En no pocas ocasiones, el modo en que los lectores afrontamos una obra influye en el juicio que hacemos de la misma. Y tal vez esté pecando de poner la venda antes de la herida, pero es que cuando llegamos a un tomo de tapa dura con los nombres de Tom King y Mitch Gerads, las expectativas toman un cierto punto de partida que le va a poner las cosas difíciles a Joker/Batman: La carta ganadora.
Es normal que tengamos una cierta predisposición cuando nos acercamos a la nueva obra del equipo que nos dio El Sheriff de Babilonia, Mr. Milagro o Batman: Un mal día – El Acertijo. Además, por mucho que a priori no tendría nada que decir, el formato en el que se nos presenta una historia también condiciona en cierto modo la manera en que la recibimos. Al fin y al cabo es especular, pero probablemente no habríamos encajado igual esta historia en su formato original americano seriado y es que ver en esa portada de cartón duro los nombres en grande de Batman, Joker, Tom King y Mitch Gerads muy posiblemente nos sitúa en la casilla de salida en la que partiríamos para leer cualquiera de las otras obras citadas de esta pareja creativa.
Evitemos malentendidos, Joker/Batman: La carta ganadora es un buen tebeo porque sus autores siguen siendo de lo mejorcito que tiene la industria hoy por hoy, pero sus aspiraciones y planteamiento no son los que tenían, por poner un ejemplo, en Mr. Milagro. Para entender esto, una de las cosas que habría que tener en cuenta es que no se trata de una serie autónoma o una novela gráfica, sino que se publicó por entregas como parte de la antología Batman: the Brave & the Bold, como también lo haría Superman: La orden de la lámpara negra.
El otro factor importante a ser tenido en consideración es que no se trata de una historia original, sino un retelling de la primera historia donde Bill Finger, Jerry Robinson y Bob Kane nos presentaban al Joker en el Batman #1 de aquel lejano 1940. Joker/Batman: La carta ganadora viene a ser la versión extendida y revisada en 112 páginas de aquellas 13 que abarcaba aquella otra que llevaba por título simplemente The Joker.
Un misterioso asesino anuncia a sus víctimas el día y la hora a la que van a morir y da igual las medidas que la policía tome, porque morirán con una siniestra y desencajada sonrisa en su cara. Toda una mitología nacería desde aquí definiendo el universo de Batman como tal vez nunca otra historia anterior lo había hecho. Ahora Tom King y Mitch Gerads lo exploran desde su particular prisma en Joker/Batman: La carta ganadora.
No es la primera vez que se vuelve a esta historia. Hace cerca de dos décadas, Ed Brubaker y Doug Mahnke nos brindarían El hombre que ríe. Sin embargo, en Joker/Batman: La carta ganadora la intención no es tanto expandir la historia, rellenar huecos y responder preguntas como en esta, sino ahondar más en las partes que desbordan la trama.
Hay un hincapié en la atmósfera terrorífica y preternatural y todo en el tebeo va a ir dirigido a enfatizarlo, tanto a nivel literario como gráfico. Con este objeto, indefectiblemente, lo primero es eliminar a Robin, que sí estaba en la historia original. En el mismo sentido, añaden un extra de asesinatos, truculencia y violencia explícita. Incluso el propio Batman es mucho más cruel. Hay un esfuerzo manifiesto en inhumanizar al caballero oscuro y al príncipe payaso.
Para el Joker, verdadero protagonista de la historia, incluso se crea un recurso a medio camino entre lo gráfico y lo literario sólo para él. Ya sabemos del vicio de Tom King por la profusión de texto en off y, sin embargo, en Joker/Batman: La carta ganadora todo es diálogo directo a excepción de las palabras del Joker. Para estas se crean unas cartelas a la imagen del cine mudo, que además de remitir a la película El hombre que ríe, que sirvió de inspiración al Joker, deja sus diálogos como en un nivel distinto de realidad, que contribuye a alimentar el ambiente aterrador de malsano misticismo. Hay un interés evidente en hacer de Batman y el Joker dos figuras extraterrenales y, de la relación entre ambos, algún tipo de arquetipo mítico. No es este un enfoque inexplorado, pero en este caso hacen de ello el eje central de la historia.
También es cierto que con todo esto, Joker/Batman: La carta ganadora es un acercamiento mucho más atractivo y adecuado a la sensibilidad del lector del siglo XXI que la historia del año 40, pero tampoco creo que haya aquí nada que no estuviera en la original rascando un poco más allá de su cobertura de simpleza naif. Ya había algo cruel e inquietante en aquel número uno de Batman y los ochenta años posteriores de historias del Joker son la prueba. No hay tampoco aquí nuevas lecturas relevantes, como mucho un intento de dar algún tipo de estructura — la gran obsesión de King — al caos de Joker y un remozado de historia de psychokillers a modo de lavado de cara para el lector contemporáneo.
Con todo, por más que tengamos aquí a un King contenido con el texto en off — no así con el diálogo directo — Joker/Batman: La carta ganadora es tal vez más que ninguna otra un catálogo de los tics y vicios de la pareja creativa. Es como si al estar trabajando en una historia más pequeña y menos ambiciosa faltara todo el trabajo previo de enfoque y planteamiento más allá de la historia de primer plano. Sigue siendo el producto de la obra de dos grandísimos autores, pero se echa de menos esa implicación extra, esa chispa que sí hemos visto en otras de sus obras. Tenemos aquí unos King y Gerads eficaces, incluso impactantes, pero no geniales. Ni guionista ni dibujante sorprenden ni nos dan aquí nada que nos nos hubieran enseñado antes, lo cual en este tándem, que siempre trata de darle una nueva vuelta de tuerca a sus trabajos, resulta un tanto decepcionante por más que nos brinden un producto al que pocos más peros se le pueden poner.
La sensación al terminar Joker/Batman: La carta ganadora es que para lo que nos aporta, tal vez no habría merecido la pena volver a esta historia cuya mística luce mucho más entre líneas que al descubierto por más emperifollada que nos la pongan King y Gerads, que además terminan cayendo en el juego, ya un tanto trasnochado, de igualar a Batman y Joker. Insisto en que este dúo creativo sigue estando a uno de los niveles más altos que podemos ver en el mainstream actual, sólo que tal vez esta vez no han sido capaces de rebasar su propio listón.