Hace un rato he terminado de leer La Oveja Samurái: la senda del tatuador. Y cómo diría un buen amigo, me van a permitir la grosería, “he meado risa”. En serio, hacía mucho tiempo que no me lo pasaba tan bien con un tebeo cuya propuesta es tan sincera y honesta como esta.
Del guion se encarga Santiago Girón y del dibujo Fran Carmona, autores (debo reconocer para mi vergüenza) de los que apenas había leído alguna historia suelta en diversas antologías o algún cómic paródico. Pero desde este momento voy a estar pendiente de lo que hagan, sobre todo si lo hacen juntos. Porque como bien indican en el epílogo llevan formando equipo creativo desde hace varias décadas y esa es una sinergia que deja poso y que nosotros, como lectores, notamos de manera sobrada.
Es posible que La Oveja Samurái os suene a muchos de vosotros. Y es que Girón y Carmona ya editaron dos álbumes con las peripecias de este peculiar personaje en 2015, al amparo de la editorial Ominiky Ediciones. ¿En qué momento se les ocurrió la idea de hacer un reboot de su propia creación? Pues ni lo sé, ni me parece importante. Aquí lo que cuenta es que ahora se han sacado de la chistera un tebeo condenadamente divertido y bonito.
La Oveja Samurái. Cachondeo asegurado
La cosa va tal que así. El Shogun Sumo Isigo tiene que elegir a su heredero de entre dos hermanos: Tekito y Tedoi. El segundo, y más joven, quiere demostrar que es digno sucesor y para ello afronta la titánica labor de emprender una aventura con la finalidad de tatuar a cuatro grandes maestros de Japón. Sin embargo, no lo tendrá nada fácil, porque su hermano tratará de torpedear su reto todo lo que pueda. Todo parecerá más sencillo, o más complicado según se mire, cuando se topen con La Oveja Samurái.
¿Cómo se os queda el cuerpo? Pues esto no es nada comparado con la sensación resultante tras leer esta colección de chistes (buenos, malos y peores), peleas imposibles con técnicas de lucha inventadas sobre la marcha, personajes estrambóticos y acción a raudales.
La amalgama de influencias o referencias en La Oveja Samurái es tan heterogénea y surrealista como su propio desarrollo. Desde las evidentes series clásicas de animales antropomórficos como Tortugas Ninja o Usagi Yojimbo (aunque el tono me recuerda al anime de Samurai Pizza Cats), pasando por el cine quinqui español de los 80 o cintas familiares como Los Goonies a macarradas como Los Albóndigas en remojo. Y por supuesto, Kurosawa, mucho Kurosawa con el foco puesto en Yojimbo y Dersu Uzala.
Sobre estas líneas ensalada de influencias que el autor de la reseña se ha sacado de la chistera
También puede ser que el batiburrillo de ideas que acabo de soltar sobre la concepción de La Oveja Samurái sea solo cosa mía. Lo importante aquí es que Girón y Carmona han sido fieles a sí mismos y han contado la historia como ellos querían, sin preocuparse por ser históricamente precisos. Pero ojo, que más allá de la colección de situaciones cómicas y surrealistas, seremos testigos de un auténtico viaje iniciático del héroe. Algo que tantas veces hemos visto desde que Odiseo la lió parda hace ya unos añitos. A lo largo de las ochenta páginas de aventuras veremos una progresión nada desdeñable de su carácter forjado a golpe de tinta.
Puede ser que la elección de nombres (Tedoi, Tekito, etc..) pueda hacer que los dientes os rechinen a más de uno. Pero en el fondo no deja de ser parte del juego que plantean los autores. Un desafío de complicidad que, por la parte que me toca, he aceptado con gusto como lector.
Mención aparte se merece el acabado artístico de La Oveja Samurái. Creo que Fran es todo un titán de la ilustración. Para esta obra ha utilizado algunos diseños de personajes enviados por los fans como respuesta a un concurso planteado por los autores. Sus lápices son precisos y detallados y su narrativa muy fluida, gracias a también a un detallado guion que ha prescindido de fuegos de artificio como splash pages en favor de contar una historia con todas las viñetas que fueran necesarias. Muy acertada también la viva paleta de colores empleada Puzy y Tato (estos nombres no se los he puesto yo, que conste) con unos resultados muy llamativos.
Para su publicación Grafito ha optado por el álbum de gran tamaño en cartoné similar a otras obras editadas por ellos como Mies o Por un puñado de dracmas. Desde luego que la ocasión lo merece.
Grafito activará la preventa de La Oveja Samurái el próximo uno de febrero en su página web. Yo no dejaría pasar la oportunidad de echar unas risas leyendo está macarrada.