Es curioso, pero llevo ya de un tiempo a esta parte en que todos los años aparece alguna autora nacional que me hace explotar la cabeza con una propuesta narrativa completamente diferente, precisamente lo que más satisfacción me proporciona de leer cómics. Si hace un par de años fue Laura Pérez con sus propuestas de poesía gráfica, o el año pasado hicieran María Medem y Bea Lema, en los apenas dos meses que llevamos de 2024 ya tenemos la firme candidata para este año: Candela Sierra. Su Rotunda me pareció una obra muy sorprendente que, sin ser una obra grandiosa, ya dejaba ver que su autora no buscaba contar las historias que tenía en mente de una manera convencional. Astiberri nos trae su siguiente obra, Lo sabes aunque no te lo he dicho, donde explota con una acidez y manera de ver la sociedad actual que me ha producido incomodidad, explosiones de carcajadas y necesidad de continuar con la lectura.
Sierra nos muestra de una manera satírica sus impresiones de la sociedad actual. Como hiciera Will McPhail en In pero sobre todo en Amor y Alimañas, la recopilacion de sus viñetas para el New Yorker, la autora malagueña nos abre una ventana a un caleidoscopio de historias cotidianas que, en más de una ocasión, nos rememorarán escenas conocidas en nuestro día a día. Y la obra comienza con una absoluta declaración de intenciones en cuanto abres el libro por su primera página: Sin espacio para títulos de crédito de ningún tipo, Sierra nos muestra una doble página donde los bocadillos nos van conduciendo de un sitio a otro, pasando por los muchos personajes que llenan la sala de un cine. A continuación viene la página con el título… y seguiremos saltando de escena a escena, de un personaje a otro permitiéndonos hacer una foto de situación de la sociedad actual.
Lo sabes aunque no te lo he dicho habla de las relaciones actuales, basadas en el individualismo, en la falta de sinceridad, pero sobre todo en el narcisismo. Y lo hace de una manera absolutamente despiadada, aprovechando el lenguaje del cómic de una manera sublime y mostrando escenas que el lector va a recibir como chocantes y casi paródicas… pero que con solo reflexionar un poquito en lo que nos cuentan y no en cómo nos lo cuenta, vamos a encontrar referentes inmediatos en nuestra vida. ¿Quién no ha pensado alguna vez en cómo se utilizan las redes sociales hoy día? No son más que espejos donde mirarse uno mismo. No los demás. La manera en que Sierra representa eso es con una escena en la que un escaparate de espejos se convierte en una atracción para la gente que pasa por ahí, y se agolpan para verse a sí mismos. Con ese tipo de metáforas, tan impactantes como inteligentes, invita al lector a la reflexión y en algunas ocasiones a soltar una carcajada.
La obra analiza todo tipo de relaciones: amistosas, de pareja, familiares, laborales, y critica la hipocresía y el individualismo imperante en la actualidad. Hay una escena que, probablemente, me parezca de las más impactantes de toda la obra, que nos muestra una conversación entre dos amigas: Una se encuentra a punto de entrar en una misa de difuntos, la otra ha tenido una cita sexual desastrosa. Cada una de las dos quiere contar lo que le preocupa, con meras frases de asentimiento a lo que le cuenta su amiga, pero virando rápidamente hacia su propio tema, dando a lugar una escena tan delirante como incómodamente realista. No sé vosotros, pero yo conozco a alguna persona así.
El dibujo de Candela Sierra es muy sencillo, con colores cálidos, pero en esta obra la potencia radica en los efectos narrativos que utiliza: desde desenfoques o pérdida de detalle, cuadros de texto que inundan la página, rejillas de página de diseños fraccionados… todo acompañando a la perfección al mensaje que pretende enviar con cada escena. No es como otras obras en las que se adivina una intencionalidad de lucimiento con viñetas llamativas a la que se adapta la historia. Aquí cada recurso tiene sentido y en ningún caso se percibe una sensación de que esté puesto «porque sí».
En definitiva, Lo sabes aunque no te lo he dicho es una obra que creo que está pasando demasiado desapercibida por la cantidad de obras que inundan el mercado hoy día, pero que no me cabe duda que puede ser de esas obras que se vean empujadas por el boca a boca y cuya carrera vaya ganando con el tiempo. Candela Sierra hace un retrato de la sociedad actual, utilizando una perspectiva muy ácida y crítica, pero a la vez necesaria por lo duro que puede resultarnos de ver hasta qué punto hemos involucionado socialmente gracias a la tecnología que precisamente lo que busca es un mundo más global y conectado que nunca. Critica inteligente y ácida, nada gratuita, que confirma a Candela Sierra como otra de esas autoras emergentes formadas y con personalidad. Deseando ver su siguiente obra, que está realizando para la editorial francesa Virages Graphiques.
Lo mejor: Su mala leche y falta de límites, imprescindible para que la obra no quede en una mera anécdota.
Lo peor: Los aficionados al ofendiditismo, para sorpresa de nadie, se ofenderán.