Ya hace un buen puñado de años que las películas de superhéroes son algo habitual en la cartelera, después de encadenar un taquillazo tras otro. Y las editoriales de los cómics en los que se basan las susodichas películas son plenamente conscientes de que el mercado ya no es cómic y sólo cómic. Las sinergias entre medios hacen que las creaciones del medio impreso sirvan de brainstorming y fuente de personajes y conceptos para los medios audiovisuales, y a la vez las películas sirven de potenciadores de ventas de los cómics de los personajes que aparecen en ellas. Así que no es de extrañar que, aprovechando el estreno de Capitana Marvel en marzo de 2019, ese mismo mes Marvel lanzara una serie limitada protagonizada por un grupo de Skrulls, raza que tuvo su debut cinematográfico en la película de Carol Danvers. ¿El resultado? El primer número de Los Skrull entró en el top 100 por encima de los 20000 ejemplares, vendiendo más que Pantera Negra, que Spiderman/Masacre o que Sr. y Sra. X. Y eso que ningún personaje importante de Marvel tiene un peso importante en la serie y sólo aparece como telón de fondo en un par de ocasiones Iron Man. Misión cumplida, ¿no?
Los Skrull son una raza que debuta en el segundo número de Fantastic Four, allá por 1962, en plena Guerra Fría. La idea de personas infiltradas en la sociedad americana sin saber que pueden pertenecer a una potencia invasora extranjera era muy potente en una época en la que la paranoia era una forma de vida en Estados Unidos. Con el paso del tiempo, los Skrull han ido ganando en profundidad y trasfondo y, aún siendo una metáfora del espía encubierto, son una de las razas más populares del Universo Marvel tras casi sesenta años de historia. Pero en esta serie limitada, se aprovecha más la idea de los espías encubiertos que la del cosmos superheroico de la editorial. Los cuatro skrull protagonistas de esta serie viven camuflados como una familia norteamericana ordinaria, intentando infiltrarse y destruir desde dentro algo llamado Proyecto Flor que supone un peligro para toda su raza. Y sí, si te suena familiar y te recuerda en cierto modo a la serie de televisión The Americans… es porque tiene un planteamiento muy similar.
Cuando uno piensa en skrulls en los últimos tiempos, es inevitable que venga a la cabeza el evento Invasión Secreta. Pero el enfoque que aquí nos plantea Robbie Thompson (Seda, Spiderman/Masacre) no tiene nada que ver -afortunadamente- con la historia de Bendis y Yu. Mientras que el crossover de 2008 estaba principalmente orientado a la acción, Unidad Familiar se centra más en la definición de personajes, dedicando a cada uno de los cuatro protagonistas su propia linea argumental y su pequeño momento de gloria. Y el dibujo de Nico Henrichon, conocido principalmente por Leones de Bagdad, cumple a la perfección con el ambiente planteado. Cuando se muestran con su imagen real, los skrulls son tan amenazantes como se espera de ellos, pero el punto visual realmente interesante son esos momentos en el domicilio familiar en los que están vestidos de humanos y actuando con una familia pero con su cara verde descubierta.
La mayor sorpresa que nos ha dado Los Skrull: Unidad Familiar es que, aún siendo una serie lanzada al mercado con motivos estrictamente comerciales y para aprovechar el tirón de una película, es un producto que funciona por sí mismo y de una calidad indiscutible. Es una lectura interesante, una historia con un ritmo impecable y un dibujo que cumple a la perfección, nada que ver con otras series que han visto la luz a rebufo de películas o eventos editoriales. Si acaso, por poner un pero, habría que señalar que el tomo, aunque cierra la trama principal de una forma impecable, acaba con un continuará, dejando la puerta abierta a una hipotética continuación que no sabemos si algún día tendrá lugar. Pero, desde luego, si algún día llega, que me cuenten entre los lectores que tendrá.