Saludos desde la Escuela de la Selva Palombiana, queridos lectores. Como Inspector General de Educación Animal, es mi deber comprobar que los pequeños marsupilamis aprovechan sus clases en la escuela para hacerse marsupilamis de provecho como sus padres.

Con este segundo tomo, Nuevo Nueve nos pone al día con la obra en francés, donde solamente hay dos tomos por ahora. Ya habíamos tratado aquí el trabajo de Chaud, por supuesto. Que en esta casa somos muy de marsupilamis.

¿Y qué podemos decir de esta segunda entrega? Continúa sin ser un tebeo, porque es un libro ilustrado. Y como diría Don Enrique, la mayoría de vosotros y nosotros, queridos lectores, no somos su público objetivo.

Pero conocemos a su público ideal. Si, esas cositas bajitas que corretean por nuestras casas y nos piden que les leamos cuentos, que ellos aún no saben leer solos…

Niños, creo que se llaman.

El autor nos cuenta un cuento. Un cuento sencillo y clásico, tomando una escuela humana como origen y aplicándola a los animales de la selva. Me ha parecido una historia algo más compleja que la anterior. Tampoco mucho, no os asustéis. Pero si tenemos más texto y más variado. Quizás hemos pasado ya de las repeticiones a las frases sencillas.

Porque nuestros marsupilamis crecen igual que los niños y niñas que leen sus aventuras.

Como lectores adultos podremos pensar que Chaud alarga en exceso la metáfora del colegio humano, pero a los lectores auténticos no les importará si los pájaros comen fruta usando sus alas como manos o no. Simplemente los señalarán y dirán sus nombres. O les pondrán un nombre, como a sus peluches.

Tambien notaremos mayor riqueza de secundarios y de personajes que simplemente hacen bulto. Más material para que nuestros niños aprendan vocabulario nuevo.

Pero también hay algún guiño a los papás y mamás que siguen las series madre. En una ilustración veremos que el libro que leen los pequeños marsupilamis es un Spirou :-).

La edición no tiene extras. en estas edades los niños van directos a las historias. Ya tendrán tiempo de pedir y querer más materiales comiqueros.

Por ponerle una pega, las guardas imitan la piel de los marsupilamis adultos (fijáos en que las crias son las tres de diferente pelaje). Quizás aprovechar este espacio para poner dibujos en blanco y negro que colorear hubiera sido alcanzar la perfección. Pero supongo (no lo sé, hablo por hablar :-)) que la edición francesa original es así y hay que respetarla.

La traducción es de Marina Borrás Ferrá.

¿Por qué leer La escuela de los pequeños marsupilamis?

Tienes niños de entre 3 y 4 años.

¿Por qué no leer La escuela de los pequeños marsupilamis?

No tienes hijos, sobrinos, hijos de amigos ni ahijados que estén empezando con su propia escuela real.