La Louvière, Bélgica, 1940. Los ejércitos alemanes invaden Europa y el pequeño reino de Bélgica es derrotado tras 18 días. Durante los cuatro largos años que va a durar la ocupación nazi, sus habitantes tendrán que vivir, sobrevivir y mantener la esperanza. Marcelle, Marie-Thérèse, Yvette, Marguerite, Lucienne, Liliane… En medio de este huracán histórico, ¿cómo será su vida? ¿Cómo elegirán vivirla?
Ni yo, que escribo estas líneas, ni (me atrevería a decir) ninguno de los que las leéis hemos tenido que pasar por una guerra. Tal vez algún lector de mayor edad haya vivido los últimos años de nuestra posguerra, pero creo que ninguno ha pasado por un conflicto bélico en su país ni ha tenido que ver más uniformes de soldados que los de su mili o en la jura de bandera de un familiar. Por eso nos resultan tan atrayentes las historias autobiográficas de gente que sí ha tenido que pasar por esto: personas muy parecidas a nosotros, gente ordinaria que ha vivido tiempos extraordinarios. Es la vida de Marcelle Balthazar, una adolescente de un pueblecito rural belga de apenas 25.000 habitantes, La Louvière (La Lobera), y de cómo ella y familia y amigos vivieron esos años de ocupación nazi.
Por fortuna, la adolescencia de Marcelle y sus hermanos transcurrió en relativa tranquilidad en comparación con las vidas de otras personas que tuvieron que vivir el horror de la guerra más de cerca. La ocupación de La Louvière fue bastante pacífica, y se vivió con bastante normalidad, aparte las ocasionales sirenas de bombardeos, y la presencia de soldados alemanes en las calles. La vida de Marcelle se entrecruza con las de los héroes de la resistencia belga Marguerite Bervoets (aquí con el apellido Clauwaerts), Henri Deneubourg (aquí Villeneuve) y Cécile Detournay (aquí Doornik), la primera de las cuales vive en el recuerdo del pueblo en forma de estatua y placa conmemorativa. La autora, Flore Balthazar, nieta de Marcelle, ha mezclado realidad con una pizca de ficción, cambiando algunos nombres de personajes y creando algunos nuevos, en aras de mejorar la narrativa. Por ello, al final de la obra se incluye un texto del Archivero de la ciudad y del CPAS (centre public d’action sociale) de La Louvèére, que pone la obra en perspectiva local e histórica, pese a haberlo hecho ya la autora en unas pocas páginas al principio de la obra.
Marcelle Balthazar y su madre y hermanos estuvieron separados de su padre durante alrededor de 3 años, al ser éste destinado a luchar en la guerra. Pese a no haber tenido que disparar un solo tiro, tuvo que pasar gran parte de ese tiempo haciendo trabajos forzados en un stalag (abreviatura de Manschaft-Stammlager, prisión para suboficiales y soldados*; los Officierlager, u oflags, estaban reservados para los oficiales), donde descubrió que no todos los alemanes eran malvados nazis. Este pensamiento rezuma a lo largo de toda la obra, mostrando a muchos de los soldados destinados en La Louvière como jóvenes no muy diferentes de los propios habitantes de la aldea, con sueños, amigos y familia. Personajes de la obra, como el padre de Marcelle o la propia Marguerite Bervoets llaman a la concordia y al perdón.
* esto me ha traído a la cabeza la sitcom Los Héroes de Hogan, basada en las peripecias de un grupo de prisioneros de guerra aliados en el stalag 13, durante la 2ª Guerra Mundial. Echadle un ojo.
Flore Balthazar, la autora y nieta de la protagonista de Las Lobas, ha usado los recuerdos y el diario de su abuela para construir una historia que, como decimos, entremezcla realidad y ficción, personajes reales e históricos con algunos construidos ex profeso. Si bien algún lector podría estar tentado de compararlo con el Maus de Art Spiegelman, son dos obras que, aunque reflejan el mismo periodo histórico, son diametralmente opuestas en forma y fondo. El tratamiento que Balthazar hace de las circunstancias es mucho más amable con los invasores, de entre los que separa a los soldados, la carne de cañón destinada a Francia y Bélgica, de los oficiales y dirigentes en Berlín. También el dibujo es más suave, menos anguloso que el de Spiegelman, y que en ocasiones recuerda ligeramente al de La Familia Ulises de Benejam. Los fondos aparecen siempre difuminados, perfilándose únicamente los personajes y objetos que están en primer plano. Más que por desidia o pereza, es un curioso artilugio visual que huye del preciosismo y detallismo al que nos tienen acostumbrados muchos autores de la BD francobelga, en beneficio de la efectividad y el ritmo narrativo. Esto agiliza mucho la lectura, al dirigir la atención a la acción y el diálogo en vez de distraer la atención del lector desviando la vista a paisajes excesivamente detallados. Éste no es un tebeo de una autora virtuosista, sino de una narradora, aún bastante novel, pero que sale tremendamente airosa de esta empresa que es contar la vida de su abuela, una adolescente normal, en un contexto histórico extraordinario.
Pese a que existen momentos de tensión, como el bombardeo de La Louvière (a manos, ojo, de los propios Aliados), o el acoso e interrogatorio de Marguerite Bervoets a manos del colaboracionista Edgard Duquesne (aquí encarnado en el brutal Edgard Klettemans), el tono general es tranquilo y costumbrista. Pese al desafortunado entorno que le ha tocado en suerte, la vida de Marcelle transcurre de manera bastante apacible, estudiando y asistiendo a la Escuela Normal (el equivalente a estudiar Magisterio en España) en Nivelles. Su vida transcurre entre clases, visitas a la familia y sus primeros contactos con los chicos, mientras aprende sobre las hazañas de las verdaderas heroínas de La Louvière, las Lobas que dan título a la obra.
Ponent Mon publica esta edición de Las Lobas en un lujoso tomo en tapa dura, de un tamaño ligeramente superior al de la edición original de Dupuis. Un tebeo que nos da una visión del último gran conflicto bélico mundial desde la perspectiva de un pequeño pueblo rural por el que la guerra sólo pasó casi rozando, pero que dejó una indeleble huella marcada. Las vidas de las lobas de La Louvière quedan reflejadas en las páginas de esta obra de Flore Balthazar, un sentido homenaje de la lucha y la resistencia de los hombres y mujeres que amaron y defendieron su país hasta las últimas consecuencias.