Hace unos meses hablaba por aquí del primer volumen del divertido manga La Reina Demonia necesita un descanso. Tras tan disparatado título se encuentra la última apuesta de la editorial Odaiba Ediciones, que sigue haciendo lo posible por hacerse un hueco por el concurrido mercado patrio. Así, apuesta por la cultura asiática en forma de libros y mangas como el que nos ocupa u otros como La empalagosa dieta del amor o Diario de nuestra vida entre gatos en Nakamura.
La Reina Demonia necesita un descanso narra las peripecias de Durandara, la gobernante suprema de Obscurité. No obstante, lejos de presentarse como un ser monstruoso de crueldad inimaginable, nos encontramos con una reina de aspecto totalmente “cute”, preocupada por problemas mucho más mundanos.
La obra viene firmada por la primeriza Madoka Mizuno, que en 2016 debutó con la publicación de este manga. De evidente corte humorístico, se nota una pequeña evolución en el tipo y tono de los chistes que quiere contar, realizando un uso mucho menos sangrante del fanservice y gags visuales del tipo Ecchi (erotismo suave) de los que vimos en un primer tomo en el que las tetas y el culo de la protagonista estaban a la orden del día.
Problemas del día a día para la Reina Demonia
Para este puñado de historias de La Reina Demonia, Mizuno ha optado por abordar dramas más cotidianos, como contratar un nuevo estilista, adelgazar o bien darle a su vida algo de la emoción que desprenden las óperas de los humanos (vamos, que le gustan los culebrones). Como digo, todo problemas que poco tienen que ver con gobernar. También habrá historias más surrealistas de las que no voy a decir más porque son descacharrantes, así que prefiero que le deis una oportunidad a este tomo para descubrirlas por vosotros mismos.
Mizuno se las ingenia para poner a Durandara en una posición cada vez más cafre, en una sucesión de situaciones a cada cual más absurda, evidenciando que quizás no es la más idónea para el puesto de Reina Demonia. Sea como fuere, los que salimos ganando somos los lectores al ser testigos de un dislate sin fin.
Lo cierto es que me he reído bastante con las historias de La Reina Demonia necesita un descanso. Estamos ante un manga sencillo, cuyo único, y sincero, propósito es el de entretener, sirviendo de vehículo de evasión. Me parece además muy meritorio que Odaiba Ediciones haya apostado por este material, porque parece que vivimos una época en la que todo lo que nos llega tiene que ser la obra que redefina las normas de la demografía en la que esté inscrita. Y señores, no todo tiene que ser Ito, Tezuka o Ikegami, por citar tres ejemplos de tres putos dioses del manga.
A veces lo único que hace falta es coger un cómic, sentarte en un sitio cómodo y prepararte para disfrutar de historias efectivas que te hagan pasar un buen rato, te garanticen unas buenas risas y te ayuden a olvidarte por un momento del día a día. Y ya os digo que si dejáis entrar a Durandara en vuestras vidas, esto es lo que vais a conseguir, ni más ni menos.
Como siempre la edición de Odaiba es excelente: Formato tomo tankoubon con papel de calidad, sobrecubierta y buena reproducción de los materiales con un precio muy competitivo. Ojalá sigan apostando por este tipo de obras.
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