Si tuviera que decidir cuál es el precedente más significativo de la línea Vertigo, diría que es, sin duda, La Cosa del Pantano de Alan Moore. De hecho, aunque el autor inglés empezara su andadura en esta serie casi una década antes de la inauguración de la sección adulta de DC, las reediciones de su etapa llevan el logo de este sello. Pero estos números no surgen de la nada. La ambientación y el estilo narrativo que tienen están claramente inspirados en otros títulos de la casa, entre los que podríamos mencionar House Of Secrets y House Of Mystery, dos series de relatos cortos de terror presentadas respectivamente por Abel y Caín, a los que también pudimos ver en la memorable saga American Gothic de la Swampy de Moore y que se convertirían en personajes habituales de The Sandman, la que posiblemente haya sido la serie Vertigo más importante en su casi cuarto de siglo de existencia.
Y en el número 92 de House Of Secrets, precisamente, apareció una historia de ocho páginas llamada simplemente La Cosa Del Pantano. Y aquí empezó a rodar todo.
Víctima de un atentado, el bioquímico Alec Holland cae a una ciénaga empapado en un suero agrícola de su invención. La criatura que emerge de las negras aguas no tiene carne ni sangre, sino musgo y cieno. Es la Cosa del Pantano, y trata de recuperar su humanidad enfrentándose a monstruos remendados, científicos desalmados, alienígenas desorientados e incluso al mismísimo Batman en un puñado de aventuras memorables.
En 1971, el mítico guionista Len Wein (Antes de Watchmen: Ozymandias) y el legendario dibujante Bernie Wrightson (Batman: La Secta) firmaron una historia corta para la revista House of Secrets protagonizada por un monstruo hecho de fango. El éxito de la Cosa del Pantano se prolongó en una serie cuyos 10 primeros episodios, firmados por el mismo equipo creativo, figuran por méritos propios entre los clásicos de la historieta de horror.
Tenemos en este tomo la etapa completa del equipo creativo original de La Cosa del Pantano, con la historia corta mencionada y los diez primeros números de la primera serie regular del personaje. Finalizado el décimo número, Wrightson dejó la serie, siendo su sustituto el filipino Néstor Redondo. Len Wein abandonaría tres números después, dejando los guiones en manos de David Michelinie y Gerry Conway, en cuyas manos la serie languideció hasta su cancelación en el número 24. Pero en estos diez múmeros y medio tenemos todo lo que nos viene a la cabeza cuando pensamos en el personaje. La historia corta tiene el origen de Alex Olsen, primera Cosa del Pantano, en su única aparición hasta que Alan Moore lo trajo de vuelta para presentar el Parlamento de los Árboles. En el primer número de la serie regular, conocemos a Alex y Linda Holland, a la fórmula biorregenerativa, y a la muerte de Alex entre llamas en el pantano. En el segundo, aparece por primera vez Anton Arcane y los No-Hombres, y su sobrina Abigail en el tercero, junto a su frankensteiniano hermano Gregori. En números posteriores, tendremos, además de una visita a Gotham, con un cara a cara con Batman incluido, encuentros con hombres lobo, alienígenas, brujas, fantasmas de esclavos… todo en el más clásico estilo del terror de los años 70. Sí, esta obra es claramente hija de su época, pero resiste a la perfección el paso del tiempo.
Pero es que además este tomo es necesario para poder comprender por completo la afamada etapa Moore de la serie. Después de la salida de Wein, los autores posteriores escribieron historias en las que aparecía el hermano de Alec Holland, en las que Alec recuperaba su humanidad o en las que, junto a nuevos secundarios como Liz Tremayne o Dennis Barclay, la Cosa del Pantano combatía a la malvada Corporación Sunderland. En sus dos primeros números al frente de la serie, Moore cierra todas las tramas previas y prepara, con Lección de Anatomía, el eje central de la historia que contaría durante cuatro años, cómic editado precisamente por Len Wein. Pero es que el carácter vegetal del personaje ya se insinúa en estas primeras historias. En el segundo número, Arcane dice durante el reconocimiento que le hace frases como «no tiene presión sanguínea», «inhala dióxido de carbono y exhala oxígeno» o «su cuerpo también es como una planta». Además, recupera a Arcane como antagonista recurrente, reutiliza la historia de House of Secrets (Casa Abandonadas, en el nº33), da un triste final a Gregori Arcane (Reunión, nº59), escribe historias de alienígenas pacifistas (Pog, nº 32), hombres -o algo- lobo (La Maldición, nº40), fantasmas de esclavos (Cambio Sureño, nº 41) o una visita a Gotham con un cara a cara con Batman (El Jardín de las Delicias Terrenales, nº53)… la era Moore parte de un sentido homenaje a esta época y lleva al personaje a cotas nunca antes alcanzadas y posteriormente nunca igualadas.
