Es la hora de las tortas!!!

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Iznogud. 33 historietas de Goscinny y Tabary

Iznogud. 33 historietas de Goscinny y Tabary
Guion
René Goscinny
Dibujo
Jean Tabary
Formato
Cartoné. 29,5 x 23 cm. 232 páginas. Color
Precio
28,95€
Editorial
Salvat . 2023
Edición original
Serializado originalmente en las revistas Record y Pilote

Desde que comenzaron a escribirse o pintarse historias en la noche de los tiempos, los héroes han dominado las narrativas. Desde Gilgamesh a Superman, paladines del bien capaces de todo tipo de proezas y estoicos ante las adversidades han sido los protagonistas de las más grandes historias. En el cómic esto es incluso más sangrante y sea Superman, Popeye, el Príncipe Valiente o Son Goku, son tantos que hasta resulta cansino. Y lo peor es que muchas veces, sin sus respectivos villanos, sus historias serían un peñazo. Por eso resulta refrescante cuando de vez en cuando uno de ellos, como Iznogud, cambia las tornas, se adueña de las historias con su propia cabecera y cosecha una popularidad que rivaliza con la de ese otro hatajo de don perfectos.

Iznogud. 33 historietas de Goscinny y Tabary

No se puede ser más villano que Iznogud. Lo lleva en el propio nombre en el primero de muchos juegos de palabras de su guionista, el mítico René Goscinny. Iznogud es mezquino, codicioso, traicionero y no demasiado listo, pero tiene ese carisma especial de un tipo muy concreto de villano. Me refiero a ese villano como el Will E. Coyote de la Warner, el Pierre Nodoyuna de Hanna Barbera o el Moriarty del Sherlock Holmes de Miyazaki. Hablamos de esos villanos cuya misión consiste en insistir tenazmente en sus tretas para fracasar cómicamente una y otra vez y eso que Iznogud es probablemente el menos listo de todos ellos.

De este tipo de historia van a ser cada una de las 33 que conforman este tomo que nos trae ahora Salvat. De algún modo, por más repetitivo que pueda ser el esquema, hay algo retorcido que hace que no nos cansemos de verlos meter la pata constantemente, reírnos de ellos y regodearnos… y convertirnos así nosotros también un poco en villanos. Y es que con esto hay otro fenómeno curioso en este tipo de malvados. Por un lado nos divierte verlos fracasar con insistencia, pero de algún modo también nos identificamos con ellos. ¿Quién no ha odiado alguna vez al Correcaminos? Y no me digáis que el idiota del califa Harún Al- Panzón no es también un poquito odioso.

Iznogud. 33 historietas de Goscinny y Tabary

En cualquier caso, sabemos que por más que una y otra vez intente ser el califa en lugar del califa, una y otra vez Iznogud naufragará en su empeño. Y puede que sea un esquema repetitivo, pero al igual de los dibujos del Coyote y el Correcaminos que citábamos, apela a ese morbo que sale ganado tanto si el malo se sale con la suya como si fracasa. Aún así han pasado sesenta años de estas historias y que la fórmula es reiterativa es un hecho, pero no hay que olvidar que muchas de ellas se publicaban en las revistas Record y Pilote en pequeñas píldoras de entre dos y diez páginas y estaban concebidas para ser leídas así. Devorarlas recopiladas en álbumes individuales ya es forzar un poco la repetición y más aún si como en este tomo, Iznogud. 33 historietas de Goscinny y Tabary, se recopilan las historias de los cuatro primeros álbumes, de modo similar a como hizo en su día Trilita.

En cualquier caso, la fórmula de la repetición también aporta ciertos recursos propios que son más complicados con otro tipo de estructuras. Saber que la premisa inicial de cada historia será la misma y que siempre acabará de un modo similar, en desastre y con un ese tipo de gag tan específico, nos permite caminar por terrenos conocidos y ayuda a que nos fijemos en los mil detalles de fondo: los juegos de palabras que son la pesadilla de cualquier traductor, la visión irónica de la sociedad de la época e incluso cambiar casi de género y poder acudir a la fantasía sin que siga siendo 100% una historia de Iznogud.

Y por más que incida en la reiteración, Iznogud. 33 historietas de Goscinny y Tabary no deja de ser una recopilación de 7 años de historietas y se puede advertir una evolución tanto a nivel de guion como en los dibujos de Jean Tabary. No es solo que depure líneas o formas, sino que va introduciendo pequeños experimentos con las elipsis y permitiéndose jugar más, aunque sea de manera sutil.

Iznogud. 33 historietas de Goscinny y Tabary

Originalmente este eterno ciclo llegaba a tal punto que una historia podía acabar con Iznogud vendido como esclavo, en el quinto pino o convertido en a saber qué y al siguiente episodio empezaría de nuevo como si nada de eso hubiera ocurrido. Es por eso que este tomo tiene una peculiaridad. En 1994 se publicaría Les retours d’Iznogoud, un álbum donde Jean Tabary y su hijo Nicolas crearían una serie de historias cortas volviendo a aquellos cabos sueltos. Estas historias bautizadas bajo el epígrafe de Las vueltas de tuerca de Iznogud han sido reunidas en este volumen e intercaladas junto a las historias de las que continúan y son fácilmente reconocibles — además de por el epígrafe — por un cambio evidente en dibujo y color, ya que fueron realizadas casi 30 años más tarde.

Y es que ya son más de 50 años de publicación de Iznogud en España. Después de comenzar a publicarse por entregas en varias revistas como Gran Pulgarcito, Mortadelo, Fuera Borda o El Pequeño País, arrancaría su edición en álbumes por parte de Grijalbo, la más longeva, entre 1977 y 1995. Ya con el cambio de siglo, Planeta haría una nueva edición y fue Trilita en 2015 quien se lanzó con los integrales, llegando a publicar cinco de ellos. Iznogud. 33 historietas de Goscinny y Tabary recupera este tipo de integrales con un material muy similar al primero de Trilita, aunque ampliado y con extras. Complementa la edición una entrevista a Plantu, caricaturista en Le Monde y creador de Sarko, mezcla a partes iguales de Iznogud y Nicolas Sarkozy.

En total, son 232 páginas de las tribulaciones de este visir pelota, falso, rastrero y traidor, que pese a todo, sigue siendo del todo entrañable.