Llega Jóvenes Titanes a esta nueva línea editorial que ha ideado ECC para continuar algunas de sus series en arcos argumentales completos a modo de temporadas televisivas. Y de momento, no sé cómo encaja con las otras series, pero aquí les ha venido como anillo al dedo porque, a pesar de empezar con el número 20 de la serie, que hasta ahora se había estado editando en tomos cuatrimestrales, supone un absoluto reboot de alineación y autores. Comienza a seguir a estos personajes en Jóvenes Titanes Primera Temporada: A toda potencia.
De la alineación anterior solo se mantienen Robin (Damian Wayne) y Kid Flash (Wallace West). De los nuevos miembros solo conocemos a Red Arrow (Emiko Queen), mientras que los demás personajes son de nuevo cuño creados expresamente para la serie: Crush (Xiomara Rojas), una suerte de Lobo Jr. en femenino, cuyo padre parece ser el czarniano favorito de todos; Djinn, una genio de lámpara de 4000 años con forma de niña árabe; y Roundhouse (Billy Wu), un chico obeso y friki como él solo, con unos poderes que nos recordarán al mutante Bala de cañón.
El tomo abre con un número especial en el que veremos tres pequeñas aventuras de los miembros conocidos (Robin, Red Arrow y Kid Flash) y que acaba con la decisión de Damian de reclutar a los nuevos miembros del equipo. El cómo los recluta lo veremos ya en la serie regular, así como sus primeras misiones, aunque todo tiene de fondo una trama en la que parece haber un personaje misterioso dirigiendo a supervillanos en diversos golpes.
Lo primero que hay que decir antes de entrar en detalles es que por fin tenemos una serie en la que el listado de autores no es mayor que el de la cantidad de números incluidos en el tomo. De hecho, en estos ocho números más un anual hay cinco autores, pero tres de ellos se encargan exclusivamente del anual. De los otros ocho números seis están dibujados por Bernard Chang. Y todo el material incluido aquí está escrito por Adam Glass. Eso es ya todo un avance dado el rumbo que estaba tomando DC en series consideradas menores como Green Lanterns o Escuadrón Suicida. El tener a un equipo creativo más o menos estable es toda un regalo para el lector.
Entrando un poco más a la serie, Jóvenes Titanes siempre ha sido una serie dirigida a un público más joven y eso es algo que Adam Glass tiene muy claro. Tenemos a una alineación variopinta, con mezcla de personajes inocentes con malotes que den mucho juego en sus interacciones. Con el tiempo hemos pasado de esos cómis juveniles como la Patrulla-X de Claremont o los Nuevos Titanes de Wolfman y Pérez en los que predominaban conflictos de tipo emocional, bien sea por problemas personales, bien sea por relaciones amorosas entre ellos, a cómics como estos o los Campeones de Marvel, en los que se busca hablar en un lenguaje más acorde con los jóvenes, con tramas muy dinámicas, mucha acción y un humor donde destaca el punto rebelde y transgresor contra las normas en general. Y no podía faltar una referencia al Fortnite…
Así, tenemos a los malotes (Robin, Red Arrow y Crush), a los inocentes (Kid Flash y Roundhouse) y a Djinn que puede estar en cualquiera de los dos grupos, y que además parece esconder un secreto que sus compañeros no conocen. En cuanto al tema de las relaciones amorosas, se plantea un triángulo amoroso de una manera muy superficial, y del que supongo veremos más detalles más adelante.
Pero Glass plantea una trama central sobre la que van girando las diversas aventuras, y que me parece uno de los mayores aciertos de este volumen. Tenemos el plan de Damian de investigar sobre ese misterioso «el otro» y a partir de esa idea, van surgiendo diferentes aventuras y enfrentamientos contra supervillanos propios de la franquicia como Hermano Sangre o Gizmo. También hay uno de los números en los que se cuenta el pasado y origen de Crush, uno de los personajes, a pesar de lo estereotípico que parece, más interesantes de la nueva alineación.
En resumen, Jóvenes Titanes Primera Temporada: A toda potencia.
Una serie con un target evidentemente juvenil que, no obstante, los lectores más adultos que llevamos décadas leyendo este tipo de historias también vamos a poder disfrutar. Un volumen en el que se cuenta la formación del equipo y se plantea un primer acto de una historia que parece va a ocupar bastantes números dentro de la serie, y que va plantando semillas que van a permitir desarrollar diferentes subtramas con los miembros del equipo en los meses venideros.
Lo mejor: La estabilidad del equipo artístico. El personaje de Crush. Que Glass haya ideado una trama central que unifica las tramas. La sensación de equipo que todavía no está compenetrado.
Lo peor: Son historias muy inocentes y con un objetivo juvenil, por lo que cierto sector más adulto puede no conectar con ellos.