Sa-lu-dos, que-ri-dos lec-to-res… Soy Max Lamastelle, el ordenador que cuida del edificio de ELHDLT y quiero que todos mis reseñadores sean felices… Y si tengo que enviar a alguien a La decimotercera planta por hacerles daño… así se hará.
Muy resumido, ese es el argumento de las historias de este nuevo tomo que nos trae Dolmen. Una serie británica de los años 80, mezclando terror y ciencia ficción, en blanco y negro. ¿Y por qué deberiamos comprarnos esta obra, os oigo preguntar mientras dudais?
José Ortiz.
La dibuja josé Ortiz. Id dándome vuestro dinero, que ya hago yo un pedido conjunto para todos…
-Estooo, ¿quién es José Ortiz, lamastelle-san?
-A la planta decimotercera contigo.
Y por si no fuera suficiente razón el dibujante, resulta que a los guiones están unos señores llamados John Wagner y Alan Grant. Tal vez te suenen de ser jueces, jurados y ejecutores.
Pues a lo que íbamos. Tenemos unas historias con origen revistero sobre un ordenador que lleva más allá de lo esperado sus instrucciones. Sin dejar de recordarnos nunca al bueno de HAL 9000, estamos ante un ordenador «asesino» que nos cae hasta simpático. Y que como buena ciencia ficción nos dejará con algunas preguntas tras la lectura.
Despues de todo, ¿cual es la linea entre el cuidado y el exceso de control? ¿Debemos cambiar nuestra intimidad por la protección? No es la primera vez que nos haremos estas preguntas, pero en este caso nos las haremos con retraso, pues la edición original es de 1984.
Hemos hablado del origen en revista de estas historias mezcla de terror, crítica social y ciencia ficción. Si, no olvidemos la crítica social. Que estamos en los 80 en UK. Aunque tristemente muchas de esas críticas no desentonarían en la España de 2022.
-Eh, un momento, Lamastelle-san. En esa imagen que acabo de ver pone que el guionista es un tal Ian Holland. ¿Pseudónimo? Si, he oido hablar de ellos…
A lo que iba, que me despistáis. ¿Se da aquí ese llamado efecto revista donde, al leer todas las historias cortas juntas, parece que leemos siempre la misma?
No.
Si bien las primeras historias parecen ser simples capítulos con variaciones de la misma historia, esto cambia pronto. Los actos de Max y de los demás personajes tienen consecuencias que veremos en las siguientes entregas. Pasan cosas que tienen efectos que no desaparecen al finalizar cada pequeña historia. Pasamos rápidamente de un formato procedimental a una historia más compleja y mantenida en el tiempo.
Tampoco esperemos sagas muy complejas. El formato corto dirigido a un público que quiere historias rápidas de leer marca los límites. Aún así, los personajes recurrentes aparecen y desaparecen a lo largo del tomo.
¿Y el dibujo de estas historias? Brutal. Realista y muy definido, tanto en personajes importantes y «reales» como en las caricaturas que podrían llegar a ser los habitantes de esa decimotercera planta.
Sin olvidar el uso de las manchas de negro (negronegro, no grises oscuros ni tramas) para crear volúmenes y ambiente.
Y si os gustan las historias de terror de los años 70 y 80 (o incluso aquellas anteriores a eso del Comic Code) estos monstruos y situaciones terroríficas os encantarán.
Hablemos de la edición, queridos lectores. En inglés esta serie salió en tres tomos. Pienso que Dolmen mantendrá la misma estructura en español. Pero por si tienes dudas acerca de comprarte un primer volumen sin saber cuando saldrán los siguientes (el segundo debería salir por el verano) este primer tomo se detiene en lo que podría ser un perfecto final para las historias.
¿Y nos quiere lo bastante MAX para darnos muchos extras? Pues empezamos con un breve texto de Alan Grant hablándonos de los orígenes de la obra. Y tenemos lo que en su origen fueron dos pósteres a doble página. A todo color. Y digo que lo fueron porque en un tebeo en grapa podías sacarlo y ponerlo en la pared. Pero en este formato tomo eso no es posible. Una de las ilustraciones es de Ortiz y la otra es obra de Brett Ewins.
La traducción se la debemos a Alberto G Marcos.
¿Por qué leer La decimotercera planta, Volumen 1?
El humor negro de las historias. Los toques de costumbrismo de la vida de los inquilinos. El excelente dibujo de Ortiz.
¿Por qué no leer La decimotercera planta, Volumen 1?
Buscas un terror más sangriento. Tienes instalada domótica en tu casa y quieres poder seguir durmiendo tranquilo…