La salida de John Byrne de la colección de Los 4 Fantásticos dejó un vacío de esos difíciles de llenar. A pesar de ser una de esas series que cualquier guionista soñaría con escribir por la relevancia que siempre ha tenido en la casa de las ideas, venía de atravesar una de sus etapas más relevantes, con un nivel tan alto que se antojaba muy complejo innovar después de seis años para el recuerdo. Por eso, el elegido fue un autor con tablas, veterano en la escritura y que además se encontraba escribiendo varias series en aquel momento: Steve Englehart. Con Marvel Héroes. Los 4 Fantásticos Todo queda en familia, Panini comienza a recopilar en dos tomos omnibus toda su etapa. Aunque quiera evitarlo, no puedo sino usar algunos tópicos, pero es que es una serie hija de su época, y no creo que sorprenda a muchos si digo que no estuvo a la altura de las expectativas.
Los esfuerzos de Englehart por hacer una etapa distinta e identificable son muy evidentes… pero no por ello con un resultado acorde a sus buenas intenciones. El guionista se centró en cerrar los pocos flecos sueltos que había dejado Byrne, y en hacer una alineación rompedora como golpe de efecto. Al estar escribiendo Los Vengadores Costa Oeste, la serie limitada de Visión y Bruja Escarlata o Estela Plateada, decidió hacer tramas que venían o iban de una a otra de sus series, algo que en momentos concretos se convierte en un problema, por no haber envejecido demasiado bien. Lo mismo sucede con las tramas románticas, con un peso demasiado grande en una serie como esta.
Y es que la primera decisión fue rehacer el equipo, y para ello, manda a Reed y Susan a ejercer como padres de Franklin y dejar al frente del grupo a Ben Grimm. Johnny está demasiado distraído con su reciente boda con Alicia Masters (ahora Storm) y el nuevo líder se ve presa del síndrome del impostor, no se ve a la altura para tomar la decisión de elegir los sustitutos de sus amigos. Poco a poco da el paso y elegirá a Crystal y a la Ms. Marvel Sharon Ventura. La difícil elección para La Cosa fue fácil para el guionista, puesto que ambos personajes aportaban un elemento fundamental para lo que tenía en mente: el salseo.
Crystal había mantenido una relación larga con Johnny, y había finalizado su matrimonio con Mercurio. Así, se aseguraba el triángulo amoroso y una fuente de dudas para una Antorcha que todavía albergaba sentimientos por la Inhumana. Por otro lado, Sharon Ventura venía de pasar por un mal trago tras ser apresada por el Agente de Poder en la serie del Capitán América sufrió abusos sexuales por parte de los secuaces del científico Karl Malus. Sharon se unía al grupo por respeto al único hombre al que toleraba en ese momento, puesto que no veía a La Cosa como tal, y su aspecto le ayudaba a aceptar su compañía. Esa situación producía al mismo tiempo incomodidad en el bueno de Ben, que sí tenía aún sentimientos hacia ella y al que le dolía ser tratado por ella como casi un monstruo. Las tramas románticas no habrían sido del todo mala idea si no se hubiera apoyado tanto en ellas. Al leer estos números tan de seguido, la dificultad de Sharon por sobreponerse llega a resultar redundante, por no hablar de la indecisión de Johnny.
Tampoco ayudaba mucho que Englehart se escudase tanto en historias anteriores, y es que prácticamente todos los enemigos a los que se enfrentan vienen a cerrar tramas previas o a cumplir una venganza por un enfrentamiento anterior, cuando no venían de algún arco argumental de la serie de los Vengadores Costa Oeste. Además, estábamos acabando los años 80, y los crossovers habían venido para quedarse. Por ello, tendremos números que cruzan con La caída de los mutantes, La guerra de la Evolución… por no hablar de la infame Secret Wars III, un evento que no llegó ni a contar con su propia cabecera y que prácticamente se contuvo a un número de esta serie. El único personaje de nueva creación fue Fasaud, una suerte de Djinn tecnológico que resultaba interesante, pero que levantó ampollas en la comunidad árabe por reflejarles de un modo tan negativo y no contó con excesiva continuidad. Las raíces del ofendiditismo son largas…
Lo mejor que tienen estos números son esos primeros de John Buscema, para ser sustituido por un Keith Pollard en un buen momento de forma. Como buen admirador de Joe Sinnott, el hecho de que estos números estuvieran entintados por él es otro aliciente para disfrutar de la colección gracias a sus limpias tintas que, aunque para algunos resulta invasivo, a mí personalmente me deleita.
En definitiva, Marvel Héroes. Los 4 Fantásticos Todo queda en familia es el primero de los dos omnibus que recopilará la etapa de Steve Englehart. Se trata de una etapa excesivamente preocupada de conectar con otras colecciones y recuperar tramas anteriores, además de introducir tramas románticas con las que mantener ese tono de serie de superhéroes donde siempre ha habido subtramas de problemas familiares cotidianos. A pesar de todo, creo que con una visión de perspectiva de su tiempo, se puede disfrutar y que tiene un aspecto gráfico muy destacable, pero no será de esas etapas que todos recuerden cuando hablen del grupo, ni siquiera teniendo a esa «Cosa piña» que a algunos nos gustaba por su aspecto.
Lo mejor: Recuperar más del material clásico de los 4F de los que, tras el segundo tomo con estos números, ya apenas quedará la etapa de DeFalco.
Lo peor: Le pesan mucho las continuas referencias y las tramas románticas.