Que soy un pirado del manga de terror es algo que todo el mundo sabe a nada que vea mi historial de reseñas en Casa Tortas. Ya sean las adaptaciones de Lovecraft de Gou Tanabe, las perversiones habituales de Junji Ito o las locuras extremas de Shintaro Kago o Suehiro Maruo, por citar solo algunos de los representantes más conocidos de este tipo de historias. Pues bien, como dirían en la saga “Street Fighter”: “Here comes a new challenger!”. Y es que hoy os presento a Miyako Cojima, que nos invita a “La mansión de los horrores”.
El manga, impecablemente editado como suele ser costumbre en Tengu, es la primera obra que se publica en nuestro país de esta mangaka. Originalmente vio la luz de la mano de Leed Publishing (sello del que Tengu ya ha rescatado “Strange”, de Tsuyuki Yuruco) en el lejano año 1997. “La mansión de los horrores” es una recopilación de diez relatos donde la autora ofrece un buen puñado de sustos “a la japonesa” mezclando de manera muy ingeniosa el drama adolescente, el shojo y el terror.
Con un estilo gráfico que inicialmente nos retrotrae a la obra de Riyoko Ikeda (“Lady Oscar”) o Wataru Yoshizumi (“Marmalade Boy”), Cojima nos engaña sutilmente para hacernos olvidar por un momento la premisa de “La mansión de los horrores”. Llegado el momento preciso, la autora cambia de registro para asemejarse más a Hideshi Hino. De este gran artista coge el gusto por la anatomía grotesca con predominancia de formas redondeadas y, sobre todo, el sentido del humor. Más que negro, negrísimo. También podríamos decir, aunque esto es una apreciación basada en meras conjeturas, que hay cierta influencia en la adaptación televisiva de “Historias de la cripta” que triunfó en los años ochenta. Aquí reside gran parte del encanto de las historias de “La mansión de los horrores”, en ese contraste tan bien llevado entre cuquis estudiantes que pasan a convertirse en víctimas o perpetradores del terror más macarra y funcional.
Sobre el tono y calidad de los diferentes relatos, podríamos decir que hay de dos tipos: los que están muy bien destacando por su originalidad y ejecución y los que te dejan con ganas de más, porque adolecen de una falta de desarrollo que provoca que parezca que son el tráiler de una de las muchas películas de terror asiáticas que salieron como setas bajo la lluvia entre finales de los noventa y principios de los dosmil. Me ha parecido muy interesante que la publicación de “La mansión de los horrores” haya coincidido en tiempo con el estreno del filme “The Substance”. Ambos productos presentan a su modo y manera furibundas críticas contra la dictadura de la belleza más normativa.
Cojima se sirve de miedos habituales de la adolescencia, como ser rechazados por la persona que te gusta, no obtener ningún obsequio en San Valentín (fecha que obsesiona en el país del sol naciente casi más que en cualquier territorio anglosajón) o no encajar con las convicciones sociales imperantes en la escuela de turno.
Entre los relatos más interesantes estarían “El adefesio” y su retorcida vuelta de tuerca a la clásica novela “Frankenstein” o “Chocolate Man”, un slasher de lo más funcional y divertido. Por contra, como decía más arriba, “El refugio de la montaña” se hace excesivamente corto dando la sensación de que la idea podría haberse aprovechado mucho más de haber tenido algunas páginas extra.
“La mansión de los horrores” es rematada por un interesante artículo de la propia autora en el que reflexiona sobre las diferentes explosiones y eras del manga de terror en Japón. Un contenido adicional estupendo para un tomito que ofrece casi doscientas páginas de entretenimiento por algo menos de diez euros.
Ojalá las ventas acompañen y podamos disfrutar de otras obras de la autora como “Virginia Inferno” o “The Horror Specialist”.