Es la hora de las tortas!!!

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Juez Dredd: Los Jueces Oscuros

Juez Dredd: Los Jueces Oscuros
Guion
John Wagner, Alan Grant
Dibujo
Brian Bolland, Brett Ewins, Cliff Robinson, Robin Smith
Color
Charlie Kirchoff
Formato
Cartoné, 124 páginas
Editorial
IDW. 2015
Edición original
2000 AD 149-151, 224-228, 416-427 UK

Yo no empecé leyendo cómics con los superhéroes. Sí, alguna cosa puntual de los Vengadores o la Patrulla X había leído antes de convertirme en un coleccionista compulsivo, pero las primeras series que seguí de forma más o menos regular estaban más encuadradas en el género de la ciencia ficción que en el pijameo puro y duro que me absorbería años después. Estando en los últimos tiempos de la EGB solía comprar lo que llegaba al quiosco de al lado de mi casa las publicaciones de una editorial ya desaparecida llamada MC Ediciones. Y entre ellas, además de Dan Dare, Rogue Trooper -llamada aquí Rogue, diablo del espacio– y una selección de 2000AD, destacaba la cifi punk de Juez Dredd. Me flipaba el Juez Dredd, quizás el primer antihéroe que conocí, allá por los doce o trece años. Y de todas las historias de Dredd que leí por aquella época, no recuerdo si de la serie de MC o de la posterior que editó Ediciones Zinco, hay una historia que se me quedó grabada a fuego: la de los Jueces Oscuros.

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Los Jueces Oscuros son la clásica versión oscura del héroe protagonista. En este caso, tenemos a cuatro seres terroríficos provenientes de otra dimensión con unas versiones siniestras del traje de los Jueces del futuro distópico de Mega City Uno. Estos cuatro seres, una mezcla libre de los Jueces con los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, aniquilaron a todos los seres vivos de su mundo de origen en base a un extraño silogismo: si todos los delitos los cometen los seres vivos, la vida es el origen de todos los crímenes, por lo que la vida es el crimen definitivo y la sentencia es la muerte. Y a eso se dedican Muerte, Miedo, Fuego y Mortis: a exterminar seres vivos por el simple hecho de estar vivos.

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Esta historia, que estaba flotando en mis recuerdos, fue reeditada en un tomo por IDW en 2015 y coloreada para la ocasión, dado que la edición original aparecida en las páginas de 2000AD era en blanco y negro. Tenemos aquí los tres primeros arcos argumentales en los que aparecieron los Jueces, escritos por John Wagner y Alan Grant con seudónimos varios, y dibujados los dos primeros por Brian Bolland, y el tercero con Brett Skreemer Ewins en su primera mitad. La parte de Bolland forma un todo bastante compacto, aunque la primera historia tenga como antagonista exclusivo al Juez Muerte y en la segunda aparezcan ya el resto de los cuatro Jueces. En el tercer acto, la Juez Anderson, auténtica protagonista de esta historia, relegando a Dredd a un papel secundario, viaja al mundo de origen de los Jueces Oscuros por motivos que se desvelan en la historia, teniendo un interés bastante menor pero dejando razonablemente cerrada la historia. Con el tiempo, volverían a aparecer -¡y se desvelaría que Muerte era el hijo de un dentista!-, pero es que son unos personajes demasiado molones como para que estén demasiado tiempo olvidados…

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Me preguntaba yo qué tal habría envejecido esta historia. No sería la primera vez que me reencontraba con una lectura de mi adolescencia y terminaba profundamente decepcionado… Pero, afortunadamente, este no ha sido el caso. En 2000AD no se escribía para el lector juvenil, los guionistas escribían las historias que les apetecía contar, todo ello regado con una buena dosis de mala leche punk -recordad, Inglaterra a finales de los 70 y principios de los 80- con figuras como Pat Mills y John Wagner al frente. Echadle un ojo al documental Future Shock, The Story Of 2000AD y sabréis de qué hablo.

El caso es que Los Jueces Oscuros, la parte que yo recordaba de Brian Bolland, sigue siendo una historia que mola tanto como recordaba. El dibujo de Bolland, aún no teniendo el nivel de detalle y la calidad que alcanzaría pocos años después, es de lo mejorcito que se publicaba en la revista por aquella época, el ritmo es frenético, y los personajes, héroes -bueno, eso- y villanos, tienen un carisma y un atractivo arrollador. Que sí, que no es una historia que venga a cambiar el lenguaje del cómic, ni tampoco lo pretende. Pero sí que es una de las obras más notables tanto del personaje como de su ilustrador. Y siendo un material que empezó a publicarse hace casi cuarenta años, que siga siendo recordado es por algo.