Hay tebeos que siempre deberían estar disponibles en las librerías. Es más, hay autores, como Enrico Marini, cuya producción siempre debería estar al alcance de todos. Del genial ilustrador hemos podido disfrutar hace relativamente poco de los integrales de Batman: El príncipe oscuro o Rapaces y ahora, de la mano de Norma Editorial, podemos echarle el guante (aquellos que dejamos pasar la oportunidad con anterioridad) a La estrella del desierto, la primera colaboración del dibujante italiano con Stephen Desberg, su compañero de fatigas en El Escorpión.
La estrella del desierto llevaba mucho tiempo sin asomarse por las tiendas. En concreto, casi 14 años desde que Planeta Cómic publicara el integral de la obra que previamente había salido a la venta en dos tomos de reducido formato en su fenecida línea BD. Pero antes de entrar en materia… Todos habréis observado que en la portada pone “integral 1”. Esto es así porque con posterioridad a la publicación de los dos álbumes que dan forma a este tomo se han publicado nuevo material que sirve de precuela y que hasta la fecha están inéditos en España, lo que será remediado (entiendo) por Norma en los próximos meses.
¿De qué va La estrella del desierto?
Os pongo en situación: El protagonista de la obra es Matt Montgomery, un acaudalado caballero residente en Washington que trabaja en el Ministerio de Guerra de los Estados Unidos de América. Estamos ante un tipo respetuoso con la ley y temeroso de la ira de Dios, recto, firme e inflexible. Al menos de puertas para fuera, porque en el fondo no es más que un estirado amargado que no es que crea que hace lo correcto, es que intenta convencerse por todos los medios de que sus actos son la única forma válida de actuar. Un tipo detestable, en resumidas cuentas. Pero un buen día regresa a su hogar y se encuentra con que su mujer y su hija han sido brutalmente asesinadas… Con la única pista de un tatuaje grabado a cuchillo en el pecho de una de ellas.
Estamos ante un western de venganza aderezado con una trama que bebe de cualquier thriller de manual. Una historia en la que el guionista, lejos de endulzarnos a un protagonista que nos ha (deliberadamente) empujado a odiar consigue que empaticemos con su necesidad de encontrar el sentido a tan atroz crimen y ajusticiar a los culpables del mismo.
Desberg y Marini (en especial Marini) hacen un trabajo de documentación espléndido a la hora de plasmar el, ya menos, salvaje oeste con una historia en la que los intereses ocultos están a la hora del día. La historia también sirve, de paso, para volver a poner en evidencia y denunciar el trato al que fueron sometidos los nativos americanos, en especial sus mujeres (que eran poco más que mercancía que servía de diversión a merced del hombre blanco). Desde luego, Desberg no se queda corto a la hora de mostrarnos toda la sordidez que rodea la época en la que está ambientada La estrella del desierto, y para eso tiene a Marini para que lo muestre con todo lujo de detalles.
Pero volviendo a la trama principal, debo decir que me he bebido el tomo en un suspiro de lo bien hilada que está la historia de misterio. El tándem creativo hilvana a la perfección toda una persecución desesperada con multitud de callejones sin salida, cuya única pega es que la conclusión, aunque acertada y justa, se me antoja un tanto precipitada.
Creo firmemente que Stephen Desberg debería haber planteado la historia (y Dargaud habérselo permitido, claro está) con uno o dos tomos más. Durante el desarrollo de La estrella del desierto el escritor se detiene demasiado a la hora de explicar las motivaciones de los personajes antagonistas. Algo que siempre es de agradecer, ya que ayuda a que los villanos no caigan en el manido maniqueísmo habitual de un medio como es el noveno arte. Esto no debería ser un problema, pero sin embargo, se convierte en uno cuando queda un poso un tanto amargo al paladear una obra que no es todo lo redonda que podría haber sido.
Una lastima, ya que el viaje en busca de justicia (y autorredención) de Matt Montgomery da como resultado que La estrella del desierto sea uno de los mejores cómics europeos que he leído en mucho tiempo.
Para el final dejo las merecidas e innecesarias alabanzas al dibujo de Enrico Marini. De trazo detallado y preciosista, es capaz de captar las emociones humanas y trasladarlas al lienzo como pocos artistas. Destaca su capacidad narrativa, que hace que cada página sea una maravilla secuencial, y sus sensuales mujeres que, lejos de ser súper modelos, demuestran la belleza de la forma curvilínea de manera eficaz y realista.
Que ganas de leer nuevo material de la serie.