Es la hora de las tortas!!!

Es la hora de las tortas!!!

iZombie Integral

iZombie Integral
Guion
Chris Roberson.
Dibujo
Mike Allred, Gilbert Hernández, Jay Stephens, J.Bone y Jim Rugg.
Color
Laura Allred.
Formato
Cartoné, 680 págs, color, 16x24 cm.
Precio
53,50€.
Editorial
ECC Ediciones. 2019.
Edición original
iZombie #1-28 USA, House of Mystery Annual #1-2 (DC, Vertigo).

iZombie fue una serie atípica dentro del sello Vertigo. Acostumbrados a obras sesudas y dejando claro que son obras orientadas a un público adulto, cuando uno echaba un vistazo a las páginas de sus primeros números, se podría muy fácilmente pensar que se trataba de una serie juvenil, y el dibujo de Mike Allred tampoco ayuda a quitar esa sensación. Fue una de las últimas series de la Vertigo de Shelly Bond y Karen Berger, y sin duda, cuenta con la personalidad de las grandes series del sello. En 2015, tres años después de su último número fue adaptada como una serie de TV para el canal CW, que tras cinco temporadas, acaba de finalizar su emisión en EE.UU. ECC Ediciones edita ahora toda la serie completa en el tomo iZombie Integral.

La premisa inicial de la serie gira alrededor de Gwen Dylan, una chica que trabaja como sepulturera, pero que en realidad es una zombi que necesita comer cerebros al menos una vez al mes para evitar descomponerse. Pero cuando Gwen ingiere dichos cerebros absorbe los recuerdos de su portador original, e intentará terminar aquellos asuntos pendientes que haya podido dejar antes de morir, como despedirse de seres queridos o resolver las extrañas condiciones en las que hayan podido morir. Para ello, cuenta con la ayuda de Ellie y Scott. Ella es una fantasma sin cuerpo que solo puede ver aquellas personas que ella decida, mientas que él es un hombre lobo Terrier, inocente y muy muy friki.


A pesar de lo arriesgado de sacar toda la serie en un solo tomo omnibus, me parece una decisión muy acertada, porque iZombie no es una serie al uso, no solo para Vertigo como decíamos antes, sino en general. La historia es de Chirs Roberson, conocido por sus series de Cenicienta para el universo Fábulas o de algunas  historias de Hellboy, junto a Mike Mignola. Es muy interesante leer el epílogo escrito por el autor al final del tomo, en el que cuenta la historia de la serie: cómo surgió y cómo fue aceptada por la editorial y acabó encontrando un dibujante tan ilustre para una serie ideada por un guionista al que por aquella época no conocía demasiada gente. Es interesante no solo por la historia, sino porque además nos permite enterarnos de cómo funciona el trabajo de un editor y hasta qué punto es capaz de influir. Me parece muy curioso cómo Shelly Bond acabó haciendo que la idea fuera presentable a Karen Berger y cómo convenció a Allred haciendo que la serie estuviera ambientada en su pueblo natal y haciéndolo co-creador de la misma.

iZombie tiene una estructura muy atípica, en la que los primeros números sirven para la presentación de los personajes pero, debido a la gran cantidad de ellos que hay, esa presentación se extiende prácticamente hasta el número ocho de la serie. De ahí que me parezca tan acertada su edición en tomo integral, porque de haberse publicado en cuatro tomos, como se hizo inicialmente en EE.UU., el primero podría haber dejado a muchos lectores sin suficiente gancho para mantener la inversión en continuarla. Y ojo, en ningún momento es aburrida, pero la trama de verdad no arranca hasta bien avanzada la serie. En el lado negativo, el hecho de estar publicada en un solo tomo hace que su precio sea elevado y que muchos dejen de acercarse a ella por no atreverse a invertir sin saber si les va a gustar lo suficiente.

Igual que ese ritmo que tiene puede ser un handicap para algunos lectores, también creo que es una de sus mejores bazas, puesto que Roberson y Allred se permiten presentar con toda tranquilidad a los secundarios, que no son pocos: Tenemos a Gwen, Ellie y Scott, pero también se nos presentan a Horacio y Diógenes, que son un par de agentes de la Corporación Fossores, una especie de cazadores de monstruos; o John Amon, motor de toda la historia, con un apellido muy egipcio…; Nemia y su grupo de vampiresas; el abuelo de Scott, con quien mantiene una relación familiar difícil; o Galatea, una misteriosa mujer con un peinado muy peculiar. Roberson dedica los primeros números a ir presentándonos a todos los personajes, y no se molesta en plantar impactantes cliffhangers que puedan enganchar al lector, sino que prefiere ir atrayendo por perfilar muy bien a cada uno de los grupos.


Lo que más me ha gustado de la serie es el inteligente planteamiento que hace Roberson para justificar todos los monstruos que desfilan a lo largo de los veintiocho números de serie: plantea los conceptos de infraalma y supraalma. La infraalma es como la parte inconsciente de la persona y la supraalma la consciente, de modo que una infraalma sin cuerpo es un poltergeist, y una supraalma sin cuerpo un fantasma; un cuerpo solo con supraalma es un vampiro, mientras que un cuerpo solo con infraalma es un zombi; y por último, una supraalma que entre en otro cuerpo es un tropo (incluyendo hombres lobo y similares) y una supraalma que parasite otro cuerpo es un poseído. Con ese planteamiento tan ordenado justifica todas las criaturas que vemos en la serie, y le da un sentido y una lógica.

