En sus dos primeras obras, Gazpacho Agridulce y Andaluchinas por el mundo, Quan Zhou nos habló de cómo es ser una mujer nacida en España, pero en el seno de una familia china. Sus divertidas anécdotas y la cantidad de tópicos a los que ha tenido que hacer frente continuamente, nos cautivaron e hicieron de ella una popular influencer, permitiendo que alternase su trabajo con el dibujo pero también dando charlas sobre diversidad cultural y participando en podcasts y debates de diversa índole. Astiberri vuelve a apostar por esta autora para publicar su siguiente obra: La agridolce vita, una obra a caballo entre un diario de experiencia vital, un cuaderno de viajes y un análisis de la comunidad china en diversas partes del mundo.
La obra comienza en un punto de catarsis. Tras el éxito de sus tres primeras obras (también publicó Gente de aquí, gente de allí), su trabajo como ilustradora no termina de alcanzar las cuotas deseadas, la han rechazado en diversas becas de residencias de cómic y su vida amorosa no llega más allá de Tinder. Para terminar de poner el lazo a la situación… llega la pandemia, caldo de cultivo para potenciar las inseguridades y los miedos. Una vez normalizada la situación, descubre el co-living, una fórmula para compartir viviendas con gente que teletrabaja, y así poder viajar por diversas localidades. A partir de aquí comienza un continuo ir de allí para acá, contando sus experiencias en numerosas partes del mundo y analizando cómo es la comunidad china en cada una de ellas.
El fenómeno del co-living es verdaderamente curioso, y una manera de conocer gente de numerosas nacionalidades. Quan llegó a escribir un artículo en la revista Vogue contando sus propias experiencias sobre ello, que podéis encontrar en este enlace. Es curioso porque en ese mismo artículo cita una novela (con adaptación al cine) que tiene ciertos puntos en común con esta obra: Come, reza, ama. Y es que la obra se mueve entre un viaje de autodescubrimiento, de buscar tu lugar en el mundo y de qué necesitamos para ser felices.
Aunque precisamente ese punto, que es uno de los fuertes de la obra, puede desconcertar a algunos lectores. Y es que, a medida que avanza la obra, no es fácil discernir qué pretende contarnos la autora, puesto que comienza como un intento por buscar su lugar en la industria del cómic, pero luego transmuta a una especie de guía de viajes y a analizar los barrios chinos de las ciudades que visita. Esa queja de no ver claro tu futuro contrasta también con esos continuos viajes y, aunque sabiendo leer entre líneas y sobre todo cuando conoces más de cerca a la autora, sabes que es posible debido a su trabajo como divulgadora… al lector que llegue a esta obra sin conocerla puede surgirle la duda de dónde consigue el dinero y qué clase de trabajo le permite llevar la vida que lleva. Y ese mensaje de invitar a vivir tu vida puede llegar a parecer incluso temerario. Aunque Quan Zhou ya es suficientemente popular, y creo que con tal de buscar un poco sobre ella, te haces rápidamente una idea de lo que pretende transmitir. Y si no te la haces, puedes echar un vistazo a la entrevista que le hicimos hace unos años a raíz del lanzamiento de Andaluchinas por el mundo, aquí.
Algo de agradecer sobre la obra es que toda la información que se aporta viene debidamente referenciada, con las fuentes de los datos aportados, por si alguien quiere investigar más o profundizar en algunos conceptos como el citado co-living o las diferencias entre los barrios chinos o de cualquier otra índole
En definitiva, La agridolce vita es una obra que permite conocer mejor a su autora y su propuesta de vida, que para los más conservadores tal vez le parezca una historia de ciencia ficción, pero seguro que para muchos otros, con una mirada más abierta y global pueda resultar inspiradora y hasta le invite a dar el salto a probar a hacer algo similar. Eso sí, haced bien los cálculos y aseguraos de tener un buen colchón económico o no llegaréis ni a una décima parte de los países que ha podido visitar su autora… XD
Lo mejor: Un libro que transmite una sensación similar a cuando una amiga te cuenta sus vacaciones, y vas saltando de un tema a otro.
Lo peor: Esa misma sensación puede dejar con la impresión de no saber qué te están contando.