la Dinamo Carmesí, Vanguard o una nueva Vuida, en este caso, Roja. Y ante la negación del grupo de defender los intereses estadounidenses en el mundo, el General Ross busca un supergrupo a las órdenes del país. Cómo cumplirá ese papel el Escuadrón Supremo es algo que está por ver, pero ha conseguido picarme la curiosidad.
Terminada la pasarela de supergrupos, llega el momento de los teasers y de mostrar que Marvel se encamina a volver a ser un universo cohesionado. Así, se nos explica un poco más el papel de Loki en la refundación del grupo vista hace unos meses, se hacen referencias a la reciente Guerras del Infinito y a la próxima Guerra de los Reinos, y en una espectacular doble splash de Adam Kubert se nos muestran retazos del futuro. La aparición de Malekith nos hace evidente referencia al final de la etapa de Aaron en Thor. Lo que hace Hyperion nos deja claro que hay una confrontación en el futuro. Puño de Hierro peleando con lo que parece ser La Mano no descuadra demasiado, pero por qué el Castigador lleva una armadura medieval y una espada nos deja casi tan expectantes como la imagen del Hombre Cosa con Mjolnir. ¿Y qué pinta la Marca Estelar en todo esto?
A lo largo de estas páginas tenemos cinco dibujantes. Los dos titulares, David Marquez, que cada día resulta más interesantes, y Ed McGuinness, con su recital de deficiencias habitual: desproporciones, estética cartoon, narrativa confusa y ausencia casi total de fondos. Y tenemos tres invitados: el siempre bienvenido Frazer Irving, que nos ha picado la curiosidad con ese Deathlok prehistórico, Adam Kubert, en la mencionada escena de Loki, y Andrea Sorrentino, presentando una trama argumental que tendremos aquí en… nada, tres o cuatro números más.
La llegada de Aaron a la serie de los Héroes más poderosos de la Tierra nos dejó a muchos con ciertas dudas. Sí, es cierto, estaba mucho más inspirado que varios de sus antecesores en la cabecera, pero sabíamos que este autor es capaz de más. Poco a poco, nos está dejando aquí y allá pistas de que todo está planteado, de que hay una idea a largo plazo detrás de lo que nos está contando, y de que no hay improvisaciones sobre la marcha (sí, Bendis, hablo de ti). Ciertamente, la historia que nos está contando es puramente superheroica, hiperbólica y bombástica, pero Aaron es un tipo que, aunque brille más en historias más humanas, nos ha demostrado que sabe manejarse como pez en el agua en terrenos más pijameros. Ahí está su Lobezno y la Patrulla X, uno de los mejores títulos mutantes de la última década. Y poco a poco está consiguiendo convencer hasta a los que fuimos más críticos con él.