Hay series que uno nunca espera que lleguen a ser publicadas. Una de estas colecciones sería sin duda Leyendas de la Patrulla X (o X-Men Legends en el original americano). Me dicen hace un año que en medio de todo el pifostio que está montando Jonathan Hickman con la franquicia mutante (donde se apuesta por cierto de modernismo rupturista) iban a publicar una colección donde se retoman ideas de hace treinta años y sencillamente no me lo creo.
En serio, que en pleno año 2021 haya un editor Marvel que se moleste en recordar los cabos sueltos que quedaron en las series mutantes hace treinta años es algo cuanto menos sorprendente. Es cierto que en aquellos años el batiburrillo de personajes y de tramas que se abrían cada mes era enorme. También fueron unos años convulsos. Y es que la crisis financiera (que casi acaba con Marvel), además de la crisis creativa (Heroes Reborn, Onslaught, la Saga del Clon, mil y un crossovers…) y el continúo baile de autores provocó que historias que llevaban años cocinándose a fuego lento se quedaran sin una conclusión definitiva. Pues bien, Leyendas de la Patrulla X viene para llenar ese agujero.
Leyendas de la Patrulla X o cómo abrazar tu herencia
A decir verdad, la esencia de Leyendas de la Patrulla X no es ninguna novedad. Para el recuerdo queda esa joya llamada Las historias jamás contadas de Spider-Man, en la que Kurt Busiek se empeñaba en llenar los huecos (que no sabíamos que existían) de los tebeos de Stan Lee y Steve Dikto. Los propios mutantes también tuvieron algo parecido con la serie regular de X-Men Forever de Chris Claremont en la que el, antaño, patriarca del Homo Superior, seguía la historia de los personajes como si nunca hubiera abandonado la franquicia e ignorando lo que se había contado después de su marcha original.
Fue un experimento de cierto éxito, pues la miniserie original de X-Men Forever fue continuada con una serie regular que contó con un anual y con dos miniseries que tenían la misma intención, pero protagonizadas por Los Nuevos Mutantes y por el X-Factor Original (esta última escrita por Loius Simonson).
Lo más rocambolesco de esta Leyendas de la Patrulla X es que: ¡Las historias entran en continuidad! ¿En serio era necesario? Uno pensaría que la actual continuidad mutante ya es lo bastante compleja como para encima meterle más caña con carácter retroactivo. La cosa es que se ve que la estructura de recuperar a autores de la época y el hecho de que las historias se agrupen en arcos de dos números debe de funcionar bien, pues la serie va por el número diez y vende una media de 50.000 copias. Veremos lo que dura, pero será mejor centrarnos en el aquí y ahora y disfrutar.
Sí amigos, disfrutar. Porque de eso se trata, y nada mejor para empezar que regresar a la etapa de Fabián Nicieza como máximo responsable. El guionista, co-creador de Masacre, fue heredando los distintos títulos X según iban bajándose del carro Rob Liefeld o Chris Claremont. Ya con el poder en sus manos, Fabián Nicieza se aseguró de hacer unos tebeos que, como mínimo, eran entretenidos. Pero sí que es verdad que con el tiempo hemos visto que son obras muy hijas de una época donde mandaban los excesos.
En los noventa todo tenía que ser más: con más acción, con más armas, con más sangre, con más músculos y sobre todo con más personajes molones. Era como si hubiera un mandato mediante el cual debiera debutar un poochie cada mes. Así que con Gambito copando los principales puestos de popularidad muti, a Nicieza no le quedó más remedio que tratar de rizar el rizo creando a: Adam X!
Leyendas dela Patrulla X. Una serie divertida y desvergonzada
Esta Leyendas de la Patrulla X es deudora de aquella franquicia en la que daba la sensación continúa de que no había nadie al volante. El propio Adam X es un reflejo de ello. Todavía me imagino la conversación en el bullpen (o más seguramente en un bar ciegos de whisky en compañía de un Scott Lobdell, que no paraba de contar chistes malos) en plan:
“Que sea humano y que sea Shiar” check!
“Que sea un chulito cachas” check!
“Que tenga garras molonas como Lobezno” check!
“Que su origen sea confuso o mejor ¡que sea el tercer hermano Summers” check!
Pues de esto, amigos, va este primer arco de Leyendas de la Patrulla X para determinar la verdadera identidad de Adam X. Para ello contamos con un Fabián Nicieza que ha pillado bien el chiste y se ha desmelenado a la hora de regalarnos dos números llenos de batallas absurdas, poses chachis y todo tipo de excesos marca de la época. Pero qué cojones, le han quedado estupendamente, con una historia que además está bien contada y que cuadra con todo lo que sabíamos al principio, sin desmerecer ni echar por tierra la etapa en la que Ed Brubaker nos presentó al, hasta ahora, verdadero tercer hermano Summer: Vulcano.
El chiste sigue con la elección como dibujante de Brett Booth (porque espero y deseo que sea un chiste, ya que darle trabajo voluntariamente a este señor debería estar penado). Un artista que en el momento en que los cómics de los que parte esta mini saga se estaban publicando se encontraba trabajando para la editorial en la que Marvel Comics se miraba: Image.
Booth demostró sus cualidades (buenas o malas, no importa, hablamos de cualidades al fin y al cabo) en Wildcats y Backlash y más tarde en algunas cabeceras menores de los mutis, por lo que a falta de un Tony Daniel, Greg Capullo o Brandon Peterson de la vida bueno es su estilo recargado lleno de rayitas y de exageraciones anatómicas, de tal forma que solo es capaz de brillar en las escenas de acción (y tampoco demasiado). Destacar que esta búsqueda por igualar a los años 90 se puede ver hasta en la elección del logo en las portadas.
En resumen. Leyendas de la Patrulla X es una serie pensada para lectores nostálgicos o para continuity cops que necesitan que cada pieza de su puñetero rompecabezas encaje. Si sois de los que habéis descubierto a Cíclope, Lobezno y compañía en los últimos quince años mejor no os acerquéis, porque probablemente no pilléis la coña.
PD: Echadle un ojo detenidamente al árbol genealógico de la familia Summers de la última página. Aclara muchas cosas.
PD2: Por si no ha quedado claro, me lo he pasado condenadamente bien leyendo este cómic.