El año pasado, nuestra compañera Iratxe y yo iniciamos un club de cómic, enmarcado dentro del plan de fomento de la lectura, en colaboración con el Instituto de Enseñanza Secundaria Conde Diego Porcelos, y gestionado desde su biblioteca por dos profesoras del centro, Mercedes y María. Lo que empezó con una docena de chavales ha ido creciendo poco a poco, y a estas alturas ya superan la cuarentena, se ha separado en dos grupos en este centro y se ha extendido a otros tres institutos de la ciudad.
El caso es que a principios de este año lectivo tuvimos una primera reunión con los chicos y chicas que iban a participar en esta iniciativa durante este curso. En ella, además de retomar el contacto con los que ya estuvieron el año pasado y presentarnos a los nuevos, propusimos a los lectores varios títulos para hacer una primera lectura y analizar juntos el cómic elegido. Los más jóvenes, de 1º y 2º de la ESO, eligieron Nimona, de ND Stevenson. Los mayores, de 3º y 4º, eligieron prácticamente por unanimidad Blankets, de Craig Thompson. Vamos a centrarnos hoy en este último grupo.
La chavalería había hablado y nosotros respetamos su decisión. Teniendo en cuenta que Blankets está sin duda entre el top de nuestra extensa colección, nos pareció una elección excelente, aunque quizás estábamos un poco escépticos: se trata de un cómic de casi seiscientas páginas que tenían que leer cerca de veinte personas que reparten su tiempo entre clases, tarea, exámenes, extraescolares, familia y, por supuesto, ocio personal. Y entre toda esa apretadísima agenda, tenían que sacar tiempo para leer esta obra en el plazo de un mes, rotando entre todos los ejemplares que nos había facilitado la red de bibliotecas de la Junta de Castilla y León.
Y lo primero que tenemos que decir es que ha sido toda una lección de humildad para nosotros, veteranos lectores que ya peinamos canas. La primera, por la responsabilidad que han demostrado. Casi todos los asistentes se habían leído el cómic completo. Y todos, absolutamente todos, se habían leído al menos una buena parte de él. Y la segunda y principal, la capacidad de percepción y análisis crítico que mostraron. Una capacidad que los lectores más veteranos -me resisto a usar el término pollavieja, pero creo que aquí es oportuno- infravaloran injustamente. Percibimos un nivel de comprensión, argumental, emocional y gráfica, en estos chicos y chicas que muchos lectores cuarentones con media vida leyendo tebeos no tienen.
En una ronda inicial de opiniones individuales, coincidieron prácticamente todos en destacar la potencia emocional de la obra que habían leído. Una de ellas, una chica con unas inquietudes que le llevaron a apuntarse al club aún no habiendo leído cómics previamente, dijo que no le había gustado por el malestar que le había provocado en algunos momentos. Otro señaló que tras cerrar el libro fue incapaz de dormir. Y varios comentaron que les había resultado tan absorbente que se lo habían leído de una sentada. Seiscientas páginas, señores. Ahí es nada. Lo que todos dejaron claro es que la inmersión y la empatía no son capacidades que les resulten ajenas.
Una de las sensaciones que destacaron prácticamente todos fue la nostalgia. A la mayoría de ellos les resultó muy familiar la sensación de pérdida tras haber sido separados de un hermano con el que habían compartido habitación. Incluso hubo quien comentó, de forma muy perceptiva y acertada, que la sensación de nostalgia queda acentuada por el uso de tiempos verbales en pasado en los cuadros de texto, aunque la acción en los bocadillos se esté narrando en presente.
¿Y sobre la relación emocional entre Craig y Raina? Disparidad de opiniones, pero todas ellas perfectamente válidas. No fueron pocos los que señalaron que era una relación condenada al fracaso desde el primer momento, que eran demasiado diferentes, mientras que otros pensaban que sus diferencias les hacían complementarios y podrían haberse aportado mucho el uno al otro. También, que la separación total es menos dolorosa que una parcial, y que si no puedes estar con una persona por la que tienes sentimientos es mejor que no esté en tu vida. E incluso alguno dijo que quemar los recuerdos de una ex puede llegar a ser liberador y catártico.
Vamos con el apartado puramente gráfico de la obra. Varios señalaron que es muy notable que el trazo es más agresivo en las escenas más violentas, como el cuarto de las arañas o los abusos del canguro, y que las viñetas están más cargadas de negros, y que hacia el final, cuando el protagonista ha llegado a una forma de entendimiento consigo mismo, todo es más calmado y más blanco. Incluso uno se fijó en un detalle curioso que a nosotros se nos había pasado por alto. La escena de la misa en la que el pastor dice que abran el cancionero por la página 151… es la página 151 del libro. Mira justo encima de este párrafo.
¿Y qué representa la escena del salto en la nieve?
Un punto y aparte en la vida. Un nuevo comienzo. Las metáforas, tanto verbales como visuales, las cazan al vuelo. Son lectores jóvenes, y quizás no conozcan los términos técnicos específicos del medio, pero son inteligentes, perceptivos, empáticos y saben expresarse con claridad.
Les planteamos una idea a los chicos. Si tuvieran delante al autor, ¿qué le preguntarían o qué le dirían? Varios se interesaron por la relación actual del autor con su familia, especialmente con su hermano. Nos sorprendió que más que la relación emocional les interesara a la mayoría la relación fraternal. También todos se mostraron afectados por la escena de abuso por parte del canguro, y se preguntó si habían presentado cargos contra él. Si había vuelto a tener relación con Rania, y si aún guardaba la manta. Y uno de ellos dijo que simplemente le gustaría poder darle las gracias por haber escrito Blankets.
Ya en casa, me ha dado por pensar. ¿Qué cómics leía yo a la edad de estos chavales? De trece a dieciséis años, recordemos. Para los veteranos, 1º y 2º de BUP. Yo, personalmente, algún tebeo de superhéroes disperso -no empecé a coleccionar hasta algo más tarde-, algo de 2000AD de MC Ediciones, Mortadelo, Astérix, algún Creepy o Dossier Negro… Nada ni remotamente parecido a Blankets. No tengo claro que el mercado del cómic vaya a ser similar a lo que tenemos hoy en día cuando esta generación tome las riendas de lo que les dejemos del mundo. Pero lo que está claro es que hay relevo generacional. Hay lectores que vienen muy preparados, y tienen cosas muy interesantes que decir. Sólo tenemos que escucharles y prestar atención, porque nos pueden aportar mucho.