Creo que aquí ya todos somos perros viejos en esto de leer tebeos (o ser frikis en general), por lo que encontrarnos con una secuela o precuela a destiempo no debería pillarnos por sorpresa. En el cine hemos visto de todo, desde la famosa primera trilogía de Star Wars o las infames Prometheus y Covenant de la saga Alien. En televisión conocimos a un joven Indiana Jones y en el mundo del cómic hemos podido leer los “verdaderos” comienzos de obras sagradas como Sandman o Watchmen. Que ahora se publique la precuela de la famosa La Estrella del Desierto, de Stephen Desberg y Enrico Marini no debe extrañar a nadie.
Bueno, digo ahora, pero en realidad los álbumes contenidos en este segundo integral fueron publicados originalmente por Dargaud en los años 2016 y 2017. Casi veinte años desde que se publicaran los primeros tomos de los que hablamos aquí no hace mucho. El caso es que cuando una obra tiene un final tan cerrado y, al menos en mi opinión, perfecto como La Estrella del Desierto, ¿qué puede llevar a sus autores a revisitar su creación?.
Muy sencillo, resolver cualquier cabo suelto de la historia o llenar un agujero en la trama de la que probablemente solo ellos han sido conscientes con el paso del tiempo. Debo reconocer que me acerqué a este tomo con cierto recelo. Principalmente no tenía muy claro cómo se iba a sostener la serie sin el dibujo de Enrico Marini que para esta precuela solo hace las veces de consultor o supervisor gráfico.
El segundo integral de La Estrella del Desierto. Un tebeo con empaque
Pues bien, tras haber leído el segundo integral de La Estrella del Desierto creo que los autores han realizado un gran trabajo por varios motivos. El primero es porque explica cómo la protagonista (de nombre homónimo al de la obra) acabó en un prostíbulo, siendo de manera indirecta desencadenante de los trágicos hechos que marcaron para siempre a Matt Montgomery. Sin embargo, también tiene sentido y valor como historia autoconclusiva, lo cual es meritorio ya que, de este modo, trasciende del propósito que suelen tener este tipo de productos cuya finalidad, la mayoría de las veces, es ser un sacacuartos barato.
Si la historia original estaba ambientada en puebluchos de mala muerte, esta precuela aborda otro de los tropos habituales del western, al estar centrada en la expansión del hombre blanco a través de los territorios de los nativos americanos. Ubicada veinte años antes de los acontecimientos conocidos por todos (o al menos por los que hayamos leído el primer integral), está principalmente protagonizada por el indio Aliento de la Mañana, que trata de cortejar por todos los medios a la bella Estrella del Desierto.
Desberg teje una compleja tela de araña cuyos extremos están formados por diferentes subtramas de diferente calado, que acabarán confluyendo en un explosivo clímax. Pero en el centro de todo podremos disfrutar de una historia de amor imposible de evidentes tintes shakesperianos. No obstante, lejos de dejarse llevar por maniqueísmos innecesarios, el escrito crea todo un entramado de personajes cuya moral se mueve en una escala de grises motivada por los fines personales de cada uno de ellos.
La historia tiene momentos llenos de una violencia cruda, realista, que puede provocar que se te hiele la sangre. No estamos para nada ante una obra que romantice el concepto del Salvaje Oeste que desde Hollywood llevan tratando de vender desde la edad dorada del cine.
En la parte artística es innegable que la sombra de Enrico Marino en La Estrella del Desierto es muy grande. Sin embargo, Hugues Labiano acomete tan titánica labor comparativa saldando de manera digna las odiosas comparaciones, y realizando un gran trabajo en los aspectos de ambientación y narrativa. Desgraciadamente su caracterización de personajes se queda un poco justa, ya que las caras (especialmente las masculinas) son muy parecidas.
Sobre estas líneas os dejamos una lista de reproducción para disfrutar todavía más de la lectura de La Estrella del Desierto
En definitiva, esta precuela de La Estrella del Desierto es una obra más que recomendable que, aunque algo inferior a su predecesora, gustará a todos los aficionados al buen western con pinceladas de misterio y alguna que otra sorpresa en el desarrollo de la historia.