Por fin llega a España una de las obras más polémicas del, por otro lado, siempre polémico Howard Chaykin: Los estados divididos de Histeria, y llega de la mano de Dolmen. Y una vez leída, y después de hablarlo en persona con él en la entrevista que pudimos hacerle en el Heroes Comic Con de Valencia en 2018, tengo que decirlo: menuda estupidez de polémica. Para los más despistados os recuerdo qué pasó: cuando se publicó el cuarto número de este primer arco argumental, salió con una portada en la que se veía a un pakistaní ahorcado con los genitales mutilados. La portada, si uno lee la obra, representa esa decadencia de la sociedad y ese agorerismo de que esto se va tomar por saco como no hagamos algo para remediarlo. Pues hubo quien entendió que esa portada invitaba al racismo y a la violencia contra grupos étnicos. Hay que ser imbécil. Y más conociendo al autor. El resultado fue una polémica absurda y la retirada de dicha portada pasando a ser otra… pero al menos la serie pudo continuar su andadura.
Como dice el propio Chaykin en la entrevista que nos concedió y en el artículo incluido en este tomo, se dio la curiosa coincidencia de que ese mes se iba a llevar a cabo el evento Banned book week, un movimiento en el que se homenajea a aquellos libros que tuvieron que soportar el peso de la censura. De hecho, se realizó una portada de la serie para tal evento, que también viene incluida en el tomo. Como no se cansa de repetir Chaykin, fueron muchos los que decían aquello de «estoy a favor de la libertad de expresión pero…». La doble moral que tanto gusta en EE.UU., puedes sacar en pantalla a un hombre lobo comiéndose los intestinos de un niño, pero su portada… ojo, que eso es delicado.
Polémicas aparte, estamos ante un regreso por todo lo alto del autor, a la altura de sus mejores obras y con ese toque conspiranóico y catastrofista de su American Flagg. Con Los estados divididos de Histeria, Chaykin hace una obra contundente, con varias capas de lectura y artísticamente impecable. Una interpretación de cómo podría haber discurrido su país, de no haber ganado Trump las elecciones porque, quién iba a pensar que acabaría ganándolas…
La obra parte de la premisa del error de un agente de la CIA a la hora de predecir un ataque terrorista, que acaba devastando la ciudad de Nueva York. A modo de redención, Frank Villa recluta a un grupo de condenados a muerte formado por un asesino en serie, un estafador que asesina a sus víctimas, a un francotirador afroamericano y a una prostituta travestida que tuvo que matar a unos clientes para defenderse de un ataque. Con tan dispar y peligroso equipo intentará acabar con los responsables del ataque terrorista, en una trama con reminiscencias a Doce del patíbulo, su contrapartida en cómic Escuadrón Suicida, o incluso a una versión hardcore de Misión Imposible.
Estamos ante un Chaykin muy crítico y duro, pesimista y agorero, que realiza una obra que puede leerse como una historia de aventuras sin más, pero que tiene muchas más capas de lectura, como una crítica feroz a una sociedad en decadencia, que se deja arrastrar por el odio esparcido por redes sociales y noticias impactantes, o el reflejo de un mundo con gobernantes sin preparación que mueven el mundo a base de odio. Resulta divertido leer al propio Chaykin en el epílogo explicar que hizo la obra pensando que Clinton ganaría y que los seguidores de Trump podían seguir presionando a base de odio y violencia a la hipotética presidenta. Más curioso resulta ver cómo traslada cierto affair sexual de cierto presidente hace años a esta presidenta…
Pero si en algo sorprende Los estados divididos de Histeria es en su empaque visual. Chaykin se basa en una composición de página de tres filas de viñetas. En cada fila hay una sola viñeta aunque suele haber otra más pequeña, de detalle, sobre la principal. El dibujo se nota trabajado y muy bien pensado, con un acabado francamente bueno. Se ve la dedicación y entrega del autor, no es un cómic que haya realizado aprisa y corriendo. Y si el dibujo es bueno, brilla especialmente el trabajo de Ken Bruzenak, rotulista y encargado de los efectos digitales, que aporta una ambientación opresiva, con numerosos efectos de onomatopeyas, interferencias y cuadros con mensajes de redes sociales, que dan esa sensación de conciencia global y control por parte de los gobiernos a la sociedad. Produce una sobrecarga visual que puede llegar incluso a agotar, pero que consigue el efecto deseado, de incomodar la lectura y contribuir a esa sensación de sociedad en decadencia que ya solo puedo dejarse arrastrar por su propia inercia.
A pesar de la libertad ofrecida en Image, Chaykin contrata a su propio editor para sus series, algo que se nota en la contención de determinados momentos. Hay escenas en las que el riesgo de irse de las manos es más que palpable, y sin embargo no llega a desmadrarse… si se puede decir eso en una obra tan excesiva como esta. XD.
En definitiva, Los estados divididos de Histeria.
Una gran obra, y un gran trabajo de Chaykin, en plena forma y con un guión que va mucho más allá de la propia historia. Los estados divididos de Histeria supone una crítica feroz a la sociedad estadounidense y por extensión mundial. Una reflexión sobre el poder de los movimientos de pensamiento, de grupos raciales y de la propia hipocresía que encierran cuando se trata de conseguir sus propios intereses. Un retrato afilado y certero que no da puntada sin hilo.
Dolmen presenta la obra en una edición muy cuidada, con un buen papel, extras interesantes (portadas alternativas, artículos, proceso de rotulación explicado por su responsable) y un encuadernado en cartoné. Lástima que el precio final, incluida la reducción de precio al anunciado originalmente, se trate de un importe que seguro va a alejar a muchos de una obra que merece y mucho la pena.
Lo mejor: La profundidad que aporta a la obra Chaykin en un guión muy cuidado. Lo agresivo que es. Espectacular trabajo gráfico por parte de Chaykin y Bruzenak.
Lo peor: El precio va a asustar a muchos, aunque la edición es fantástica.