Es bastante conocida la historia de Jerry Siegel y Joe Shuster, que es usada a menudo además cuando se trata hablar de los derechos de los creadores casi como un ejemplo aleccionador de los límites a los que puede llegar la industria. Es muy posible que hayamos oído hablar alguna vez de aquellos 130 dólares que cobró la pareja creadora a cambio del icono más grande jamás creado en la industria del cómic: Superman.
La historia de Siegel y Shuster es Historia y cuando hablamos de los cómics puede que estemos hablando de uno de los acontecimientos más importantes jamás ocurridos. Julian Voloj y Thomas Campi se embarcan con Joe Shuster: Una historia a la sombra de Superman en un proyecto que es el fruto de varios años de investigación para mostrarnos a un Joe Shuster sumido en la pobreza y casi ciego que nos cuenta su historia a cambio de una comida caliente.
A modo de flashback asistimos a sus primero pasos, su relación con Siegel, la llegada de Superman, el éxito y la decadencia. Hablamos de Historia, pero también de toda una vida con alegrías, dramas, injusticias, recompensas, desengaños y un poco de todo.
Superman es el icono definitivo de los llamados valores americanos y es también el símbolo viviente de la industria del cómic, ya que sin él nunca habría sido la misma tal y como la conocemos. Con él empezaron los superhéroes, los comic books y toda la maquinaria del negocio de los cómics más allá de las tiras de prensa. Es por eso que al leer esta obra de Voloj y Campi, podemos ver de algún modo la profunda ironía oculta tras el hombre de acero. Por un lado, la figura americana y protestante por antonomasia surgió de la mente de dos judíos hijos de inmigrantes y en el caso de Joe Shuster, nacido en Canadá. Por otro lado, el gran icono de la justicia y la protección de los desfavorecidos fue el pilar sobre el que se cimentó una industria leonina que sobreexplotaba a sus trabajadores y les negaba cualquier reconocimiento. Una industria de prácticas mafiosas e incluso vínculos con la mafia real. Sin que sus autores lo supieran, al final Superman resultó ser un icono de los valores americanos mucho más completo de lo que pretendieron.
Bajo el prisma de Shuster y con el repaso a su propia vida seremos testigos de la Historia dentro y fuera de los comics. Asistiremos a ese instituto de Cleveland donde se conocieron Siegel y Shuster. Sobrevolaremos las influencias previas como Buck Rogers, Flash Gordon, El Zorro, La Pimpinela Escarlata o John Carter. Nos toparemos con figuras fundamentales como Jack Kirby, Will Eisner, Jerry Robinson, Bill Finger, Bob Kane, Joe Simon, Stan Lee, Neal Adams, Mort Weisnger, Otto Binder y muchos otros. Visitaremos otras obras de estos dos creadores como Henri Duval, Doctor Occult, Radio Squad, Federal Men, Spy o Slam Bradley. Y por si no fuera suficiente, nos sobrará tiempo para conocer los días oscuros de La seducción del inocente de Whertam, la demanda por plagio a la Fawcett por el Capitán Marvel o el estreno de la película de Superman.
Pero más allá de los cómics, la vida de Siegel y Shuster también nos ubicará en los juegos olímpicos del Berlín nazi, la Segunda Guerra Mundial, la creación de Israel, el macartismo, el surgimiento del arte pop… Superman se tornará en cierto modo en testigo inmortal de la Historia.
Quizá por usar el prisma de Joe Shuster, el relato es mucho más benévolo con él, que se nos muestra apocado, sumiso y víctima pasiva de las circunstancias en oposición a un Jerry Siegel mucho más ambicioso, impulsivo e inconformista. Siegel parece ser la energía arrolladora de Superman, pero parece que su alma noble proviniera de Shuster.
Julian Voloj se decide a seguir con la onda reivindicativa de su obra anterior, Ghetto Brother, y repite la narración en primera persona que utilizara en esta historia sobre el nacimiento del hip hop y los conflictos raciales de finales de los 70 en Nueva York. Quizá esta estructura, donde en muchos casos las viñetas son ilustraciones que acompañan a un texto en off, puede provocar cierta rigidez y la falta de pausas a modo de fin de capítulo lastra hasta cierto punto el ritmo narrativo en algunos momentos. Sin embargo, Thomas Campi se adapta hábilmente a la estructura y sabe sacarle jugo. Los últimos años han sido fructíferos para el italiano, ya que tras una larga carrera sin apenas títulos publicados en España, recientemente lo hemos podido ver en Gente corriente, Magritte: Esto no es una biografía o este mismo libro.
La mayor parte de Joe Shuster: Una historia a la sombra de Superman sucede en forma de flashback y para ello Campi suprime la línea negra dejando todo el trabajo a las acuarelas. Puede ser que así el dibujo pierda algo de fuerza, pero todo apunta a un movimiento deliberado hacia un estilo cercano al de Edward Hopper, un exponente del Realismo americano que desarrollaría parte de su obra de forma contemporánea al de Siegel y Shuster. Tal vez para el público europeo pueda pasar por alto, pero en los USA sin duda aporta un extra de ambientación francamente genial y crea además supone un punto referencia perfecto para producir contrastes cuando se integran dibujos al estilo de Shuster.
Joe Shuster: Una historia a la sombra de Superman viene complementado por una bibliografía y una colección de notas que redondean el tomo y lo convierten en un documento integral.
En más de un siglo de vida, la propia Historia del cómic está repleta de historias interesantes que se pueden contar en viñetas y el tándem formado por Voloj y Campi ha escogido la que podría ser la más grande. Si no conoces esta historia, no se me ocurre mejor documento y si ya la conoces, la verdad es que es un placer constatar cómo la Historia de los cómics puede suponer una fuente casi inagotable de relatos que contar.