Esto es Obscurité, la tierra de la oscuridad, donde una variopinta multitud de demonios atormentan a los héroes que luchan contra ellos. Y el nombre de quien los gobierna es ¡Durandara, la Reina Demonia!

De esta forma empieza cada una de las ocho historias cortas de este primer tomo de La Reina Demonia necesita un descanso. Con este nombre tan rimbombante se estrena en España la mangaka Madoka Mizuno. Además, se trata de la ópera primera de la autora que vio la luz en el pasado año 2016, durante un total de 23 episodios que serán recopilados en dos tomos de la mano de Odaiba Ediciones, editorial especializada en la cultura asiática que desde hace poco se ha animado también a publicar manga en un mercado tan competitivo como el nuestro.

¿Qué nos ofrece la Reina Demonia?

Estamos ante un manga ligero, divertido y plagado de humor absurdo, en el que seremos testigos de las peripecias y complicaciones que sufre Durandara para gobernar una isla llena de monstruos (con diseños de lo más icónicos para los fans de Dragon Quest) y que no para de ser azotada por el acoso de héroes que buscan fama y fortuna.

Lo verdaderamente gracioso es que Durandara se preocupa más de estar guapa, saber qué ponerse o cómo maquillarse que de la situación de la nación como tal. Vamos, que está en la edad del pavo a la enésima potencia.

Si os acercáis a este manga sin ninguna pretensión más que la de pasar un buen rato seguro que alguna sonrisa o carcajada os echáis. La autora aprovecha el pretexto de la Reina Demonia para mofarse un poco de todos los tópicos de los videojuegos de rol y fantasía. De hecho, hay algunos tramos del manga cuya tipografía cambia y la fuente de la letra es más parecida a la que se encontraba en los largos textos de los videojuegos de rol de 8 bits tipo Zelda o Final Fantasy.

En este primer volumen hay algunos momentos bastante gloriosos que parten de situaciones tales como ¿Si somos cinco generales por qué nos llamamos los cuatro temibles? ¿Qué hacemos: nos cambiamos el nombre o despedimos a uno? Votaciones, votaciones dignas del mejor momento de los Monty Python (salvando las distancias por supuesto). También conoceremos a algunos secundarios como la ayudanta de Durandara (que tuvo que sacarse unas oposiciones para trabajar en el Castillo Negro) o al padre de nuestra querida Reina, que se las verá con sus subalternos en un par de escenas picantonas.

Ahora bien, se nota mucho que estamos ante una obra primeriza. Madoka Mizuno parece tener claro el tipo de chistes y mofa que quiere hacer de los mencionados géneros. Sin embargo, parece algo dubitativa sobre la dirección a tomar con respecto a la protagonista. Por un lado tenemos una situación de empoderamiento femenino al situar a una mujer al mando del cotarro, pero por otro la sucesión de chistes más propios del género Ecchi (erotismo leve) va en aumento según avanza la trama, y así podemos ver desde una escena en la que la protagonista enseña las tetorras porque sí, pasando por un montón de diálogos centrados en sus pechos y trasero.

Esto puede molestar a cierta parte del fandom que no acabe de entrar en el juego ¿involuntario? propuesto por la autora. Hay que reconocer que algunas situaciones están cogidas un tanto con calzador, mientras que otras sí que resultan más pícaras o graciosas.

Sea como fuere estamos ante una autora con mucho potencial, con un cuidado estilo, de dibujo de línea sencilla y clara. Habrá que estar atentos.

Destacar que la edición de Odaiba es bastante buena, con una buena calidad de reproducción y un precio muy ajustado. Además, este primer tomo incluye una lámina con un mensaje de la autora agradeciendo que la leamos en España.