Una vez finiquitada la 28 edición del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, parece que las opiniones coinciden: ha sido un Salón anodino, soso, sin eventos espectaculares ni artistas de renombre para dar empaque, y con una afluencia de visitantes más bien escasa en comparación con ediciones anteriores.

Oh, sí, el cómic europeo estuvo muy bien representado por Moebius, Tardi y Liberatore, pero el género superheroico no contó con ningún “primera línea”, como otros años. Los más conocidos, Iván Reis, Gail Simone, Gene Ha y el dúo Andy Diggle / Jock (presentando la película de Los Perdedores). Ah, sí, y Jeff Smith, claro.

Como se ha dicho, no ha habido grandes sorpresas, ni siquiera en la entrega de los Premios del Salón, que estaban cantados. Sólo ha habido dos momentos que requerirán mayor análisis en el futuro: el affair de los Premios, y la expulsión de un librero del stand de Planeta por una rencilla personal no saldada. Suponemos que en los próximos días podremos disponer de más versiones de sendas historias.

La distribución de stands ha seguido la mis ma tónica de años anteriores: cómics, cine y videojuegos, merchandising, gótico y chucherías. Dabido a que no había el aglomeramiento de años anteriores, ni siquiera el sábado, era posible visitar los stands sin tene que abrirse paso a codazos, y visitar las exposiciones en calma.

Las exposiciones sí fueron algo a destacar: sobre todo la impresionante sobre cómics y música, las portadas de Azpiri para videojuegos clásicos, y la dedicada al Príncipe Valiente de Hal Foster. Aunque mi favorita fue la de Ana Miralles, con ilustraciones de una calidad pasmosa.

Podríamos resumir diciendo que ha sido un Salón para el que tampoco había grandes expectativas, y que por eso no ha defraudado. En los próximos días subiremos fotos de las galerías y las entrevistas a los autores que hicimos.