Saludos desde La casa en el confín de la Tierra, queridos lectores. He venido aquí, junto con el amigo Alan Moore, para pasar unos días lejos del mundanal ruido. Estamos ante una adaptación de una novela de William Hope Hodgson, el escritor al que muchos consideran el maestro de Lovecraft (al menos uno de ellos).
La obra original es de 1908, al principio del siglo XX. Algo tarde para el gótico más formal, pero puede considerarse una novela de horror gótico con todas las de la ley. Tendremos una historia opresiva, que sugiere más que muestra. Que realmente es una historia contada dentro de otra, como el típico manuscrito que alguien encuentra. Donde las cosas pasan sin que se nos expliquen las causas ni las razones tras los acontecimientos en los que estamos inmersos. donde no hay más salida que esperar al amargo y temido final.
Donde una atmósfera cerrada se vuelve más y más opresiva, sugiriendo cosas que no se nos cuentan. Pero que los lectores veremos ahí escondidas, entre las palabras y los actos de los protagonistas.
Debo deciros, sin embargo, que he sido incapaz de terminar la novela original. Hodgson tiene obras que considero maravillosas, pero esta casa no es una de ellas. La razón, es posiblemente, la longitud. Ya sabéis eso que de dice de que el formato natural para el terror es el cuento, para la ciencia ficción la novela, y para la fantasía…la trilogía :-).
Este tipo de historias opresivas me funcionan mejor en formato corto. No es algo que me pase solamente con este autor, por supuesto ( con King (Stephen, no Tom 🙂 ) me pasa lo mismo. tiene cuentos maravillosos pero las novelas se me hacen lentísimas).
Por eso esta adaptación de Richard Corben y Simon Revelstroke me ha resultado tan interesante. Porque nos permite conocer de forma amena y rápida una obra a la que de otra manera quizás nunca nos acercaríamos.
Hablemos del dibujo de Corben. A estas alturas ya sabemos que sus trazos no son precisamente realistas. Hay un aire como de caricatura, de exageración. Como una parodia de la humanidad que le sienta muy bien a este tipo de obras.
Porque nos hace dudar de si estamos leyendo algo que está sucediendo o todo está en un limbo, en un sueño, sin ser real.
Ese toque especial que Corben le da a lo narrado en el manuscrito que encuentran los protagonistas de la historia que envuelve a la historia real de la casa en el confín de la Tierra, nos hace dudar de si estamos viendo en viñetas lo que sucedió o lo que imaginamos al leer ese libro encontrado.
Hay un detalle que puede hacer nuestra lectura más lenta y trabajosa. Hemos hablado de que la historia se nos cuenta a través de la lectura de un libro. Pues esa parte una una tipografía que imita la letra de ese libro. Un detalle tanto estético como formal para diferencial las historias. Pero que a veces se hace pesado de leer.
El color usa unas paletas saturadas y de fuerte contraste. Esto ayuda a alejar del mundo real al historia que estamos leyendo. El uso de contrastes y claroscuros me ha hecho pensar algunas veces en un tratamiento casi cinematográfico de las páginas.
La edición incluye un muy interesante artículo sobre la obra, el autor y la literatura fantástica y su oposición a la más amada por los críticos serios. Escrito por un tal Alan Moore (¿recordáis que hablamos de él en el primer párrafo?).
Desde el mismísimo confín de la Tierra, Francisco San Rafael Simó nos ha traído la traducción.
¿Por qué leer La casa en el confín de la Tierra?
Una forma sencilla y rápida de acercarnos a una de las historia clásicas del terror británico. El muy interesante artículo de cuatro páginas de Alan Moore.
¿Por qué no leer La casa en el confín de la Tierra?
El terror gótico de casas cerradas no es lo tuyo.