Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Las crónicas de Odio 1, de Peter Bagge

Las crónicas de Odio 1, de Peter Bagge
Guion
Peter Bagge
Dibujo
Peter Bagge
Formato
Rústica con solapas. 19 x 27. 224 páginas. B/N
Precio
29,50€
Editorial
La Cúpula . 2021
Edición original
Hate #1-9 (Fantagraphics)

Pese a debutar en Comical Funnies in 1981, Buddy Bradley es un icono del cómic independiente de los 90. Más aún, podríamos ampliarlo y afirmar que es un icono de los años 90, así a secas, y de la llamada Generación X. El motivo es que su verdadera eclosión se produjo cuando Peter Bagge sustituye su serie Neat Stuff por Hate, las historias que se recopilan en Las crónicas de Odio.

Las crónicas de Odio 1, de Peter Bagge

Los años 80 habían enterrado prácticamente la escena underground y el nuevo panorama independiente que crecía se acercaba mucho más a la corriente mainstream con editoriales como First, Eclipse, Comico y otras. La escena alternativa sobrevivía como podía gracias a títulos como Love & Rockets y algunos viejos rockeros como Robert Crumb o Harvey Pekar. Sin embargo, con el cambio de década y de la mano de la editorial Fantagraphics surgía todo un nuevo abanico de autores como Daniel Clowes, Charles Burns, Roberta Gregory, Seth, Chris Ware o Peter Bagge. La burbuja de optimismo de los 80 había estallado y un nuevo modo de hacer tebeos más amargo, cínico y pesimista llegaba para quedarse.

No es casualidad que cuando comienzan las historias de Las crónicas de Odio, Buddy Bradley se hubiera mudado a Seattle, ya que la propia Fantagraphics se acababa de mudar allí un año antes. Seattle era el centro de esa revolución cultural desalentada que se estaba viviendo y Buddy Bradley era el héroe que necesitaba aquella juventud apáticamente inconformista de hace 30 años. Buddy era el héroe de la generación que no quería héroes, un tipo sin un rumbo marcado en su vida, interesado en poco más que el alcohol, las mujeres y la música y sin demasiadas ganas de hacer nada para que eso cambiara. Lo curioso es que en Las crónicas de Odio, Buddy ni siquiera es lo peor del catálogo de basura humana que nos despliega Peter Bagge.

Las crónicas de Odio 1, de Peter Bagge

Las crónicas de Odio nos lleva al tugurio donde vive Buddy compartido con su amigo de la infancia Leonard — alias apestoso —, un mamarracho vividor, y George, un tipo neurótico y conspiranoico. Lo seguiremos en aquellos tiempos en los que todo el mundo tenía un grupo y un fanzine, en ese hastío de vida que consiste en dejarse rebotar de fiesta en fiesta buscando llevarse alguien a la cama o por lo menos, en su defecto, un buen colocón.

Pero Las crónicas de Odio es un cómic de humor, aunque la mayoría de las veces sea un humor amargo. Es como si cuando esto salió, la idea de Bagge fuese que el lector se riera pero se sintiera igual de patético que la fauna que pulula por aquí. Y no solo tiene para la juventud grunge, ya que a través de otros personajes como el hermano de Buddy o los padres de Valerie tiene cera para dar a todos los aspectos de la sociedad americana de la época. El humor de Bagge no busca la complicidad amable, sino que con un cinismo cáustico y derrotista es como si nos hiciera consolarnos con que los demás están aún peor que nosotros.

Por si te queda un gramo de ilusión en el cuerpo, el modo que elige Bagge para trasladarnos todo esto es deliberadamente grotesco, repleto de rostros desencajados y picassianos y cuerpos desgarbados de miembros gomosos, vestidos de tramas sucias y pesadas a lo Crumb. Bagge se confiesa deudor de Peanuts, Mad y los dibujos de la Warner, pero todo esto lo pasará por la trituradora del underground, de Robert Crumb, Rick Griffin o Víctor Moscoso. Es casi como si de algún modo tomara la psicodelia de los 60 y la despojara de todo el color y el brillo para quedarse solo con lo estrafalario.

Las crónicas de Odio 1, de Peter Bagge

No vamos a mentir, leyendo Las crónicas de Odio 1 es inevitable reírse porque de algún modo tiene la habilidad para hacernos formar parte de su colección de basura humana. Nosotros somos el tipo al que ha dejado su novia, al que han echado del curro o acaba de descubrir que tiene vete a saber qué enfermedad. Una vez dentro como un igual, nos pone fácil dejarnos llevar, pero el despliegue de miseria ética que nos propone Bagge puede ser un tanto dura fuera de su contexto.

Han pasado ya 30 años desde que Odio era lo que leía aquella juventud inconformista demasiado hastiada y desencantada como para mover un dedo y tal vez el mundo ha cambiado, pero Las crónicas de Odio 1 nos demuestra que una parte de aquello nunca se ha ido.