Así, la historia va creciendo, y no dejan de aparecer personajes, como nuevos fossores, fantasmas, una banda de música con un papel fundamental en la historia o un grupo de monstruos gubernamentales que responden al nombre de Los Presidentes Muertos. Con estos últimos, por ejemplo, Roberson escoge la fórmula de dedicarle cuatro páginas al final de cada número a partir del número 13 contando su historia paralela hasta el momento en que convergen con el resto de personajes. Y es que es una serie muy coral. Pronto la premisa de resolver conflictos de los portadores de los cerebros que come Gwen se difumina, y da paso a una trama mucho más compleja, con una deidad al más puro estilo Lovecraft que amenaza con acabar con el mundo conocido. Y llegados a ese punto, como tenemos a tantos personajes, Roberson ya cuenta con un buen número de tramas que ir combinando, las líneas argumentales de algunos de esos personajes, que hacen que no de pie a tener que meter relleno en ningún número.

Es más, ahí radica uno de los problemas de la serie, y es que llega un momento en que nos ha presentado tantos personajes, que algunos de ellos desaparecen sin desarrollar sus tramas, como en los casos del grupo de vampiresas, o de Tricia, la hija de una mujer cuyo cerebro se ha comido Gwen. Ahí se nota la falta de oficio en ese momento de Roberson, porque creo que llega a írsele un poco de las manos. Y más, leyendo su epílogo en el que cuenta cómo se quedó con tramas por contar por tener que contener todo en esos 28 números. Tal vez, más que una serie más larga, debería haber contenido un poco el número de personajes por presentarnos.


Al menos, no se le llega a ir lo suficiente, y cuenta con un final muy bien planteado desde un primer momento, todo se dirige hacia él, y tiene el tempo exacto, sin dar la sensación de estar improvisado ni alargado en exceso, otro de los motivos por los cuales me parece acertada la edición en un solo tomo. Una vez entras en la serie, tiene una factura de historia cerrada en lugar de una serie abierta.

En cuanto al dibujo, ¿qué decir de Mike Allred a estas alturas? A mí me encanta este dibujante, y creo que su estilo encaja perfectamente con el tono de los personajes. Es una serie «muy Allred», aunque precisamente el hecho de tener a un guionista como Roberson hace que sea mucho más contenida y que no se le llegue a ir de las manos en locura como sí me sucede en Madman. El guionista buscaba un dibujante de trazo limpio y le trajeron al mejor… Sí me ha llamado más la atención el trabajo de su esposa Laura en el color, siendo una serie que se prestaba mucho a ese color tan pop de Estela Plateada de Dan Slott o la misma Madman. Y sin embargo es un color muy contenido, que centra sus esfuerzos en aportar una tonalidad de piel diferente a cada criatura, e incluso dentro de cada clase, aportar su propio tono, de manera que Gwen tiene su propia tonalidad, diferente a la del resto de zombis. Hay cuatro números de los veintiocho que están dibujados por autores invitados: Gilbert Hernández, Jay Stephens, J.Bone y Jim Rugg. Suelen encargarse de números en los que se presenta la historia de alguno de los personajes secundarios.

Sobre  la serie de TV, tengo que reconocer que no me enganchó, solo toma la idea de absorber los recuerdos de los cerebros para resolver casos para hacer un procedimental con el caso de la semana, pero aunque algunos de los personajes están ligeramente inspirados en los de la serie original, no tenemos a Scott ni Ellie, y por no tener, no tenemos a Gwen, sino que tenemos a Liv Moore. En lugar de sepulturera trabaja en una morgue, y todo se apoya en la idea de resolver casos. Por tanto, no tenemos ni tramas de entidades mitológicas, ni todo el sistema de criaturas con infraalma o supraalma…


En definitiva, iZombie Integral.

Una serie diferente, original y con un desarrollo poco habitual. Supongo que la serie de TV puede servir de reclamo y captar la atención de gente que no lo conocía, pero poco tiene en común con esta, salvo la capacidad de absorber recuerdos comiendo el cerebro de un fallecido, y ni siquiera es la base de la serie, y acaba descartándose como motor de la historia pronto… Para los fans de Mike Allred, es de las series en las que da rienda suelta a toda su imaginación y puede diseñar criaturas de todo tipo, aunque todas tienen una base de la cultura popular clásica, con ligeras variaciones, de los monstruos de toda la vida (vampiros, Frankenstein, hombre lobo, momias…). ECC edita los veintiocho números en uno de sus integrales de tamaño reducido que en anteriores reseñas he comentado que me parecen perfectos. Hay muchas voces en contra de este formato «jibarizado» pero personalmente lo encuentro mucho más manejable y con un peso más asumible que con tamaños más grandes, y la diferencia de tamaño no es tanta como para que suponga un perjuicio para la serie.

Lo mejor: Los conceptos que plantea. La cantidad de personajes que manejan. Allred, siempre. Es una historia muy contenida.

Lo peor: Algunas tramas quedan algo olvidadas. Llega un momento en que parece que la serie se le ha podido ir de las manos a Roberson, aunque consigue retomar las riendas.