Hola, lectores queridos. Un lunes más… ¿qué? ¿Martes? ¿Estamos ya a martes? Ah, pues sí. Qué deshonra, entregar con retraso. Afortunadamente, el editor ha enviado su guillotina de dedos al afilador. Porque en otro caso…
🙂
A lo que íbamos. Disculpas a todos por el retraso. Por que lo habréis notado (y lamentado, ¿verdad? :-)). Hoy toca un manga que vi anunciado por ahí y no tenía mala pinta. Promocionado como el manga de zombies que arrasa en Japón, con todos vosotros… I am a hero. ¿Y de qué va este manga?
Pues de un pobre desgraciado que va mal en su trabajo de mangaka, que habla con su amigo invisible (y lo que es peor, el amigo le contesta), con una vida amorosa que no es para echar cohetes, bajando a paso acelerado la cuesta que termina en una habitación acolchada de donde te sacan solamente para duchas frías y…
El primer tomo es tan deprimente que entran ganas de escuchar a Sabina o de leer Los Miserables para animarse un poco.
Norma publica esta obra de Kengo Hanazawa (suya o suya y de su equipo, entenderéis la lógica de la sospecha de que una obra que denuncia el abuso de ayudantes de mangakas tal vez no haya sido hecha por una única persona :-)) y la pone a la venta en dos versiones. La primera es tomo a tomo, a 8,5 € la unidad. La segunda es con los dos primeros tomos y lo que llaman un cofre por 16 €.
¿Lo que llaman un cofre, Lamastelle-sensei?
Bueno, al parecer ahora las cajas de cartón abiertas por un lado se llaman cofres. Volveremos a esto después.
El guion es a veces gore, a veces grotesco y algo grimoso. Y sí, estoy releyendo la sección de la G en mi diccionario :-). Ojo, no digo que sea malo ni que sea un sinsentido (aunque eso sería muy opinable). Es realista, en el sentido del realismo social del siglo XIX. Es oscuro y amargado. Es lento y aburrido, sobre todo el primer tomo. Entran ganas de dejarlo, os lo digo sinceramente. Pero en fin, me pagan (ejem, ejem, codazo, guiño, guiño) para leer y comentar así que, heroicamente, me terminé los dos tomos.
A veces da la sensación de estar leyendo a Suehiro Maruo.
El dibujo es oscuro (de falta de claridad), caricaturesco a veces, formal en los fondos (¿plantillas, quizás?). Cumple con su función pero no nos hace querer comprar el libro de ilustraciones a toda velocidad. Las escenas de lucha (esto es un manga de zombies, bueno; de algo parecido a zombies, después de todo. A mi me recuerdan más a demonios) son raras, poco realistas. Quizás sea deseo del autor, para sumergirnos más en lo que para el protagonista no queda claro si es el mundo real o una alucinación.
Lo mejor de la obra, tras la lectura de los dos primeros tomos, es el vistazo al lado oscuro de la sociedad japonesa. Jornadas interminables, ausencia de vida social, presión por el éxito rápido, paranoias varias…
De vez en cuando, el protagonista nos suelta su opinión sobre el manga, visto desde su punto de vista. Puede dar lugar a un debate con los amigos… si los convences de haberse leído esto antes, claro.
¿Por qué leer I am a Hero?
Es una historia amarga, dura, sin héroes… La vida es dura, colega. Si te gusta eso en vez de simple y sana evasión, esto es para tí.
¿Por que no leer I am a Hero?
Es una historia amarga, dura, sin héroes… La vida es dura, colega. Si buscas diversión, evasión, acción o romance, esta no es tu obra.
¿Me lo compraré?
No creo. Quizás lo termine leyendo vía amigos o vía bibliotecas, pero mis dos tomitos posiblemente sean regalados a amigos o donados a una biblioteca a corto plazo. Posiblemente conserve la caja-cofre.
Y hablando de cofres…
¿Por qué el dibujo de la caja-archivador (que es lo que es, no nos engañemos) viene en los laterales, que quedarán ocultos al ponerla en la estantería? ¿Por qué los lomos de los tomos no nos ofrecen un bonito dibujo decorativo para alegrar nuestra estantería? ¿Por qué se me ocurren estas preguntas y me fijo en estas cosas?;-)
