Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

Bilbioteca Grant Morrison: Kid Eternity

Bilbioteca Grant Morrison: Kid Eternity
Guion
Grant Morrison.
Dibujo
Duncan Fegredo.
Tinta
Duncan Fegredo.
Color
Duncan Fegredo.
Formato
Cartoné, 168 págs, color.
Precio
19,95€.
Editorial
ECC Ediciones. 2019.
Edición original
Kid Eternity #1-3 (DC/Vertigo).

Todos sabemos lo que le gusta a Grant Morrison la Edad de Oro y de Plata del cómic americano, y especialmente dentro de DC Comics. En 1946, Quality Comics publicó un título en el que un niño, asesorado por el Sr. Guardián (Mr. Keeper) tenía la capacidad de invocar a cualquier figura histórica o mitológica, y de hacerse visible o invisible pronunciando la palabra «Eternidad». Cuando Morrison comenzó a deslumbrar con sus propuestas en Arkham Asylum y Doom Patrol, Karen Berger le propuso recuperar a este Kid Eternity que había tenido una corta carrera en su propia cabecera (18 números) y que luego había pasado a formar parte de la colección del Capitán Marvel. Cuando por fin parecía que podría tener algo de continuidad, llegaron las Crisis en Tierras Infinitas, y todos los planes quedaron frustrados. 


Morrison aceptó de buen grado retomar al personaje y pasarlo por su peculiar punto de vista. Al igual que estaba pasando en Doom Patrol, cualquier lector de la serie original que se acercara a esta, reconocería las múltiples referencias… pero poco más. De hecho, en esta versión del personaje, de Kid Eternity ya solo le queda Eternity, porque de chico tiene bien poco, y sus poderes… bueno, hay una escena en la que vemos a Ricardo Corazón de León y Al Capone, pero no se explica demasiado qué hacen ahí. Nos presenta al personaje escapando de un encierro de 30 años del que sale gracias a una partida de Scrabble. Kid Eternity escapará dentro de la conciencia de Jerry, un cómico en horas bajas que tiene un accidente de tráfico que está a punto de acabar con su vida. A partir de ahí Jerry y Kid Eternity comenzarán un viaje por el Infierno, de donde intentarán rescatar a Guardián.

Pero esa sinopsis, por confusa que os haya podido parecer, es excesivamente generosa y clara. Y es que Morrison escribió esta serie (en tres números de 48 páginas) dando rienda suelta a su creatividad y aprovechando una simbiosis mágica con un Duncan Fegredo en su, tal vez, mejor momento de forma. Y eso supone que se puede disfrutar mucho… pero por otro lado implica mucho esfuerzo por parte del lector, necesitando probablemente más de una lectura para poder captar la mayoría de los conceptos planteados.

En el fondo, Kid Eternity usa el homenaje a la serie clásica y a los personajes para plantear una historia sobre magia y sobre la lucha entre las fuerzas del bien y del mal. Vamos a tener múltiples referencias al tarot, a términos como sefirot (y qlifóticos), Taiowa o Alastor. Todos términos relacionados con esa magia que tanto le gusta a Morrison y que va a ser la verdadera base de la obra, cuyo motor es el personaje de Kid Eternity intentado desencadenar una Caosfera en el Infierno, que en el fondo, ayude a salvar al mundo tal y como lo conocemos.


Pero igual que tenemos a un Morrison duro, hay que reconocer que el trabajo de Fegredo, que debutaba como autor en una obra larga, es excepcional. Con un estilo a medio camino entre Dave McKean y un Bill Sienkiewicz muy contenido, nos presenta una obra cargada de recursos narrativos complejos, adaptándose al momento de la historia con unas composiciones de página que van de la más pulcra simetría a una disposición caótica y retorcida, acompañándose de un estilo de dibujo cargado de masas de negro y un trazo a lápiz, abocetado que se enriquece con unas paletas de color extremadamente coherentes con cada momento de la historia. Si algo se ha achacado a la Vertigo inicial es la discreta calidad de muchos de sus dibujantes en obras que se consideran imprescindibles (Doom Patrol, Sandman…). No es el caso de esta Kid Eternity, en la que la combinación de guión y dibujo es francamente excepcional.

En definitiva, Kid Eternity es una obra dura, que requiere más de una lectura y aún así no es difícil que te llegues a perder. Si bien podrían haber recortado algo su extensión, el trabajo conjunto de Morrison y Fegredo la hace muy disfrutable y no llega a cargar al lector lo suficiente como para que se pierda. En todo caso, no es un Morrison contenido, tiene muchos pasajes en los que se desata y es muy probable que se nos pasen un buen número de sus referencias. Difícil trabajo para el traductor, en esta edición obra de Guillermo Ruiz. Estamos ante una obra con muchos juegos de palabra, referencias veladas y guiños a la obra original. Eso hace que perdamos algunos detalles con la traducción, como ese comienzo de la serie en la que en una partida de Scrabble traduce «Raft» como «Chute». Perdemos así dos referencias: la primera, la continuación a los cuadros de texto en los que no recuerda el apellido del actor George Raft pero por otro lado, se puede pensar que es una referencia a «balsa», como aquella en la que Kid Eternity y su abuelo morían en la serie original. Insisto en que es un trabajo muy complejo de traducción porque hay numerosas referencias de este tipo y tal vez dejarlas todas sin traducir, con una nota al pie, habría sido demasiado farragoso.


Tras esta serie, hubo otro intento por parte de DC de continuarla, con Ann Nocenti y Sean Philips como autores, pero duró poco más de un año y no es especialmente bien recordada, amén de que Nocenti no fue demasiado continuista con el trabajo de Morrison.

Lo mejor: La combinación Morrison-Fegredo, especialmente brillante. Pillar alguna de las referencias y sentirte «inteligente» XD.

Lo peor: Para lectores menos exigentes puede resultar una lectura excesivamente farragosa. Lectores que recuerden al personaje pueden sentirse decepcionados por el tratamiento diametralmente opuesto original.