Los autores
Len Wein, el guionista, es un hombre para todo. Sus trabajos más reconocidos son, probablemente, estos números de La Cosa Del Pantano, los números 180 y 181 de The Incredible Hulk, en los que creó a Lobezno, y el Giant Size X-Men nº1, en el que se presentó la «nueva» Patrulla X y en que co-creó a Tormenta, Coloso y Rondador Nocturno. Pero también podemos localizarle co-escribiendo junto a John Ostrander la miniserie Leyendas, como editor de la célebre Watchmen, o como escritor de alguna de sus secuelas, varias de las cuales son muy defendibles. Entre sus más recientes trabajos está, precisamente, una serie limitada de seis números de Swamp Thing, con lápices de Kelley Jones, discípulo aventajado de Bernie Wrightson, marcando su regreso al personaje más de treinta años de su último contacto con él.
A los lápices tenemos uno de los trabajos más afamados de Bernie Wrightson. Este autor es prácticamente cultura popular ya, y si tuviéramos que elegir alguna de sus obras más célebres además de este tomo, podríamos hablar de sus historias cortas en Creepy, de sus ilustraciones para novelas como Frankenstein de Mary Shelley (a la que dedicó siete años de trabajo) o El Ciclo del Hombre Lobo de Stephen King, o, yendo a un ámbito más superheroico, Batman: La Secta o Punisher: P.O.V., ambas con guiones de Jim Starlin y colores de Bill Wray. Sea como sea, prácticamente cualquier trabajo de los cuarenta y tantos años de carrera de este autor tiene una calidad altísima y será una compra acertada.
Ediciones en castellano
Se piensa uno que, estando ante semejante clásico, tendríamos el mercado inundado de ediciones de esta obra, algo al estilo de Watchmen o V de Vendetta. Pues, extrañamente, no es así. Sí que se ha imprimido en varias ocasiones la historia original de House Of Secrets 92, habitualmente en la reimpresión que aparece en Swamp Thing número 33 de Alan Moore, que utiliza esta historia como parte de un sueño de Abby. Pero inexplicablemente, no hay ninguna edición completa de los números de Wein y Wrightson hasta una edición de Planeta DeAgostini de 2007, treinta y seis años después de su edición original. Hasta entonces, lo único que había podido encontrar era un álbum de Creepy de Toutain en el que aparecía la historia corta a color y los primeros cuatro números de la serie mensual en blanco y negro. Ante unas miras tan cortas como las del mercado nacional, en 2005 compré un tomo americano llamado Secret Of The Swamp Thing en el que no aparecía la primera historia y encima era en formato de bolsillo. Pero era eso o nada, que se decía por la época…
Sea como sea, esta edición que hoy nos ocupa es impecable. Desde la portada, con el reconocible diseño de la línea Grandes Autores de Vertigo de la editorial, el papel de alta calidad, la traducción y maquetación… no hay ningún pero que se le pueda poner. Si hubiera que poner alguno, habría que decir que tecnicamente estos tebeos nunca han sido publicados bajo el sello Vertigo, ni, por supuesto, en su edición original ni en ninguna de sus reediciones posteriores, aunque, como ya hemos dicho, estemos ante uno de los padres (o quizás más bien abuelos) espirituales de la línea, con lo que el logo de Vertigo en la portada tiene un cierto sentido.
En resumen…
Al que esté esperando una obra a la altura de los números de Alan Moore, le diría que se vaya quitando esa idea de la cabeza. Obras maestras a ese nivel las hay contadas, y ésta no es una de ellas. Pero hay que ser justos y decir que, además de su innegable valor histórico y de servir como inspiración de los números de Moore, como tebeo de terror funciona a la perfección y hará las delicias de los lectores de ese género, por mucho que hayan pasado ya 45 años de su aparición original. Y, por supuesto, para los seguidores de la Cosa del Pantano es una obra absolutamente imprescindible.